¿Cómo te gustaría que fuera el futuro?

Por Cynthia Duque Ordoñez

La globalización expande rápidamente los avances tecnológicos y también los efectos a ellos asociados sin que estemos preparados como sociedad para hacer frente a la era de la convergencia de las tecnologías digitales, físicas y biológicas o la denominada cuarta revolución industrial.

La última revolución industrial se caracterizó por la mundialización de los ordenadores y de la llegada de Internet, que permitió un increíble desarrollo para la mayoría de la población humana en nuestra historia desde los años 60. ¿Cómo fue posible? No se puede explicar por un único factor: en primer lugar acabada la II Guerra Mundial empieza la Guerra Fría y con ella la investigación en formas de comunicación mediante redes internas a espaldas del enemigo y así nace el correo electrónico. La guerra aunque no nos guste es la herramienta de los avariciosos para hacerse con el poder y riquezas ajenas y en la cual vence aquel que haya llevado a cabo una mayor inversión en I+D+i.

Las primeras revoluciones se caracterizaron por abolir los gremios, acabar con el artesano y crear una nueva clase de trabajadores asalariados, muy especializados en trabajos repetitivos (automatización del empleo). A partir de los años 60 se sumó el análisis de datos. Aquellos que desempeñaban estos puestos fueron llamados clase media. La clase media se caracterizaba por disponer de salarios medios fruto de la lucha de clases y de la acepción del capitalismo por moderar su hambre ante el miedo de que el fantasma del comunismo no solo recorriera Europa sino que se hiciera con el poder, y así hasta la actualidad el grueso de la población occidental pertenecía a la clase media, es decir, al centro no siendo ni pobres ni ricos. Obreros eso sí, pero con unas condiciones de vida mucho mejores que sus antecesores. Este miedo a la lucha de clases a partir de la desaparición del bloque del Este en los 90 ya es historia y con él la clase media empieza a ser dinamitada.

Hoy presenciamos cómo los trabajadores con mayor experiencia -aquellos que tenían mejores condiciones laborales y salariales- son despedidos en todo el mundo, la clase media característica de Occidente corre el riesgo de extinguirse porque el desempeño de trabajos especializados, repetitivos y de análisis de datos ha recaído en las maquinas. En trabajos mentales y técnicos no podemos competir con ellas, no cobran salarios, ni descansan, ni mucho menos se equivocan.

Los empleos que hoy llamamos medios en el futuro no existirán. ¿Qué pasará con aquellos trabajadores despedidos?

Las revoluciones industriales se caracterizan por destruir empleo, pero también por crearlo y en este caso el trabajo del futuro si no cambiamos nada será polarizado: por un lado, tendremos empleos de mayor formación, creativos en los que las máquinas serán herramientas para mejorar sus habilidades -por ejemplo, un cirujano operando con un brazo robótico- o destinados a dirigir y controlar los procesos desarrollados por las máquinas; y por otro lado, empleos repetitivos de baja cualificación que las máquinas no puedan hacer o para los que ellas no sean buenas como por ejemplo trabajos de cuidados, peluquería o riders, trabajos a los que puede acceder todo el mundo, pero hoy en día muy precarizados, en contra posición con aquellos trabajos de salarios muy altos en los que se requiera alta cualificación y solo al alcance de aquellos que puedan costearse esa formación.

Por consiguiente, aquellos trabajadores de clase media expulsados por el sistema solo tendrán tres salidas: la mayoría acabará en empleos de baja formación y solo los que tengan un nivel de estudios muy alto ocuparan los puestos de dirección, de diseño o creativos. ¿Pero qué pasaría si no aceptan empobrecerse o el sistema no los reabsorbe? Aquí aparece la tercera opción que algunos economistas empiezan a barajar, dotar a cada ciudadano de una renta universal, de modo que las necesidades básicas de aquellos que el sistema expulse quedarán cubiertas sin lujos, pero servirá de cortafuego a posibles insurrecciones contra un sistema económico que distribuye desigualmente la riqueza.

No parece que la automatización plena nos vaya a beneficiar a corto o medio plazo ni directa, vía salarios, ni indirectamente, a través de transferencias de capital procedentes del Estado del Bienestar que sostiene la clase media con el pago de sus impuestos.

¿Qué podemos hacer para evitar la polarización de la sociedad?

Los trabajadores del futuro que en estos momentos se encuentran formándose será los mayormente afectados, aunque no podemos determinar una fecha exacta para la plenitud de la cuarta revolución industrial debido a que la expansión del fenómeno avanza con más rapidez que en otras ocasiones. De modo que en primer lugar deberemos analizar cómo es nuestro modelo educativo y si éste va a ser capaz de adaptarse al nuevo periodo histórico.

El modelo educativo tradicional de los últimos dos siglos ha primado la especialización en un aspecto determinado de una rama de conocimiento, el aprendizaje por repetición de datos memorísticos y el cumplimiento de órdenes, es decir, tareas en las cuales no podemos ni necesitamos competir con los ordenadores. La inteligencia humana, por otro lado, no tiene ni límites ni competencia a diferencia de la inteligencia artificial, de modo que el futuro de un mercado del trabajo no polarizado pasaría por educar y fomentar aquellas tareas en las que siempre seremos insuperables como hacer descubrimientos mediante el cruce de cosas diferentes -por ejemplo, del cruce entre la fotografía, el sonido y la electricidad nació el cine-, manejar lo impredecible o el desarrollo del espíritu crítico. Además, la inteligencia humana empleada en equipos no se suma, sino que se multiplica. No sabemos cómo serán los empleos del futuro, pero sí sabemos cuáles serán las habilidades más demandas.

El sistema capitalista está jugando sus cartas, liberaliza los sectores clave de la economía, privatiza el Estado del Bienestar, incide en nuestros gobernantes para castigar las revueltas sociales o estallidos democráticos y trae mano de obra barata de todas partes del mundo para abastecer de esclavos modernos un mercado de trabajo que va a necesitar muchos trabajadores poco cualificados. Sin embargo, nosotros todavía no hemos hablado.

¿Cómo te gustaría que fuera el futuro?

1 Comment

  1. Lo que ya está sucediendo y que tiene muchas opciones de desarrollo, son los centros multitrabajo, que es lo que desarrollará la clase media. Los profesionales universitarios acabarán por crear continuamente cosas nuevas, y esto sucederá sí o sí.
    Y esto sucederá con el desarrollo de las impresoras 3d. En el momento en que la tecnología industrial empiece a ser asequible, se crearán empresas de ámbito local, sostenibles y las grandes empresas caerán por su propio peso
    No sé cuánto tardará, pero no le doy más de 10 años, posiblemente antes
    Algún ejemplo, imaginar impresoras 3d, capaces de trabajar con cualquier material, y piezas un poco más grandes, calzado a medida.
    Sensores biométricos, un ordenador y diseño del zapato al instante. Y como esto muchas más cosas. Diseño personalizado, contra esto a nivel local, el capitalismo no podrá competir

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