Derrota de la extrema derecha en las elecciones legislativas de Francia ante el avance de la izquierda

un buen resultado para la izquierda podría llevar a que la Asamblea Nacional nombre a Mélenchon primer ministro, confrontando la presidencia de Macron

Por Adrián Juste / Al Descubierto

Este pasado domingo 12 de junio se celebró la primera vuelta de las elecciones legislativas en Francia, unos comicios que ya auguraban cierto giro en el panorama político francés. Y así ha sido finalmente con el empate técnico entre la lista del presidente Emmanuel Macron, reelegido en las pasadas presidenciales, y el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, al tiempo que la extrema derecha de Marine Le Pen queda relegada a una tercera y discreta posición.

Así, la lista Juntos, que agrupaba a varios partidos de centro y de centro derecha como La República En Marcha, el Movimiento Demócrata, Actuar, Territorios de Progreso, Horizontes, Partido Radical y En Común, liderada por la primera ministra Elisabeth Borne, obtuvo el 25,75% de los sufragios. Por su lado, la Nueva Unión Popular Ecologista y Social, que incluye a partidos izquierdistas como Francia Insumisa, el tradicional Partido Socialista, el Partido Comunista Francés, Los Verdes y ¡Juntos! entre otros tantos, obtuvo el 25,66%.

Esto implica un debilitamiento de Macron, ya que en las elecciones legislativas de 2017 obtuvo el 32,3% de los sufragios en primera vuelta, mientras que Mélenchon, obtuvo el 11,04%, si bien la suma de las fuerzas políticas que han integrado esta vez su candidatura obtuvieron el 25,5%.

Por otro lado, Agrupación Nacional, la candidatura de Marine Le Pen, obtuvo el 18,68% de los sufragios, que la dejaron lejos del segundo puesto, constatando la tendencia observada ya en las pasadas elecciones presidenciales, si bien sigue implicando una mejora sustancial en comparación a procesos electorales anteriores: en 2017, Le Pen obtuvo el 13,20% de los sufragios.

En cuanto al resto de candidaturas, la coalición Unión de la Derecha y el Centro liderada por el diputado Christian Jacob, creada alrededor de Los Republicanos, el que fuera el principal partido de derecha conservadora de Francia, obtuvo un 13,63% de los votos. Se sigue ahondando así también en la caída descomunal de los partidos tradicionales franceses (de hecho, el Partido Socialista se presentó junto a Mélenchon tras los resultados desastrosos de las presidenciales): en 2017, sacó el 21,56%, siendo la segunda fuerza política más votada en la primera vuelta.

En quinto lugar ha quedado ¡Reconquista!, del ultraderechista Eric Zemmour, con el 4,24% de los votos. El polémico líder sigue en descenso después de haber rozado la segunda posición en las encuestas de las pasadas presidenciales.

El futuro de Francia se juega en la segunda vuelta

Así, al tenor de estos votos y de varios sondeos, la candidatura de Macron podría obtener entre 275 y 315 escaños. Por su parte, la de Mélenchon podría obtener entre 155 y 190, consagrándose como primera fuerza en la Asamblea Nacional francesa, y siendo estas unas proyecciones a la baja. Y es que, los diputados en Francia se eligen por distritos electorales por mayoría, lo que provoca que la primera fuerza obtenga casi siempre una mayoría absoluta en la cámara legislativa. Podría darse el caso también de que Macron tenga mayoría simple, pero no alcance la mayoría absoluta, lo que le obligaría a pactar cada medida.

No obstante, un buen resultado para la izquierda podría llevar a que la Asamblea Nacional nombre a Mélenchon primer ministro, confrontando la presidencia de Macron. Además, estos resultados relegan a la extrema derecha al ostracismo con una previsión de entre 10 y 25 asientos.

En consecuencia, la segunda vuelta, que se celebrará el 19 de junio, terminará por decantar quién gobernará Francia durante los próximos cinco años, condicionando la agenda política de Macron: o bien el presidente mantiene su mayoría absoluta (lo que auguran los principales sondeos), o bien gana pero es obligado a pactar con otras fuerzas, o bien la coalición de izquierdas se hace con el ejecutivo (poco probable pero posible).

Este último caso, la denominada cohabitación (presidente y primer ministro de distinto signo político), solo se ha dado una vez en la historia, entre 1997 y 2002, cuando hubo un presidente conservador, Jacques Chirac, y un primer ministro socialdemócrata, Lionel Jospin.

El reto de Macron es aprovechar su posición moderada para atraer a votantes de todo el espectro político, pero también es cierto que Mélenchon podría aglutinar todo el voto protesta. Esta estrategia le ha servido hasta ahora contra la extrema derecha, pero Mélenchon no provoca tanto rechazo como Le Pen, y su candidatura ha sabido integrar también a fuerzas moderadas, como el propio Partido Socialista. Si bien Macron parte con ventaja, está en un contexto poco favorable en estos momentos.

Por otro lado, la abstención sigue batiendo récords en Francia, con un 53% en estas elecciones y que suele aumentar en la segunda vuelta, lo que precisamente perjudica a la izquierda. Precisamente, el votante medio de Macron es el que más suele movilizarse a la hora de votar, lo que le da también cierta ventaja.

Sea como fuere, los resultados de estas elecciones legislativas en Francia marcan un antes y un después en el panorama político del país, y quien sabe si estamos asistiendo al futuro político que nos espera en Europa, o bien se trata de una rara avis de la cual sacar importantes lecciones.

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