La implementación de los fondos privados de pensiones avanza de manera encubierta y silenciosa con la aprobación de la socialdemocracia y la burocracia sindical.
Tanto, su masividad y tenacidad, como su determinación y duración y, sobre todo, su excepcional unidad demuestran que no se trata de una movilización como las habituales.
Sin un salario y un empleo dignos no podremos tener unas pensiones dignas. Hay que decir basta a los convenios que no aseguran el empleo y no incrementan los salarios ajustados a la inflación.