
Te recuerdo Amada…
Amada estaba embarazada y sus verdugos decidieron esperar a que naciera el niño para ejecutar la condena. La llevaron a la cárcel de mujeres de Ferrol y el 31 de octubre de 1937, en una fría madrugada en la que los dolores del parto la dejaban sin respiración, fue trasladada al hospital de caridad, donde tuvo que parir bajo la vigilancia de un guardia armado. Así nació Gabriel, el único varón, el niño que nunca pudo abrazarla ni sentir su cálido aliento.