Maboula Soumahoro, según sus propias palabras, abandonada “sola frente a la extrema derecha” por la institución europea, es ahora mismo víctima de una campaña de odio y amenazas en redes sociales.
Lo peor de todo es hasta donde se ha llegado con la construcción del relato inquisitorial contra Pablo González, condenado como culpable por los mass media desde el primer día de su detención, y quien no ha tenido la posibilidad de la presunción de inocencia.
Tasio, íntegro, directo, sincero, honrado para sacar su familia adelante, solidario con la vecindad, fiel siempre a sus principios, amarrado a su tierra en medio de una naturaleza exuberante
José Luis Sánchez-Bravo fue condenado a muerte en un Consejo de Guerra plagado de irregularidades y en el que la sentencia estaba decidida de antemano, 17 de septiembre, en el acuartelamiento de El Goloso.
Desde el mismísimo día 1 de agosto, mientras unos celebrábamos la libertad de Pablo, otros pusieron la máquina de fango de la comunicación a trabajar para seguir acusando a Pablo de peligroso espía ruso.
Los cinco jóvenes asesinados representan a todos los luchadores de la última etapa del franquismo, muchos afortunadamente vivos aún, que abrieron una brecha en la muralla triste y negra de la dictadura.