México | Decepción institucional

Por Miguel Carranza Guasch

Conforme mi estancia en México aumenta en número de días me doy cuenta de que la idiosincrasia de este país hace inevitable o mejor dicho hace imposible un cambio, un cambio real que se necesita desde las instituciones para poder aspirar a un mínimo cambio, un mínimo cambio que puede dar mayor justicia social, mayor equidad y menores diferencias sociales.

Como  “aperitivo” a la justificación de esta cada vez mayor decepción institucional, podemos simplemente nombrar el caso del senador Javier Corral, aspirante a la dirigencia del Partido Acción Nacional y que ha sido desplazado, contra todo pronóstico perdió las elecciones internas de su partido y es que, en este caso vemos que es la única voz crítica, refractaria en el congreso de la unión y que ha sido marginado dentro  de su propio partido, a lo mejor como consecuencia del famoso “whig”, o látigo característico de la disciplina interna de los partidos tradicionales.

Así, llegamos al nuevo IEEPO, la institución educativa de Oaxaca que tanto presumía hace unos días de dejar de ser el viejo IEEPO,  institución a la que duró pocos días la legitimidad pues en cuanto se dieron los nombramientos  directivos, hubo una serie de casos en los cuales había dirigentes sin título alguno,  lo que generó que los medios se hicieran eco de este hecho, desde el equipo de comunicación social se asesoró al Director General escudarse en decir que no se encontraba en la ley la exigencia de un título académico a directivos de la institución educativa, pero qué redundancia el hecho de que la  institución que se encarga de mejorar la educación de un estado que se encuentra en los máximos índices de rezago educativo contrate a personas sin titularse – como docente,  sé muy bien que cuando algún alumno no se titula es por varios factores pero principalmente dos la desidia y la pereza – además entre muchos otros casos similares encontramos el caso de los famosos aviadores, los aviadores son aquellos trabajadores del estado que nunca se presentan a su puesto y sin embargo cobran, abonados a estos y a los anteriormente mencionados tenemos un índice de personal no necesario o que no cumple con un perfil más ad hoc a la situación y al puesto que van a desempeñar.

Así, viene el meollo del asunto, la decepción institucional, y viene a raíz del “así son las cosas”, “así funciona aquí”, expresiones que, dejen de lado ustedes la mediocridad, justifican los actos vandálicos e injustos del sistema, y es que eso es lo que ha sucedido, he sido una víctima del sistema, sistema al que todos acusan de sus injusticias pero caen en la hipocresía al justificarlo con un “así son las cosas aquí”.

Porqué les expongo esto dirán mis lectores, a raíz de un accidente vehicular sufrido por un servidor hace ya tres semanas, sufrí todo tipo de acoso de los medios hasta que me culparon de “amenazar de muerte” a un empleado de un diario local, cosa que, escuchando el audio se hace más que patente que dicha amenaza no existió (disponible en polígrafodigital.com), y entre todo tipo de profesionales, desde abogados hasta comunicólogos, descartaron cualquier tipo de amenaza, mientras un policía con casco de gel no escuchó nada más que amenaza, y esta difamación hacia mi persona me costó mi trabajo, viendo cómo un directivo de “máximo” nivel cedía al chantaje de un periódico, curioso también el modo soberbio y cobarde con el que se me trató el día en que me presenté (a pesar del reposo exigido por el médico debido al fuerte accidente que sufrí) en la oficina del “jefe” para que viera la realidad, y tras hacerme esperar dos horas (con un aviso entre medias de su secretario diciendo “salió de la oficina”, a dónde fue dijimos mi jefe directo que me acompañó hasta el final consciente de la injusticia que estaba por cometerse, y yo, “no sé” respondió su cacarizo amigo, haciendo así, presente también la cobardía para que tras media hora más de espera terminara diciéndome que la decisión estaba tomada, apele a la ética de despedir a un trabajador convaleciente además de la ausencia de justificación, pero no hubo racionalidad en ningún momento, sólo prepotencia y maltrato digno de presentar ante derechos humanos, pero “así son las cosas aquí”

Sólo me queda reflexionar acerca de su real compromiso con la educación en Oaxaca, pues se defiende antes a gente que, cómo ya mencioné arriba no cumplen con un perfil institucional y de compromiso, sino  más bien de compadrismo, lo indefendible se defiende, y a mí, junto a mi dignidad se me apartó desde la exacerbada labor del departamento de comunicación social (área encargada de desmentir calumnias y/o difamaciones hacia el personal), con lo que se aprecia una precaria, por no decir cacariza Dirección de este nuevo Instituto, “nuevo” que funciona como el antiguo régimen priísta, en el que las envidias, y los despidos injustificados sean pan de todos los días porque “así son las cosas aquí”.

Mi decepción aumenta, porque ese modo de pensar se ha hecho parte del lenguaje común mexicano, hace unos días, en mi convalecencia (inmovilidad de todo el brazo derecho y fisura en costillas) vino  a visitarme un amigo que ha trabajado en instancias gubernamentales y que, como la mayoría de los mexicanos hace tan suya la frase “así son las cosas aquí”, me contaba de lo que “le obligaron a hacer”, firmando papeles donde se justificaban comidas de hasta 60,000 pesos!, y me decía, “así son las cosas”, y me recordaba una frase política muy famosa, sólo que adaptada al sistema de corrupción mexicano “en la política hay que comer caca”, por  lo que me di cuenta que no sólo justifican la corrupción con esa frase, sino que la descontextualizan totalmente, para dar otra mirada a la política, y es que, cuando esa frase se acuñó, la “caca” a la que se referían, no era la de “robar” y justificar robos, sino al hecho de que algo bueno para la mayoría podía ser malo para una minoría, pero ese es otro tema.

Por el momento ahí lo dejo, sigo invitando a la desconfianza en las instituciones, uno nunca sabe para quién trabaja, ni la racionalidad de las decisiones gubernamentales en México, también concluir que en México se intenta proteger a los periodistas, pero ¿quién protege al ciudadano de las mentiras, difamaciones y calumnias de los periodistas?, invito a reflexionar acerca de la “celebración” que se llevará a cabo en breves días, pues hay que considerar varias cosas, la naturaleza existe en todos lados, las playas y demás bellezas naturales no existen por tener una u otra bandera, el nacionalismo de hoy en día, del siglo XXI es sentirse orgulloso de su país por los servicios que da, por su compromiso con la ciudadanía a la que se debe, ¿México te procura como ciudadano?

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