Emmanuel Macron sigue siendo presidente de Francia. Los políticos alemanes están aliviados por la derrota de la derechista Le Pen. Para ellos, el presidente en funciones representa ante todo a “Europa”. Para la clase trabajadora francesa, las cosas podrían verse diferentes.
Por Julius Strupp
En realidad, no había ningún político alemán importante fuera de AfD que no mostrara su alivio el domingo por la noche por la victoria de Emmanuel Macron en las elecciones presidenciales en Francia. Asimismo, en cualquier felicitación pública no debe faltar una palabra: “Europa”.
Surge la pregunta de qué se quiere decir realmente cuando Olaf Scholz habla de un “fuerte compromiso con Europa” y Christian Lindner de elecciones sobre “cuestiones fundamentales de valores”.
En esencia, los políticos gobernantes estaban principalmente preocupados por tener un socio confiable en Macron al frente del competidor más importante de “Europa”.
Por supuesto, cuando se habla de “Europa” estos días, no se trata realmente del continente europeo y las personas que viven allí, sino de la alianza “Unión Europea” (UE) en la que Alemania y Francia tienen pretensiones de liderazgo del continente europeo.
El propio Macron expuso su visión de la UE en una carta a sus ciudadanos a principios de 2019. Allí dejó claro que le gustaría una política más fuerte de aislamiento de refugiados, un enfoque renovado de Europa hacia África, es decir, un mayor neocolonialismo y varios proyectos de armamento. Esto incluye la propuesta de un Consejo de Seguridad Europeo.
Las propuestas de este hombre son, por lo tanto, bastante agradables para el imperialismo francés y en parte también para el alemán. Para la clase obrera en Francia, sobre cuyas espaldas también se alimenta la guerra imperialista, esta no es una buena noticia.
Macron contra los trabajadores
Durante su mandato de cinco años, Macron ha maniobrado de manera sucia. En 2017, ya lanzó varios ataques contra la clase obrera: recortes en el estado de bienestar, una edad de jubilación más alta y otras propuestas viejas en su agenda. Antes de su reelección, había anunciado su propuesta de retraso en la edad de jubilación de los 62 a los 65 años.
Durante su mandato se produjeron las protestas de los chalecos amarillos, en las que hubo enorme violencia policial. Las protestas también se extendieron a los «departamentos de ultramar», es decir, a las colonias francesas. Macron desplegó militares allí, entre otras cosas. Cuando estallaron las protestas contra la inflación en las colonias de Guadalupe y Martinica a fines del año pasado, el gobierno francés llamó a unidades especiales de policía para reprimir a la población.
Cuando se trata de luchas entre trabajadores y en las colonias francesas, Macron no acepta bromas, y estos son también los «temas de valor» en los que está de acuerdo con Lindner (y también con Le Pen).
Su derechismo también fue evidente en las semanas previas a las elecciones presidenciales, cuando se prohibieron varias organizaciones de movimientos revolucionarios y de izquierda, incluido el Colectivo Palestino Vaincra, que había hecho campaña en Francia, entre otras cosas, por la liberación de presos políticos de Palestina.
Macron vuelve a asumir el cargo con poco apoyo. Muchos lo eligieron para prevenir a Le Pen. Después de su elección, hubo protestas de los chalecos amarillos y el movimiento revolucionario.
En los últimos años, la clase obrera francesa ha demostrado repetidamente que también luchará contra este gobierno. No solo eso, con las protestas de los chalecos amarillos quedó claro una vez más que los levantamientos también son posibles en países imperialistas como Alemania y Francia, lo que puede poner en cuestión este sistema de guerra, recortes sociales y opresión.
Se puede suponer que las luchas en Francia continuarán en el segundo mandato de Macron.
Perspektive
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