Comic Wars: Hooligans entre tinta y viñetas

Por José Incoherente


Desde que el ser humano comenzó a hablar y, por tanto, a tener opiniones diferentes sobre cualquier cosa, se han contabilizado tantas guerras como pelos tiene en su cuerpo el bueno de Chewbacca. Pero de todas esas guerras absurdas y sin sentido existentes hasta ahora, la que nunca creí que llegaría a ver, es la que enfrentaría a fans de los superhéroes contra otros fans de los superhéroes.

Durante años hemos tenido que soportar cómo el cine de superhéroes se limitaba a llevar a la gran pantalla adaptaciones tristísimas de personajes de cómics*, sin ningún tipo de respeto hacia ellos, nosotros o cualquier ser vivo capaz de ofenderse.

Como las palabras se las lleva el tiempo, pero Youtube permanece inamovible, aquí van unos ejemplos de lo que hemos tenido que soportar:

Sin embargo, de pronto, toda esa caspa cinematográfica comiquera evolucionó en algo inesperado. El Batman de Christopher Nolan (sobre todo su magistral The Dark Knight, con un 85/100 en Metacritic) y el inicio de la famosa fase 1 de Marvel con su Iron Man (2008),que obtuvo un 79/100 también en Metacritic, cambiaron la concepción que tenía la industria y la audiencia sobre las películas de superhéroes. Ya no eran tipos con disfraces absurdos dándose de golpes mientras todo explotaba a su alrededor de forma cutre. No, ahora eran thrillers fantásticos con una calidad cinematográfica innegable, y que en estos días, tontean incluso con las nominaciones a los Oscar (y no solo por categorías técnicas)… Come Back is real, baby…

Y, así, se abrió la veda.

Marvel comenzó a moldear su plan maestro y durante diez años, nos ha suministrado un material maravilloso en forma de aventuras entretenidísimas, protagonizadas por algunos de sus personajes más icónicos. Fox comenzó a contarnos las aventuras de los 4 Fantásticos (muy flojitas) y los mutantes de X-Men. Lástima que, pasando la segunda parte y con la excepción de First Class y Logan, el resto sean tan horribles. Sony no convenció con el Spiderman de Garfield (las dos primeras de Raimi son geniales. La tercera parte no existe, son los padres) y su Venom resultó ser una chapuza del infierno, que sin embargo recaudó 855 millones de dólares. DC, por su parte, se jugó todo su futuro a una carta con la cara de Zack Snyder dibujada en un lado y el resultado, …pues…, no fue el esperado. Tampoco corrió mejor suerte David Ayer con su flojísima Suicide Squad, y si no fuera por su Wonder Woman y el más reciente Aquaman, DC estaría metida en serios problemas.

Todos los grandes estudios de Hollywood, con mayor o menor fortuna, quisieron meter la patita para no quedarse fuera del jugoso y prometedor juego que recién comenzaba.

El goteo de este tipo de cintas pronto se convirtió en una lluvia que instauró un nuevo género dentro del cine, el de superhéroes. El único problema es que esta consagración alegró mucho a la mayoría de los fans de los cómics, y enfadó mucho a otras secciones de fans de los comics. Nunca se puede contentar a todos, o como diría un viejo refrán: «No está hecha la miel para la boca del asno».

Esta «guerra de los comics» enfrenta, principalmente, a dos bandos, el de DC y el de Marvel, en una contienda tan absurda, que parece sacada de cualquier montón de basura en formato de televisión

Han elegido las redes sociales como campo de batalla para comenzar a criticar absolutamente todo lo que hagan sus «rivales». Los «DCístas» presumían hasta hace poco que ellos tenían un Oscar (el maquillaje de Suicide Squad) y que sus películas no son para niños, por eso son más oscuras y no tienen ese humor tan «Disney».

Cuando Marvel anunció la película de «Capitana Marvel» miles de DCístas pusieron el grito en el cielo, llamando ventajistas y copiones a los «Marvelitas», ya que, claro, como Wonder Woman había recaudado tanto (821 millones) y había obtenido tan buenas críticas (76/100 en Metacritic), pues que no habían tardado en hacerles la contra encargando una cinta protagonizada por otra mujer.

A los partidarios de Los Vengadores, por su parte, les basta con recordar a sus enemigos que los guiones sus contrarios son lamentables en un enorme número de filmes. Esto se ve en películas como «Batman vs Superman» cuyo momento decisivo se ha quedado en el inconsciente colectivo como uno de los mayores ridículos de todo el cine en los últimos cinco años.

Insultos y reproches que se dedican los fans de Marvel y los de DC, no son más que una cortina de humo que oculta una pregunta clave: ¿Quién demonios ha dicho que tengamos que posicionarnos?

Me considero un amante del cine en general, y el género de los superhéroes me gusta como al que más, pero no tengo que elegir bando. Veo lo que me gusta, y lo que no me parece bien, pues lo critico (o lo esquivo) y ya. Si una película es buena o mala no depende de la productora sino de su contenido y de cómo está construida/realizada.

Cuando salió ese desastre llamado «Venom», muchos seguidores de Spiderman, Marvel y del propio simbionte se pasaron las semanas antes del estreno, casi que amenazando a la gente de que no fueran al cine a darle dinero a Sony para seguir tirando el dinero propio y ajeno.

Ocurre algo similar en el futbol. Si eres del Real Madrid debes criticar absolutamente todo lo que haga el Barça, tenga sentido o no (y viceversa). Porque, claro, alabar al rival te hace ser peor seguidor de los tuyos. No vale disfrutar del fútbol, solo tienes permitido disfrutar con lo que haga tu equipo (¿Esclavitud, eres tú?).

Pero es que esto es cine, amigos. Cine. Nada más. No hay que posicionarse, ni elegir bando ni defender a muerte todo lo que hagan “los tuyos”. Se trata de disfrutar cómodamente, en una butaca, de aventuras fantásticas protagonizadas por héroes venidos de cómics, sin tener que mirarle la matrícula a la cinta, para saber si tienes permitido decir que te ha gustado.

*Los dos Batman de Tim Burton, los dos primeros Spiderman dirigidos por Raimi y el Superman de Reeves, son las excepciones que chapotean felices, lejos de tanta mugre.

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