¿Cómo se financia el Estado Islámico? – Utopía posible

Por Jordi Vázquez 

El conjunto de reveses militares del Estado Islámico (IS por sus siglas en inglés) de los últimos meses tienen un trasfondo económico provocado esencialmente por la estructura de ingresos del movimiento-estado islamista.

Reducción de sueldos

Las percepciones que recibían sus miembros se redujeron a la mitad a principios de año. Desde entonces la afluencia de mercenarios ha caído notablemente. Hasta entonces el alistamiento de combatientes era pan comido para la organización. Los jóvenes suníes de las zonas de Siria e Irak tenían pocas opciones de estudiar o trabajar en unas regiones devastadas por la guerra. Entrar en el IS suponía una salida más económica que política. Pero dar la vida por una causa que te rebaja a la mitad el sueldo es menos atractivo. Los 350 € que cobraba un nativo del año pasado, actualmente se han reducido a 175. En el caso de los voluntarios que proceden del Magreb y Europa habían llegado a cobrar € 1.250 y ahora apenas llegan a los 630. Obviamente las motivaciones no son las mismas.


Un estado como los demás

Contrariamente a lo que se cree, el Estado Islámico no sobrevive ni gracias al petróleo ni a la extorsión. El territorio que controla es un verdadero estado de facto, bien organizado y efectivo. La población de ocho millones que vivía dentro del califato, proclamado el verano de 2014, valora realmente esta estabilidad después del desbarajuste tras la caída de Saddam Hussein o la crisis civil siria. Según Amir Bagherpour, de Global Impact Strategies, tres cuartas partes de los ingresos del IS provienen de impuestos recogidos en su territorio.

El petróleo menos de lo que se cree

Una quinta parte proviene efectivamente del comercio del petróleo. Pero esta partida se ha ido reduciendo progresivamente. El IS obtuvo unos 450 millones de € en 2014 por este concepto; al año siguiente no llegaron ni a 265. La notable reducción del precio añadida a la de la producción propia fueron las causas. El instituto IHS Jane ‘s, que se dedica al análisis de la zona bajo control fundamentalista, ha calculado que, en un año, la producción ha pasado de 33.000 a 21.000 barriles por día: un 36%.

Pagos en efectivo

El resto de fuentes de ingresos son menores. Por una parte está el tráfico de antigüedades y los donativos desde Europa, entre un 5-7% del total que cobra el grupo suní. Estos importes, como el resto, se cobran en efectivo. El control a las transferencias hacia la IS ha hecho que sea el único estado en el mundo que funciona en efectivo, sin cuentas bancarias. Por eso la coalición internacional ha atacado, según el coronel Steve Warren, los depósitos donde esconde, literalmente, el dinero. Warren, excesivamente optimista, ha cuantificado en «cientos de millones de dólares» lo que ha sido quemado por bombas de la coalición a los depósitos de la IS.

Un problema añadido es que parte de los recursos que usaba el año pasado el Estado Islámico provenían del tesoro que capturó en Mosul. Cuando la ciudad iraquí cayó los fundamentalistas lograron un botín en efectivo de 380 millones de € del Banco Central de Mosul. Ahora, sin embargo, los fondos se agotan y la manera de conseguirlos se complica.

Reducción del 30% en los ingresos

Todo ello ha provocado una reducción del 30% en los ingresos del IS: en un año se ha pasado de 71 millones de € mensuales a menos de 50. Por lo tanto se han aumentado los impuestos a las zonas bajo control que también se han reducido con los reveses militares. En 15 meses el IS ha perdido un 22% del territorio. En el norte de Siria a favor de las milicias kurdas y el centro de Irak en manos del ejército. Actualmente viven menos de seis millones de personas bajo su administración. Para intentar ingresar más dinero ha implantado nuevos impuestos sobre las antenas parabólicas o peajes medievales de entrada / salida de poblaciones. También la religión, a la postre su leiv motiv, ofrece recursos. Así se aplica la sharia y quién no sigue algún precepto de la ley coránica puede pagar en lugar de recibir castigo corporal. Hay, claro, excepciones, como la homosexualidad, penada por el Corán con la muerte.

Todo ello, sin embargo, no sirve para arreglar un presupuesto desequilibrado aunque Bagherpour subraya que la gran fuerza del IS es el amplio apoyo popular que tiene. El ratio de fuerzas armadas respecto a civiles es de 4: 1000. A esto hay que añadir que la mayoría de combatientes están en el frente. Y pese a ello el IS recoge sus impuestos sin problemas. El sistema, simplemente, no podría funcionar con una población hostil y Bagherpour afirma que hay un «apoyo relativo» que es clave.

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