Los comunistas yugoslavos condenan en un comunicado la violencia de las fuerzas de la OTAN contra los manifestantes serbios que protestaban el 29 de mayo en el norte de la autoproclamada república de Kosovo.
Por Redacción NR
El Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia (NKPJ) y la Unión de la Juventud Comunista de Yugoslavia (SKOJ) condenaron la violencia usada por los efectivos de la OTAN para dispersar a unos 300 manifestantes de la comunidad serbia que el 29 de mayo se concentraron para pedir la destitución de los alcaldes de los municipios de Zvečan, Leposavić y Zubin Potok, al considerar que fueron elegidos en unas elecciones ilegítimas que se celebraron el 23 de abril y que contaron con menos del 4% de participación fruto del boicot de la ciudadanía serbia.
Los comunistas yugoslavos denunciaron la violencia de los miembros de la KFOR (fuerza internacional de la OTAN) contra los manifestantes serbios que intentaban impedir el acceso de los alcaldes a los edificios de esos tres municipios. El Partido Comunista considera que, a pesar de las declaraciones y las condenas públicas occidentales, esta acción represiva kosovar contó con el visto bueno de Washington, Londres y Bruselas.
«Los últimos acontecimientos en la provincia del sur de Serbia muestran por enésima vez que se trata de un territorio bajo la ocupación del imperialismo occidental, robado a la Madre Serbia», advierte la organización en el comunicado.
Los comunistas apuntan que desde el 9 de junio de 1999, la provincia meridional serbia de Kosovo y Metohija ha estado bajo la ocupación militar del imperialismo occidental a través de la OTAN, y que la comunidad serbia que vive en esa zona se ha convertido desde entonces en ciudadanía de segunda clase.
El NKPJ recuerda que tras la firma del llamado «Acuerdo de Kuman» se dio inicio a la ocupación de Kosovo y Metohija por parte de la OTAN tras la agresión de los países imperialistas occidentales a la República Federativa de Yugoslavia. Un acuerdo que obligó al Ejército Yugoslavo a abandonar Kosovo y cuyo territorio pasó a manos del pro-imperialista «Ejército de Liberación de Kosovo». Una maniobra apoyada por Estados Unidos, quien logró instalar la base militar más grande de la OTAN en los Balcanes: Camp Bondsteel.
El Nuevo Partido Comunista de Yugoslavia afirma que Washington, Londres y Bruselas ejercen una presión constante sobre Belgrado para que reconozca oficialmente la independencia del falso «Estado de Kosovo», al que los partidos comunistas y obreros del mundo se oponen firmemente. La formación destaca que este status atenta contra la paz, la estabilidad y la prosperidad en la región, y que tan solo responde a los objetivos expansionistas del gran capital.
El NKPJ enfatiza que «Kosovo y Metohija son una parte inalienable e integral de Serbia», y que los serbios son ciudadanos de segunda clase discriminados por las autoridades separatistas en Pristina. Los comunistas yugoslavos exigen la salida inmediata de las tropas de ocupación de la OTAN de la provincia del sur de Serbia y que esta región sea reincorporada a la patria serbia.
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