Claudio Fava: “Dictaduras militares y mafias se alimentan de mentiras, violencia, abuso e impunidad. Tienen miedo de la verdad”

Entrevistamos a Claudio Fava, periodista, escritor, guionista y político, autor del libro «Los Silenciados», publicado por la editorial Txalaparta, una historia de héroes anónimos, pero sobretodo de dignidad, sobre la cual conversamos.

Por Angelo Nero

Los silenciados” recupera las voces de los que no se quisieron callar, de los que quisieron seguir peleando el partido, aún sabiendo que estaba perdido, a los que se jugaron la vida porque su vida era jugar, y en el campo de juego nadie, ni tan siquiera aquellos asesinos uniformados, pudieron arrebatarle la dignidad.

A Claudio Fava la dignidad le viene de familia, su padre, Giuseppe, también fue silenciado por la mafia, aunque su voz sigue con nosotros en libros cómo el publicado en Txalaparta: “Mafia. Historias a la sombra del poder”. Aquel Periodista con mayúsculas, dramaturgo y activista, dejó una pregunta para todos nosotros: A che serve vivere, se non c’è il coraggio di lottare? (¿Sirve de algo vivir, si no tienes el coraje de luchar?).

Claudio Fava siguió los pasos de su padre como periodista y escritor, dirigió la Comisión Anti-mafia de Sicilia, y mostró su compromiso político participando activamente en varias formaciones de la izquierda. Siempre le ha acompañado el coraje de luchar. Hoy hablamos con él de “Mar del Plata”, publicado originalmente en 2013, y ahora, en castellano, titulado “Los Silenciados”, editado por Txalaparta.

El libro es una sucesión de capítulos ágiles y cortos, que nos dejan sin respiración, como si estuviésemos jugando un partido de rugby. La historia daba para escribir un libro de investigación periodística, pero elegiste el ritmo de una novela, ¿por qué ficcionar la historia, cambiar los nombres de las víctimas y de los verdugos? Y, sobretodo ¿cómo llegaste a esta historia que habla, sobretodo, de dignidad?

Encontré esta historia en uno de los muchos viajes que hice a Argentina, buscando fragmentos de la memoria de los años 80. Lo que me sorprendió es que casi nadie había escrito sobre la increíble historia de este club de rugby, se había perdido casi en la desesperación de un país que tiene todavía más de 30.000 desaparecidos… Me pareció una historia inolvidable porque era un relato de dignidad más que de heroísmo.

La ficción fue el camino necesario para tener la libertad de imaginar y construir características, detalles de los personajes que iban mas allá de la historia verdadera. No quería escribir un reportaje periodístico: quise inspirarme en estos hechos y sin embargo conservar la libertad narrativa de trabajar con ellos.

Los protagonistas de la novela son chicos normales, obreros, estudiantes, sin gran compromiso político, pero que, de la noche a la mañana, se atreven a desafiar a la dictadura, de arriesgar la vida, de seguir luchando aún cuando les ofrecen una cómoda vía de salida. ¿Parece que no tienen ninguna vocación de héroes, pero cuando la represión alcanza a uno de ellos, todos dan un paso al frente, no es cierto?

Creo que la tarea más importante, en la década de la dictadura argentina (como en lo 40 años de hegemonía mafiosa en mi país) ha sido preservar una actitud digna, firme y consciente. La “normalidad” de la dignidad es mas importante de la colección de actos de heroísmo. La normalidad de mantener la espalda recta, de no olvidar jamás quien tu eres. Lo que le pasa a los muchachos del Club La Plata.

Al final poco importa que aquellos muchachos fueran argentinos o sicilianos. Importa cómo vivieron. Y cómo supieron decir no”, escribes en las últimas páginas. En ellas haces un paralelismo entre la dictadura y la mafia, ¿realmente encuentras muchas similitudes entre esas dos estructuras violentas, y entre los jóvenes que se opusieron a ellas?

Sin duda. Dictaduras militares y mafia se alimentan de mentiras, violencia, abuso y impunidad. Tienen miedo de la verdad. Tienen miedo de lo que mantengan la espalda recta. Y lo que se opusieron a ellas, jóvenes periodistas o, como en mi historia, jóvenes jugadores de rugby comparten una actitud fundamental: no quieren resignarse jamás.

La editorial señala en la penúltima página que el libro se terminó “cuando se cumplen 44 años de la Copa Mundial de Fútbol celebrada en Argentina, bajo la peor de las dictaduras, que intentó ocultar asesinatos, desapariciones y torturas con los goles de la victoria. Demostrándose, una vez más, que los que creen que el deporte no tiene nada que ver con la política, o no saben nada de deporte, o no saben nada de política.” Lamentablemente de esto tenemos una muestra reciente, con el Mundial de Qatar. El deporte tiene un poder narcótico sobre los pueblos, pero también puede mostrar un camino de liberación…

El rugby es un deporte en un sentido total. Exige lealtad, juego de equipo, respeto a las reglas… No me extraña que esos jóvenes non fueran jugadores de futbol…

Para la recuperación de esta historia, para rescatar del olvido a los silenciados, es indispensable el testimonio de Raúl Barandiaran, el único superviviente del equipo de rugby La Plata. ¿Cómo llegaste hasta él y como fue encontrarse con la pieza indispensable para construir tu novela?

Llegué a Raúl a través de unas pocas entrevistas. Me sorprendió el hecho que Raúl había conservado esta historia durante tantos años sin decir nada. Me di cuenta que era uno de los casos en el cual el sobreviviente se siente casi culpable por el hecho de quedar vivo.

En realidad, quise estar con él después de la escritura de este libro. Deseaba que quedara claro que la mía era una novela que se inspiraba a su historia, no una docu-ficción… Y quise conocer su opinión de lector, fuera de la veracidad de lo acontecimientos que estaban en el libro. Para mi fue muy importante que le gustara la novela, a pesar que el Raúl de mi libro tiene tratos bien diferentes del verdadero Raúl.

Las heridas causadas por la dictadura argentina siguen abiertas, pese a la derogación de las leyes de punto final, a los juicios a los militares y a los torturadores, ¿En Italia también siguen abiertas las heridas causadas por la mafia?

Las heridas siguen abiertas porque la lucha sigue abierta y pendiente.

La mafia siempre ha tenido grandes conexiones con la política italiana, especialmente con la Democracia Cristiana, de tal forma que generaron movimientos políticos de oposición, anti-mafia, en los que participaste. Ante el peligro del resurgimiento del fascismo, ante el giro a la ultraderecha de Italia ¿cabe esperar que surja también un movimiento antifascista?

En Italia la cultura y la sensibilidad antifascista son un trato fundamental de nuestra condición civil. Todos los partidos tendrían que ponerse en el marco de esta cultura, que está por encima de nuestra Carta Constitucional. Lo que pasa es que ahora tenemos que hacer frente con unos partidos de gobierno que no consideran el antifascismo una “cuestión previa”. Y esto es un problema…

Has militado y ocupado responsabilidades en distintas formaciones de izquierda, y has sido parlamentario italiano y europeo, actualmente coordinas el grupo Sinistra Ecología Libertà. Desde tu experiencia política ¿a que se debe la derrota de la izquierda frente a las tres derechas que han llevado a Giorgia Meloni a ocupar el puesto de primera ministra?

En Italia la izquierda, después el viejo Partido Comunista de Berlinguer, se dividió en una multitud de partidos que siguieron en el tiempo a fragmentarse. Y sobretodo en la época en la cual la izquierda estuvo en el gobierno non tuvo el coraje y la determinación para realizar el cambio de rumbo que el país quería.

Has participado también en el guión de “Prima che la notte» (Antes de que anochezca), la película que cuenta la historia de tu padre, ¿Qué ha significado para ti este proyecto, y como ha sido tu participación en el film de Daniele Vicari?

Escribir el guion, y antes el libro “Prima che la notte”, ha sido posible porque habían pasado muchos años. Tuve la capacidad de observar los hechos en una manera distinta, objetivas, sin ponerme al centro de estos hechos. Claro, para llegar a tener un punto de vista así de limpio tuve que esperar. Mucho…

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