El intelectual Maurizio Lazzarato rescata, en su último libro, la potencia de la lucha de clases como motor verdadero de la historia y propone que las guerras que conmocionan al mundo sean el campo de disputa para los y las revolucionarias.
Por Leandro Albani / La tinta
Guerra o revolución. Porque la paz no es una alternativa, del sociólogo y filósofo italiano, Maurizio Lazzarato, es un dedo en la llaga de la geopolítica mundial actual, cruzada por la guerra en Ucrania, alrededor de la cual se dicen muchas cosas, pero algo queda (intencionalmente) de lado: que, en lo profundo de ese conflicto bélico, hay una lucha descarnada entre las principales potencias imperialistas que se disputan el planeta.
El libro, publicado este año por Tinta Limón, es un ensayo de poco más de 100 páginas que trae a la discusión conceptos e ideas que parecen fuera de moda; algo que desde la derecha se predica con respecto al socialismo, pero que, más preocupante aún, muchas corrientes de izquierda dejan por fuera de su praxis: la vigencia de la lucha de clases como fuerza que puja en las sociedades y la guerra como motor que el sistema capitalista utiliza para sobrevivir y continuar acumulando ganancias.
Lazzarato construye Guerra o revolución… desde la mejor tradición de los y las intelectuales polemistas, y críticas que florecieron hace algunas décadas atrás, donde hablar de marxismo o abordar a Lenin, su obra y sus acciones, no implicaba pedir permiso a nadie. Por esto mismo, el sociólogo italiano apunta sus palabras contra conceptos como “pacificación” o “paz”. En la introducción del libro, escribe: “El resultado de cincuenta años de pacificación es el desconcierto ante el estallido de la guerra entre imperialismo, sacudidos por la crónica, a merced de la opinión, sin un punto de vista de clase, porque las clases fueron descartadas, confundiendo la derrota de la clase obrera histórica con el fin de la lucha de clases. Por el contrario, esta se ha intensificado, incluso, ha recrudecido, pero ahora es conducida con un enfoque estratégico únicamente por el enemigo de clases”.
Sobre la “paz” que proponen quienes controlan el mundo, el intelectual italiano, que actualmente vive en Francia, asegura: “La ‘paz’ resultante es la que los vencedores imponen a los vencidos y es la continuación de la guerra de sometimiento por otros medios (la economía, la política, la heterosexualidad, el racismo, el derecho, la ciudadanía)”. Para Lazzarato, todo cambio radical está sintetizado en la consigna “expropiar a los expropiadores”, acuñada por el pensador alemán Karl Marx. Porque, en la actualidad -alerta el intelectual-, “se cree que se puede imponer lo ‘común’, las formas de vida emancipada, la producción de subjetividades, las políticas del deseo, sin pasar por el derrumbe de las expropiaciones originarias”.
Orbitando alrededor del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania (y detrás de esta, las fuerzas de la OTAN), Lazzarato rescata al leninismo como lente por el cual analizar el mundo de hoy y no escatima reflexiones para dejar en claro que la actual guerra no es entre democracia y autocracia, sino entre oligarquías económicas. Y ante esto, demanda a la izquierda que intervenga en la guerra para superarla y convertirla en un campo de batalla a favor de la revolución. Algo que, según el autor, es fundamental para desmantelar al capitalismo.
“Pero las guerras entre las potencias nunca se desarrollan sin la prolongación de las guerras de clase, las guerras de raza y las guerras contra las mujeres que cada Estado libra por su cuenta”, afirma Lazzarato. Y remarca: “El hecho es que los movimientos políticos contemporáneos se han desvinculado completamente de la tradición que situaba las cuestiones de la guerra y la revolución en el centro del debate y la acción política. Tanto es así que uno se pregunta si la mayor victoria de la contrerrevolución no ha sido hacernos creer que estas cuestiones han desaparecido para siempre cuando, en realidad, siguen siendo actuales”.
Otro punto a resaltar es el concepto de “Estado-capital” que propone Lazzarato, ya que, en vez de pensar estas dos entidades por separado, es analizado como “una máquina bicéfala” que “produce, ‘gobierna’, hace la guerra, aunque con tensiones internas, ya que el poder soberano y el lucro no coinciden. Se integran progresivamente, pero jamás se identifican”. De esta manera, el autor desbarata esa máxima del neoliberalismo que repele al Estado y cualquier referencia a lo estatal, ya que, en las páginas del libro, queda en evidencia que la estructura estatal actual es parte fundamental del sistema capitalista y su reproducción mortal.
El ensayo de Lazzarato deja algunas preguntas inquietantes flotando en el aire; la fundamental es: ¿qué tipo de paz queremos? ¿La que propone la modernidad? ¿La paz de los cementerios? ¿O una paz donde los y las condenadas de la tierra sean sus protagonistas principales?
En Guerra o revolución… se alerta de forma clara que el sistema que gobierna el mundo actual empuja -de forma cada vez acelerada- a la humanidad hacia un abismo final, donde confluyen la crisis climática y alimentaria, el racismo y el patriarcado, y la explotación del ser humano en su dimensión máxima. Pero si este panorama puede paralizar, los análisis de Lazzarato también proponen una esperanza (basada en la acción y el pensamiento) que nace entre tanta destrucción. Guerra o revolución… es un ensayo para despertar del letargo que construyen el posibilismo y el pragmatismo (tanto en su versión de derecha como progresista), e intentar barrer, de una vez por todas, esa amplia zona gris y fría que inmoviliza al mundo.
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