Cuba desarrolla cinco vacunas distintas contra el Covid-19 y el bloqueo impide que pueda administrarlas

El gobierno de Miguel Díaz Canel necesita unos 20 millones de jeringas para completar la vacunación de su población

Por Javier F. Ferrero

Parece que el cambio de presidencia entre Joe Biden por Donald Trump en Estados Unidos no modificó la política hostil hacia Cuba y en detalles como el que hoy contamos puede verse la crueldad de un bloqueo que ya dura demasiado: 60 años.

El viernes pasado el director adjunto del Instituto Finlay de Vacunas (IFV), Yuri Valdés Balbi, dijo en una sesión del Parlamento realizada en el Capitolio del centro habanero: “Hay que decir que nosotros no hemos vacunado a más cubanos porque no hemos tenido los recursos para hacer más vacunas, para que el mundo esté claro”. Balbi denunció que la campaña para inmunizar a la población no avanzó lo deseado “porque no hemos tenido los recursos, porque esos recursos han sido bloqueados”, tal y como relata Página 12.

El histórico y lamentable bloqueo impide a La Habana obtener insumos básicos para hacer más vacunas para avanzar con mayor rapidez en la inmunización de sus 11,33 millones de habitantes. Las jeringas para aplicar las vacunas son imposibles de conseguir ya y Cuba necesita unos 20 millones para completar la vacunación de su población.

Lo paradójico es que el país socialista desarrolló cinco vacunas distintas hasta ahora sin poder hacerse de ese insumo básico para aplicarlas. Son las Soberana 01, 02 y Plus, producidas por el IFV y también las llamadas Abdala y Mambisa, concebidas en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología. Pese a todo Cuba prevé vacunar al 70 por ciento de sus habitantes para agosto, cerca de que finalice el verano en el hemisferio norte.

«El bloqueo mata»

«El bloqueo mata, tu solidaridad mata al bloqueo», es el lema de una campaña internacional que ya organizó la ayuda para conseguir las jeringas. Incluso las organizaciones estadounidenses Saving Lives Campaign, Global Health Partners y US Women and Cuba Collaboration se propusieron recaudar dinero para enviar más de tres millones de inyecciones.

Donald Trump tomó más de 240 medidas contra Cuba durante sus 4 años de mandato, entre ellas:

  • Eliminó los cruceros a Cuba por parte de compañías norteamericanas.
  • Restringió los vuelos de las aerolíneas norteamericanas a solamente el Aeropuerto Internacional «José Martí» de La Habana.
  • Cesó las operaciones de la Western Unión.
  • Restringió las remesas a Cuba (todas estas medidas también afectaron a los cubanos residentes en EE.UU. o ciudadanos cubano-norteamericanas)
  • Sancionó a empresas cubanas en el exterior.
  • Persiguió a cualquier tanquero que transportara gas licuado o petróleo a Cuba

Los principales pretextos fueron que el dinero «sostenía» a los militares cubanos y el apoyo del gobierno cubano al gobierno venezolano. Se calcula que estas medidas afectaron por primera vez en más de 5.000 millones de dólares a la economía cubana.

Los Estados Unidos de Biden mantienen la misma cantidad de sanciones que había aplicado Trump durante su mandato (1917-2020). El gobierno demócrata de Estados Unidos repite con papel calcado las injerencias históricas en los asuntos internos de Cuba y sin embargo, Cuba, desde que el virus se expandió, destinó a 1.238 profesionales de la salud en 21 países de América Latina, el Caribe, África, Asia e incluso Europa. Porque Cuba cumple con el mundo, aunque el mundo abandone a Cuba.

EEUU y el «bloqueo» a Batista

El embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos hacia Cuba  fue impuesto sobre la venta de armas por primera vez durante el régimen dictatorial de Fulgencio Batista. Sin embargo, esto no acapararía el interés internacional al tratarse de una dictadura y los tratos de la democracia con el fascismo no tenían cabida, aunque siempre impera la ley del dinero y el país norteamericano sacó mucho provecho de Cuba en ese tiempo.

La Habana estaba llena de casinos, prostitución, tráfico de drogas al servicio de organizaciones criminales estadounidenses, policías corruptos y políticos elegidos de manera fraudulenta.​ Batista estableció relaciones duraderas con el crimen organizado, en especial con mafiosos estadounidenses como Meyer Lansky y Lucky Luciano.

Bajo el gobierno La Habana llegó a ser conocida como «Las Vegas Latina», en donde se llegó a otorgar licencia de juego a cualquiera que invirtiera un millón de dólares estadounidenses en un hotel y doscientos mil en una nueva discoteca,. El gobierno proporcionaba fondos públicos para la construcción de los casinos, una exención fiscal de diez años, y  no se aplicaba los derechos sobre los equipos importados y muebles de los nuevos hoteles. Cada casino pagaría al gobierno 250 000 dólares por la licencia más un porcentaje de las ganancias.

Earl T. Smith, exembajador de los Estados Unidos en Cuba, declaró ante el Senado de los EEUU en 1960 que, hasta la llegada de Castro, el poder estadounidense sobre Cuba era tan grande que el embajador era el segundo hombre más importante después del presidente, e incluso más que él.

La llegada de Fidel Castro 

En diciembre de 1958 la debacle de la dictadura de Batista era ya inevitable. El gobierno estadounidense había preservado al dictador en el poder otorgándole aviones, barcos y armas de última tecnología como el napalm, pero en marzo de 1958 anunciaron que dejarían de vender armas al gobierno cubano.​ A finales de año impusieron el primer bloqueo: un embargo de armas, lo cual marcó el destino de la dictadura. Los únicos que apoyaban entonces a Batista eran los propietarios de tierras y empresarios cubanos que se había beneficiado económicamente de su dictadura.

El 28 de diciembre las milicias comandadas por el «Che» Guevara cambiaron el destino del país e iniciaron el decisivo ataque contra la ciudad de Santa Clara, llave del centro de la isla y último reducto antes de La Habana. El 31 de diciembre, cuando las tropas rebeldes tomaron el tren blindado que el gobierno había enviado para fortificar la ciudad, Batista decidió huir hacia Santo Domingo, huyendo en un avión a las 3:00 de la madrugada del 1 de enero de 1959, quedando el país virtualmente acéfalo y a cargo del general Eulogio Cantillo.

A la mañana siguiente, las tropas del Segundo Frente Nacional del Escambray comandadas por Eloy Gutiérrez Menoyo entraron a La Habana y al día siguiente llegaron las tropas del «Movimiento 26 de Julio» comandadas por Camilo Cienfuegos y el «Che» Guevara, tomando sin resistencia el regimiento de Campo Columbia y la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña. El 1 de enero, Fidel Castro llegó a Santiago de Cuba, declarándola capital provisional de Cuba y proclamando al magistrado Manuel Urrutia Lleó como presidente de la nación. Por el momento, el gobierno de Estados Unidos reconoció al gobierno revolucionario como legítimo, poniendo fin, tanto de jure como de facto a la dictadura de Batista.

El extremo bloqueo

La segunda vez que Estados Unidos bloqueó a Cuba fue en octubre de 1960, ya con Fidel en el poder, un elemento que no podían controlar de ninguna manera. Las expropiaciones de las compañías y demás propiedades de los ciudadanos estadounidenses en la isla,  derivados de acuerdos ilegales, por parte del nuevo gobierno revolucionario tras la derrota del dictador, fue la excusa para el bloqueo.

Este bloqueo inicialmente excluía alimentos y medicinas, en febrero de 1962 las medidas se endurecieron y las restricciones llegaron a ser casi totales. Muchas compañías estadounidenses o filiales de las mismas, declinan vender bienes a Cuba, por temor a ser sancionadas por el gobierno estadounidense.

Y no importó quién gobernase. En 1962, el gobierno demócrata de John F. Kennedy aplicó sanciones económicas totales contra la isla y desde entonces, apenas se ha cambiado nada en realidad, aunque la retórica diplomática para justificar el endurecimiento de este estado de sitio económico sí evolucionó con los años. Entre 1960 y 1990, Estados Unidos evocó primero el caso de las expropiaciones de sus empresas para justificar su política hostil hacia La Habana. Luego, Washington evocó sucesivamente la alianza con la Unión Soviética, el apoyo a las guerrillas latinoamericanas en lucha contra las dictaduras militares y la intervención cubana en África para ayudar a las antiguas colonias portuguesas a conseguir su independencia y a defenderla.

En 1992, bajo la administración Bush padre, el Congreso de Estados Unidos adoptó la ley Torricelli que recrudece las sanciones contra la población cubana y les da un carácter extraterritorial, es decir contrario a la legislación internacional, que prohíbe a toda ley nacional ser extraterritorial, es decir aplicarse más allá de las fronteras del país. Así, la ley francesa no se puede aplicar en Alemania. La legislación brasileña no puede aplicarse en Argentina. No obstante, la ley Torricelli se aplica en todos los países del mundo, por lo que, desde 1992, todo barco extranjero que entra en un puerto cubano se ve prohibido de entrar a Estados Unidos durante seis meses.

En 1996, la administración Clinton adoptó la ley Helms-Burton que es a la vez extraterritorial y retroactiva, es decir, que se aplica sobre hechos que ocurrieron antes de la adopción de la legislación, lo que es contrario al derecho internacional. La ley Helms-Burton sanciona a toda empresa extranjera que se instaló en las propiedades nacionalizadas que pertenecían a personas que, en el momento de la estatización, disponían de la nacionalidad cubana, violando el derecho internacional.

Siguiendo la estela de su padre, la administración de Bush hijo creó en 2004 la Comisión de Asistencia para una Cuba Libre, que impuso nuevas sanciones contra Cuba. Desde entonces, todos los habitantes de Estados Unidos puede viajar a su país de origen cuantas veces quieran, menos los cubanos. En efecto, entre 2004 y 2009, los cubanos de Estados Unidos sólo pudieron viajar a la isla 14 días cada tres años, en el mejor de los casos, con tal de que consiguieran una autorización del Departamento del Tesoro.

En 2012, durante la reunión anual de la Asamblea General de las Naciones Unidas, 188 países de 192 condenaron por 21 vez consecutiva las sanciones económicas contra Cuba. Nada ha cambiado en 60 años, ni demócratas ni republicanos han dejado de acosar con sus sanciones al pueblo cubano.

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