Por Domingo Sanz
Como son mayoría los que opinan que me pongo pesado cuando algo me motiva, debo aceptar que tienen razón. Pero ellos, que también la tengo yo, pues todos debemos ser leales a lo que nos pasa por la cabeza siempre que no perjudique a personas inocentes.
Por eso, como en las tres primeras ocasiones los escaños recibieron siempre derrotas por 21 a 0, y solo en la última se consiguió un dignísimo 20 a 1, acabo de enviar el siguiente correo electrónico, el segundo sobre lo mismo, que en esta ocasión habrán recibido más de 40 diputados y diputadas del Congreso siempre que, como es su obligación, abran su Bandeja de Entrada.
“Hola,
Si no me equivoco, el próximo Pleno al que usted deberá acudir, relacionado con el Estado de Alarma, se celebrará la primera semana de mayo.
Pocos días antes del Pleno anterior para lo mismo, que tuvo lugar el 22 de abril, una serie de personas nos dirigimos a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, para solicitar que cada diputado que tuviera que hablar, incluido el presidente del Gobierno, lo hiciera desde su escaño. Se trataba de evitar que el personal de limpieza tuviera que subir a desinfectar la tribuna cada vez.
Durante el desarrollo de ese Pleno supimos que nuestra petición había sido planteada por la presidenta Batet a todos los grupos parlamentarios, lo que también le debería constar a usted.
Por tanto, estoy convencido que le será fácil comprender, a usted, que ese día 22 de abril las personas que nos habíamos dirigido a la presidenta Batet nos sintiéramos profundamente decepcionados por el desprecio que usted, o la persona que hablara por su grupo parlamentario, manifestaron hacia la salud de trabajadores del Congreso con nombres y apellidos. Todos ustedes, excepto uno, priorizaron la irrelevancia de ocupar la tribuna para, inevitablemente, ensuciarla cada vez.
Únicamente el diputado Joan Baldoví tuvo la valentía de hablar desde su escaño. Quizás usted pueda recordar aún que comenzó su intervención diciendo: “yo haré caso a la presidenta y haré la intervención desde mi escaño”. Por cierto, la audiencia entendió perfectamente la exposición de Baldoví, aunque hablara desde su escaño, y algunas personas también comprendimos que, de esa manera, contribuía a que no aumentaran las desinfecciones de la tribuna del hemiciclo, que si no han llegado a las cien veces las superará esta semana, salvo que usted se una al diputado valiente en esta causa.
Ante el nuevo Pleno sobre el Estado de Alarma a celebrar esta primera semana de mayo, sirva la presente para reiterarle la petición de que todos los diputados realicen sus intervenciones desde sus escaños.
No estoy pidiendo nada excepcional ni que incumpla el Reglamento, pues así lo hacen ustedes durante los plenos de control al gobierno que se celebran los miércoles. Sin ir más lejos, hace tres días, el día 29 de abril.
2 de mayo de 2020. Atentamente. Domingo Sanz.
P.D. Supongo que se ha dado usted cuenta que me estoy refiriendo a personas como aquella a la que aplaudieron en el Pleno del 18 de marzo. Si por fin deciden convertir en hechos sus aplausos y no poner tantas veces en peligro la salud de los trabajadores que tienen más cerca, no aprovechen para recortarles el sueldo”.
Hasta aquí el texto que he enviado a los más de 40 diputados y diputadas del Congreso.
Le invito a usted, que está leyendo, a que reclame también si está de acuerdo. Las direcciones de correo electrónico de casi todos los diputados están en
http://www.congreso.es/portal/page/portal/Congreso/Congreso/Diputados/DipGrupParl
y puede dirigirse a quienes crea que merecen la pena para esta petición.
Como dice alguna de las frases que proliferan, “esta batalla también tenemos que ganarla”. Pero esta es contra sus excesos y su falta de respeto.
Es evidente que la salud del personal de limpieza del Congreso es un asunto que parece menor y que no ha merecido el interés de los diputados en las sesiones ya celebradas para el Estado de Alarma, salvo Baldoví en la del 22 de abril. Tampoco los grandes medios se hacen eco.
En cambio, ayer, 1 de mayo, sí conquistó las portadas digitales, y hoy las de papel, la concentración convocada por Díaz Ayuso en IFEMA, evidentemente contraria a lo establecido en el Estado de Alarma. El Gobierno también ha decidido investigar lo ocurrido.
La diferencia es que lo del Congreso y las prescindibles desinfecciones de su tribuna implica en esa vergüenza a todos los partidos, mientras que lo de IFEMA permite enfrentar a unos contra otros y, en particular, devolver a Casado la matraca que no para de dar con lo del 8 de marzo, aunque su partido también acudiera.
Ese diablo que se oculta en los detalles, más que infectar, envenena con el peor autoritarismo de los que “adornan” nuestra historia a todo aquel que, venga de donde venga, consigue acceder a cualquiera de los tres poderes estatales, tanto si se trata del ejecutivo en La Moncloa, del representativo en las Cortes o del judicial en los tribunales más importantes, se llamen Constitucional, Supremo o Audiencia Nacional.
Ayer también consiguió subir a algunas portadas, pocas y digitales, un maletín con 1.700.000 € viajando en 2010 desde La Zarzuela hasta Suiza en manos del entonces titular de esa vivienda.
Pero no hay problema: aunque Felipe VI se pusiera mañana mismo a disparar contra todo lo que se moviera en medio de la Gran Vía de Madrid o de la Diagonal de Barcelona, la derecha españolista seguiría defendiendo la Monarquía. Y el PSOE no se atrevería ni a invitar al rey para que se marchara.
¿O no es el miedo a que quien se ponga a asesinar sea algún armado con influencia en los cuarteles, y declare que lo hace para defender la monarquía restaurada por Franco, lo que impide el verdadero cambio?
En estas circunstancias, si usted fuera Europa, ¿aprobaría enviar dinero a un país endeudado hasta las cejas, pero incapaz de aprobar una ley urgente para expropiar la fortuna de Juan Carlos I y otra para convertir el Palacio de la Zarzuela en un museo?
Esto es España. Una Monarquía de urnas corruptas ocupada por personas que se han enriquecido en el delito gracias a que la ley les protege contra cualquier investigación o castigo, en un país que anuncia un futuro de pobreza y sin Catalunya. Solo porque aquí nadie es tan valiente como para resolver ciertos problemas, sean grandes o pequeños.
O, lo que es lo mismo, muy pocos “escaños” son capaces de levantarse contra una “tribuna” podrida, pero que a tantos presuntos cobija y que, a cambio, tanto la cuidan.
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