Cultura | Colonialismo e imperialismo

Por Eduardo Montagut

En este trabajo pretendemos comparar y establecer diferencias entre el colonialismo de la época moderna con el imperialismo de la era industrial.

La industrialización en el siglo XIX y el enorme desarrollo tecnológico de Europa, especialmente en la época de la Segunda Revolución Industrial, provocaron la separación del mundo en dos grandes polos: los países industrializados y los no industrializados. Los primeros terminaron por imponerse sobre los segundos, que quedaron bajo su dependencia directa o indirecta. La Europa industrial, gracias a su vitalidad demográfica, su superioridad industrial, técnica, comercial y financiera impuso su modelo económico, sus valores e ideales, así como su cultura a gran parte del mundo.

El término de imperialismo comenzó a emplearse en el vocabulario político y periodístico en la década de los años noventa del siglo XIX para designar un nuevo fenómeno imperante en ese momento. El imperialismo se definiría como el sistema en el que la política, la economía y la cultura de gran parte del mundo se organizan en función del dominio de unos países sobre otros, siendo la culminación del colonialismo iniciado en los siglos XV y XVI.

Pero ambas formas de dominación colonial fueron muy distintas. Los viejos imperios coloniales estuvieron ubicados principalmente en América, mientras que los nuevos imperios coloniales del siglo XIX se centraron en Asia y África. Las antiguas colonias habían sido de asentamiento y los emigrantes habían creado sociedades que pretendían ser similares a las europeas, frente a las nuevas colonias que fueron, sobre todo, territorios de ocupación, donde una minoría europea no se mezclaba con la autóctona y ejercía el control político y económico. Por otro lado, si el ritmo de ocupación había sido lento y limitado en el pasado, en el siglo XIX la rapidez fue la tónica general. Por último, las posesiones coloniales de la época moderna dieron lugar a escasos conflictos en comparación con los desarrollados con el imperialismo del siglo XIX, con guerras constantes, ya que la expansión colonial se había convertido en un objetivo fundamental de la economía y la política de los países industrializados. Estos conflictos se convirtieron en uno de los factores que condujo a la Gran Guerra.

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