Por Eduardo Montagut
Mientras el New Deal del presidente Roosevelt es muy conocido, no ocurre lo mismo con el Fair Deal. Pero, teniendo en cuenta su importancia en la Historia de los derechos y políticas sociales, conviene que le prestemos cierta atención.
Debemos partir del hecho que el Fair Deal fracasó, en cierta medida, pero no por ello no merece su estudio y conocimiento porque nos informa de muchas cuestiones sobre la época en la que se intentó implantar.
Fair Deal es un término que alude a la política interior del presidente Truman. Significa en castellano, “trato justo”. Después de la inesperada victoria electoral de Truman, su Administración diseñó un ambicioso programa de política social mucho más avanzada que el establecido en el New Deal de su predecesor. Se pretendía introducir mejoras en la materia de los derechos civiles, prácticas justas en el empleo, en la educación, en la sanidad pública, en prestaciones sociales, abordar un plan de viviendas de protección oficial para las familias de rentas más bajas, y controlar los precios de alquileres y subsidios agrarios. En el plan se preveía la garantía del pleno empleo, y el aumento del salario mínimo. Se trataría, en realidad, de la construcción de un estado del bienestar, y de intentar adecuar una economía de guerra en otra de paz. El programa fue presentado al Congreso en enero de 1949.
Los enemigos de este vasto y ambicioso proyecto eran muchos entre la clase política norteamericana, en ambos partidos. Se formó una coalición de republicanos y demócratas conservadores del Sur que bloquearon la mayoría de las medidas presentadas para su aprobación en el Congreso. Ese estado del bienestar era demasiado radical para el hiperliberalismo económico norteamericano.
Por otro lado, no ayudaron mucho para sacar adelante esta legislación los escándalos que salpicaron a algunos miembros de la Administración, ni la invasión comunista de China sobre Corea con la consiguiente guerra. Truman salió muy debilitado de todo este clima político pero, al menos, consiguió sacar adelante algunos avances en materia de alojamiento y seguridad social. El presidente Lyndon B. Johnson recuperó gran parte de este espíritu cuando puso en marcha en 1964 el programa de la Great Society. Llama la atención en la Historia que dos presidentes menos populares frente a sus antecesores y ambos siendo vicepresidentes que accedieron a sus primeros y respectivos primeros mandatos por muerte de sus presidentes, como fueron Truman frente a Roosevelt, y Johnson frente a Kennedy, sean menos valorados cuando ambos se empeñaron, enfrentándose a poderosos obstáculos, en diseñar el modelo de estado del bienestar norteamericano.
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