Después del verano

Por Joan Jordi Abentín

Mi primer articulo aquí fue el diciembre pasado. Y decía eso de: “Ahora es navidad, nosotros estamos celebrando mientras a fuera muere gente”. Hoy he pensado lo mismo pero en versión verano. Como ciudadanos del primer mundo, vamos a la playa, comemos un helado, algunos se van de vacaciones…, siempre es lo mismo. ¿Y cuáles son nuestras preocupaciones? Quemarnos con el sol, que el helado es caro o que hace una calor de narices. Y seguramente podría ser peor.

Hoy en nuestro país, el tema estrella es lo de los restos de Franco y las banderas. Continuamente vemos como el panorama social se centra en eso pero hay un problema bastante más grave donde hay personas en juego y nadie dice nada.

Normalmente siempre escribo porque veo alguna cosa que me hace pensar y reflexionar. Sobretodo lo segundo. Después paso un rato pensando y saco alguna conclusión. Hoy, en cambio, la reflexión ha venido a mí: hablando con una persona que había estado en los campos de refugiados, teníamos una conversación sobre estos. A la persona en cuestión, cuando habló de sus vivencias allí me dejo completamente en blanco, ya que las palabras que decía eran simplemente impresionantes. Al acabar de leer me di cuenta que se ha de seguir concienciando con este tema.

Hoy en nuestro país, el tema estrella es lo de los restos de Franco y las banderas. Continuamente vemos como el panorama social se centra en eso pero hay un problema bastante más grave donde hay personas en juego y nadie dice nada. Miles de ciudadanos del mundo mueren día a día y ningún señor con corbata da una solución clara. ¡NI UNO!

De hecho, estos señores con corbata se dedican a poner más aceite en el fuego. La coalición Naranja-Azul ahora se ha convertido en la cuna de la xenofobia y el racismo. Y eso es cierto. El otro día vi un sondeo que decía que los españoles tienen como mayor problema la inmigración. Lo “gracioso” es que quienes tienen la desgracia, no son los que les vienen unas personas huérfanas de país a su ciudad, sino son esas que han de irse de su barrio porque les tiran bombas o hay miseria. Y esto es así de triste. Necesitamos llegar a la gente y empezar a ponernos todos nosotros en el lugar de los pobres refugiados que tienen que irse a un exilio más real que cualquier otro.

Refugiados sirios caminan al anochecer hacia la frontera entre Serbia y Hungría, en Roszke, el 30 de agosto de 2015. (Reuters)

Con esto vuelvo al principio. Muchos se quejan continuamente que no tenemos nada, que no tenemos dinero, que no tenemos la comida de marca ni la ropa… Hasta otros dicen eso de: “Que mierda de vida”… Si que hay cosas que tenemos que mejorarlas y hay que sudar para lucharlas sabiendo que tenemos una probabilidad de éxito pequeña. Pero de ahí ha decir que la vida es una mierda… Que le pregunten al niño sirio sin familia del campo de Idomeni si la nuestra lo es o expliquémosle a la chica afgana o iraní de oinofyta a ver como se ríe de nosotros.

No quiero hacer un articulo diciendo que no nos podemos quejar de las cosas porque “otros” estén peor. No me conformo con lo que tenemos. Pero sí quiero hacer este artículo para no hacer de nuevo el error que acabo de hacer en la primera línea. Esta gente migrante que se va de su país ha arriesgarlo todo no son “otros”. Son “nosotros”. Son personas y como persona forman parte de una comunidad mundial. La comunidad del 99% donde estamos todas y todos. Donde formamos parte los que tenemos que luchar para ser alguna cosa. Los que nos cuesta llegar a fin de mes cómodos o los que casi no podemos pagar una tasa universitaria. En este 99 % también están los que marchan de su casa por culpa de un sistema de capitalista que se creo -según algunos- para construir y lo que hace es destruir. Un sistema donde la cultura de que el débil se ha de joder forma parte del orden del día.

Hay que seguir concienciando. Y la verdad, esas reflexiones como la que he podido leer hoy ayudan. Y creo que será muy difícil, pero de alguna manera se tiene que empezar. Y ah, no arreglaremos el mundo con twits.

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