Comunistas británicos: el capitalismo no se puede reformar

En un artículo bajo el título «¿Feliz Año Nuevo?», los comunistas británicos denuncian la grave situación social que enfrentan los trabajadores de Gran Bretaña.

Por Oriol Sabata

El Partido Comunista de Gran Bretaña, de carácter marxista-leninista, asegura en un artículo publicado el 3 de enero que «no existe ninguna reforma que pueda permitir que este sistema hambriento de ganancias satisfaga las necesidades de los trabajadores».

La organización política advierte en su publicación que la crisis energética que vive el país no es una cuestión coyuntural vinculada a la guerra en Ucrania, sino que tiene que ver con la avaricia de los propietarios y los accionistas de las compañías privadas de gas.

«Los accionistas quieren un crecimiento eterno sin fin, una ganancia sin fin. Solo piensan en un beneficio rápido sin pensar en las consecuencias», señalan.

Esto, según apunta la formación, sitúa a la clase obrera británica «a merced del mercado energético, en manos de un pequeño puñado de personas que poseen los medios de calefacción, cocina o generación de electricidad».

Los comunistas consideran que el país perdió su soberanía energética tras la venta de las empresas del sector, anteriormente propiedad del estado, al capital monopolista.

«Así que aquí estamos hoy, donde nuestra capacidad de acceder a la energía está controlada por un grupo de personas que exprimen nuestros magros salarios», critican.

El Partido Comunista cree que una solución a corto plazo pasa por devolver los medios de producción a la propiedad pública sin compensación económica a los propietarios privados, teniendo en cuenta las ganancias que han obtenido durante todo este tiempo gracias a la infraestructura y al desarrollo financiado por los contribuyentes.

A largo plazo, añaden, hay que nacionalizar toda la industria: el acero, el agua, el transporte marítimo, el carbón, la vivienda, la agricultura, y el sistema sanitario, en manos de los capitalistas, que han maximizado sus ganancias a costa de explotar estos sectores.

«Necesitamos hacer que todas nuestras industrias y servicios sean de propiedad común, para que las decisiones puedan ser tomadas por los productores, los trabajadores, las mismas personas que se ven más afectadas, en lugar de que nuestras vidas se hagan añicos por decisiones tomadas a puertas cerradas por un grupo de parásitos no elegidos por nadie», dicen en el texto.

La organización argumenta que este sistema no se puede reformar y que no estamos ante una crisis pasajera, si no que se trata de la propia naturaleza del modo de producción capitalista, que a los largo de dos siglos y en ciclos de 8-12 años arroja crisis de sobreproducción.

«Sin un cambio revolucionario en la forma en que se establece nuestra economía, con sus masas de trabajadores pobres , produciendo socialmente las mercancías que unos pocos burgueses toman y usan individualmente, estaremos condenados a sufrir estas crisis una y otra vez», sentencian.

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