Cosas que respiran

Por María Villaluenga

Los animales no son cosas. Una afirmación tan evidente, y demostrada científicamente desde hace siglos, sigue siendo necesario repetirla. Y aunque sabemos que no son cosas, los tratamos como meros objetos en muchas, demasiadas, situaciones.

 Una de las más evidentes es cómo los hemos convertido en nuestros proveedores de carne, huevos y pieles. Son fábricas vivas que nos proporcionan estos productos en cantidades industriales, nunca mejor dicho… Para la mayoría, no tienen ninguna otra utilidad ni nada más añadido a su ser que producir lo que queremos. Lo de sentir dolor, estrés, sufrimiento, queda muy lejos de nuestra conciencia cuando se piensa en ellos como máquinas con pelo o plumas.

 El debate y las teorías de que sienten, en el aspecto más amplio del término, llevan dándose durante décadas. Se ha dejado en evidencia que esto es así, en mayor o menor medida según la especie, pero no puede negarse, con la ciencia en la mano. Con esto confirmado, el siguiente paso es mejorar la situación de estos seres vivos. Un trabajo que llevamos a cabo varias organizaciones, dentro y fuera de España, desde hace años.

Ejemplos de que los animales, sobre todo los destinados a consumo, son tratados como cosas y mercancía han ocupado la opinión pública en los últimos meses.

 Hace semanas, fuimos testigos de la angustiosa situación que estaban viviendo las 864 vacas atrapadas en el buque libanés Karim Allah, navegando durante meses por el Mediterráneo sin ningún puerto que lo aceptara. Partieron en diciembre del año pasado hacia su destino inicial, Turquía, para ser vendidas. La sospecha de que las reses podían estar infectadas de la enfermedad Lengua Azul hizo que fueran rechazadas, y comenzó así un periplo por aguas mediterráneas que se alargó hasta el pasado mes de febrero, en el que el barco atracó en el puerto de Cartagena y, tras inspecciones veterinarias, se procedió al sacrificio de todos los animales. El motivo principal, que tras todo este tiempo, no podrían ser vendidas de nuevo a terceros, a pesar de no haberse detectado la enfermedad que se temía. La normativa que se siguió fue la misma que se emplea en el trasporte de cualquier mercancía, esto es, que si es rechazada, debe ser destruida, sin tener en cuenta, en ningún momento, que se trataba de animales vivos, que han pasado una situación de estrés máximo y unas condiciones espeluznantes de desatención y abandono. Es inevitable pensar, por un momento, que somos nosotros los que vivimos esa situación, encerrados en un barco, sin rumbo ni atenciones mínimas. Ahí sí, podríamos empatizar un poco con estos animales.

Esta cosificación la vemos a diario en la cesta de la compra: los productos de origen animal provienen de animales destinados a cosumo, elegidos por nosotros. Un ejemplo claro y gráfico de cómo se usa un animal como máquina de producir comida son los huevos. Los huevos provienen de una gallina… Se necesitan miles de estas aves para llenar de huevos los lineales de los supermercados y, por esto, debe proporcionárseles las mejores condiciones de vida posibles en los escasos 2 años que van a «servir» (sirvan aquí ambas definiciones: estar al servicio y ser de utilidad). La producción de huevos cuenta con distintos sistemas, que vemos reflejados en forma de código en la cáscara. El código 3, producción mediante gallinas enjauladas, es el que tiene unos estándares de bienestar animal mínimos, según varios estudios científicos. Las aven viven toda su vida en el espacio de un folio, sin siquiera llegar a extender las alas. No pueden desarrollar sus comportamientos naturales básicos y esto les provoca un enorme estrés, así como problemas físicos derivados de la falta de movimiento. Entre otros muchos y variados problemas. Es un sistema rechazado por la comunidad científica. y la normativa europea de bienestar para animales destinados a consumo rechaza el confinamiento que provoque sufrimiendo al animal. Con todo esto, sigue siendo un sistema de producción mayoritario en España, con el 77% de las gallinas ponedoras enjauladas. Cifra muy alejada de la media europea, que se encuentra en torno al 50%. Se necesita voluntad institucional y compromiso de las empresas de distribución para eliminar progresivamente la producción con jaulas, es decir, el código 3 de los huevos.

También hay otros usos de los animales, como ropa. Los visones han copado portadas estos meses por su relación con el coronavirus. Animales infectados de coronavirus en varias granjas españolas. La Administración tomó como solución exterminar a todos los animales de cada una de ellas. Solución muy cuestionable, pero antes de eso, ¿no sorprende que, a día de hoy, siga habiendo granjas dedicadas a criar estos animales por el único motivo de utilizar su piel? El debate del alimento ni siquiera tiene aquí cabida. Pues sí, en España hay todavía 26 granjas de cría de visón americano, 24 de ellas concentradas en Galicia.  En Europa, el Gobierno de Dinamarca, primer productor de visón del mundo, ha prohibido la industria de piel de este mustélido, como mínimo, durante 2021, a raíz de la amenaza sanitaria que conlleva. De nuevo, España a la cola de Europa en medidas que influyen en el bienestar animal, ya que estas granjas siguen siendo legales, a pesar del estado en el que se encuentran los animales, y el riesgo que supone su hacinamiento y una concentración tan grande de individuos de esta especie, tan susceptible (por sus características) a la transmisión de la COVID-19. 

La semana pasada, quedó registrada una proposición de ley para modificar el Código Civil, de forma que los animales dejen de considerarse bienes muebles y pasen a considerarse seres sintientes. Es un gran avance que protegerá a los animales, como a las vacas atrapadas en ese buque, que no se habrían considerado mercancía. Pero sigue faltando más voluntad política para elaborar normativas que eleven los estándares de bienestar animal en los animales destinados a consumo. Esto nos beneficiará a todos, porque se ha demostrado, la UE está defendiéndolo actualmente, que el bienestar animal es una parte integral de la sostenibilidad, algo que nos afecta a todos los seres sintientes por igual.

1 Comment

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.