De cuando manos limpias y tinta sucia

Por Hernán Tiseyra

A riesgo de no saber explicarme o lo que es más factible aún, que no se entienda ninguna de ambas hipótesis, me dispongo a plantear dos casos que hoy día están en boca de todos y a hacer una pequeña comparativa para demostrar similitudes atroces que escapan a primera vista.

Manos limpias:

Luis Pineda, presidente de Ausbanc nos asalta en las portadas de los periódicos de todo el país asomando su patita de zorro encargado del gallinero.

Entre sus quehaceres, extorsión, amenazas, pertenencia a organización criminal, fraude en las subvenciones, estafa y administración desleal (todo dicho presuntamente) paseaba su careto por España y Sudamérica pavoneándose como gran empresario y defensor de los débiles.

Con un entramado de empresas y la inestimable ayuda de “Manos limpias” (el entrecomillado indica su más que dudosa limpieza) este falso hombre de Sherwood se dedicó a extorsionar y amenazar a empresas, bancos y cuanto ser humano se negaba a pagar por sus servicios.

El trato era sencillo y a la vez deplorable “o me das dinero, o te hundo el negocio. Y si no encuentro temas sobre ti, me los invento. Y santas pascuas” como se pudo escuchar en una de las grabaciones aportadas al juez Pedraz.

Pineda junto con Miguel Bernad desarrollaron por toda España el “Foro de la Justicia” al que invitaron a jueces, magistrados y fiscales de los principales órganos de la judicatura, incluida la Audiencia Nacional, el Tribunal Supremo y el Consejo General del Poder Judicial, realizando conferencias y seminarios (muy bien pagados), que Luis Pineda utilizaba luego para publicar en sus revistas fotografías de su presunta influencia judicial y así atemorizar a bancos y cajas.

Tuvieron que pasar más de dos décadas, en las que llegó a facturar más de diez millones de euros anuales, para que recientemente se descubriera un secreto a voces más que conocido por banqueros de todo el país pero que nadie se había atrevido a desenmascarar.

Tinta sucia:

A raíz de unos, desafortunados (como mínimo) comentarios del líder de Podemos, Pablo Iglesias Turrión, en los que personificaba las críticas sobre las líneas editoriales de los medios de comunicación, en la persona de un simple redactor del periódico “El Mundo”, haciendo notar que es necesario establecer límites deontológicos en cuanto a la ética periodística, comenzó a hacerse oír desde diferentes medios un rechazo total a la crítica porque “resulta ofensiva hacia la labor que desempeñan los periodistas y supone un ataque a su profesionalidad”.

Si bien es cierto que la función de los periodistas en incidir y fiscalizar la tarea de los políticos (entre otros) y la de éstos NO es la critica a la forma en que los medios realizan su labor periodística, cabe señalar que esta relación bilateral es totalmente desequilibrada, ya que más de una vez, se han publicado mentiras (muchas de ellas absurdas) con el fin no solo de desestabilizar al nuevo y creciente partido, sino también de hundir la reputación y honorabilidad de los miembros del mismo.

Recordemos simplemente algunas portadas:

Manipulaciones que intentar vincular a Podemos con ETA

Encuestas pagas para favorecer tendencias de otros partidos

Falsos informes sobre el partido, su financiación

Pero no solo Pablo iglesias fue blanco de los ataques realizados por los medio, también la alcaldesa Manuela Carmena  o Iñigo Errejón recibieron sin miramientos las mentiras impresas

Caso aparte es el del “periodista” y director de OKdiario Eduardo Inda, tan mediático como difamatorio y sospechoso de cuanta patología se conozca contra Podemos, amén de sus amistades (poco claras).

Veamos algunos ejemplos

Pero quizás el peor de los ataques de los medios de (des)información viene “auspiciado” por el propio gobierno nacional en manos de un partido estructuralmente corrupto, que beneficia económicamente a quienes manipulan e inventan información contra Podemos.

Incluso algunos hasta tienen un componente de «humor»

Y si por las buenas los periodistas no acatan la orden dada…

Existe mucho más que se podría decir, como el nuevo proyecto de ley para que los periodistas no puedan usar zoom y sacar fotos en la honorable(?) cámara de Diputados y Senadores

No sea cosa que los pesquen jugando al Candy Crush o amenazando

Ante semejante panorama los medios de información se resisten a ser criticados (como si fuesen inmunes) y se unen ofendidos ante tal “calumnia” del señor Iglesias , pero a la vez no fueron capaces de levantar un dedo ante las purgas en TVE1, los ERES de El Mundo, la destitución fulminante de Cintora y Paloma Gómez Borrero y la inmensa cantidad de amenazas vertidas por políticos en el poder, y hoy se niegan a abrir un verdadero y sano debate sobre los límites de las “opiniones” y la ética periodística en pos de la veracidad, aunque ello conlleve un revés monetario y de financiación por parte de quienes buscan más el lucro que la honorable tarea de ser, ojos, oídos y voz de un pueblo tan necesitado de honestidad.

Y hete aquí mi hipótesis  comparativa.

  1. Luis Pineda, Ausbanc y Manos limpias cobraban dinero a cambio de no publicar mentiras, falsedades y medias verdades distorsionadas para literalmente “hundir” y desprestigiar a entidades o personas. Algo deleznable, tipificado en el código penal y totalmente criticable y reprochable por el entero de nuestra sociedad.
  1. Al igual que Manos Limpias, ciertos sectores de la prensa y el periodismo (que son subvencionados por intereses económicos y políticos) y sus líneas editoriales trazadas cruzando transversalmente la ética, son utilizadas para hundir (por dinero y poder) a empresas, personas, partidos políticos o entidades si es que estas no acatan sus “negocios”

A unos los juzgará un magistrado competente y dictará sentencia, mientras que los otros tendrán la absolución del olvido y la insignificante pero real crítica en algunas redes sociales.

Al menos intentemos tener memoria, esa particular facultad que nos previene de seguir cometiendo los mismos errores del pasado.

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