Cimentando esperanzas con la Memoria

Las ideas intolerantes se han ido propagando por toda nuestra geografía e incluso descargan sus discursos de odio desde diferentes instituciones en las que han logrado representación.

Por Iñaki Pérez Rico

Una tarde estival de juegos y risas mi sobrina de seis años, Vera, me preguntó a qué me dedicaba. Yo dudé a la hora de darle una respuesta que ella pudiera comprender, pues aun siendo muy espabilada, desde mi Dirección General en la Generalitat no actuamos de manera directa sobre cuestiones materiales; no construimos hospitales, colegios, carreteras o ferrocarriles, no incidimos en la población en cuestiones tangibles que una niña pueda visualizar con claridad.

De esta forma, le pregunté si recordaba el temor que tenía cuando por primera vez se tiró de un tobogán, como dudaba arriba y como bajó poco a poco, muy despacito. Sin embargo, a partir de aquel día, es uno de sus juegos favoritos en el parque, aprendió a divertirse de algo que le daba miedo en principio. Vera afirmaba con la cabeza. A su vez, le señalé la pequeña marca que le quedó de una cicatriz en la frente, ella misma me dijo que se la hizo saltando en el sofá -¿Y qué aprendiste?- pregunté -Que tengo que llevar cuidado jugando-

Eso era, llegamos a la conclusión de que las propias personas, individualmente, de manera empírica, reconocen de su pasado experiencias positivas y negativas como aprendizaje para su día a día. A la pequeña Vera le dije que lo que ella había hecho en base a su experiencia, yo intentaba que lo realizara la propia sociedad, que de ese conocimiento de lo ocurrido lograra aprender de los errores y potenciar los aciertos para conseguir proyectarnos hacia un futuro mejor.

En los últimos tiempos hemos visto como ha habido un incremento de agresiones fascistas, tanto verbales como físicas, a colectivos minoritarios y/o vulnerables. Las ideas intolerantes se han ido propagando por toda nuestra geografía e incluso descargan sus discursos de odio desde diferentes instituciones en las que han logrado representación.

El crecimiento de partidos y grupos de extrema derecha es un hecho que llevamos años viendo en otros países europeos y en el Estado Español parecía que no llegaba a materializarse ante la aglutinación de toda la derecha en el Partido Popular. Una vez se rompió esta unidad, vimos como muchas caretas se cayeron, se destaparon unas ideas que subyacían en el espectro político conservador y que procedían de la herencia propia del partido como sucesor de las ideas nacional-católicas, que sustentaban ideológicamente a la propia dictadura.

El deber y obligación que tenemos desde la Conselleria de Participació, Transparència, Cooperació i Qualitat Democràtica es desarrollar la Ley 14/2017, de Memòria Democràtica i per la convivencia de la Comunitat Valenciana. En esta norma se pone especial énfasis en la dignificación de las víctimas de la Guerra, Dictadura y Transición. Por tanto, desde la Direcció General de Qualitat Democràtica, Responsabilitat Social i Foment de l’Autogovern trabajamos incansablemente por exhumar a todas aquellas personas que continúan en fosas comunes en todo el territorio valenciano, poner en valor a todas las instituciones democráticas, educativas, culturales o científicas que trabajaron por la modernización del país y recordar a las y los luchadores que arriesgaron todo combatiendo el fascismo en las trincheras, las cárceles, el monte, el exilio, las fábricas o las universidades.

Somos conscientes de que es una tarea ingente, que cuarenta años de dictadura de obligado olvido y ensalzamiento de la sublevación militar-oligárquica han hecho mucha mella en la sociedad. A su vez, la amnesia colectiva, derivada de la Transición pactada con sus leyes de punto final, nos han llevado a otras cuatro décadas de olvido, sin haber conseguido que se juzguen los delitos de lesa humanidad que se dieron en el franquismo.

Todo esto ha conducido a duelos retrasados, a homenajes sin realizar y que una parte de la población mire a su pasado con la visión parcial que se le ha trasmitido durante años; cierta ecuanimidad ante nuestro pasado más próximo, tratando la guerra como una “lucha entre hermanos” y no como lo que fue, el golpe de Estado fallido a unas instituciones democráticas, que representaba la IIª República, que llevó a un conflicto bélico y una dictadura en la que se intentó acabar con aquellas personas que habían soñado con un país más justo, libre y democrático.

La memoria democrática pretende acabar con ese silencio, desde las administraciones públicas recogemos ese grito enmudecido de miles de afectados y asociaciones que han estado luchando para mantener el recuerdo vivo mientras el Estado no daba respuesta. Ahora vemos más instituciones sensibles a estas políticas, pero tenemos que continuar batallando desde todos los ámbitos, no cejar en nuestro empeño para que la sociedad conozca todas las violaciones de derechos humanos que se han dado en este país y así continuar avanzando en verdad, justicia y reparación, que es la mayor garantía para la no repetición.

Para ir finalizando, recordar la frase tantas veces repetida que dice que el pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla, ahora escuchamos una melodía que suena parecida y tenemos que estar atentos. Así que, ante los problemas que afloran actualmente, hay que conseguir que la población mire a su pasado buscando referentes emancipadores de los que enorgullecerse, que conozca los crímenes que cometieron identificando los discursos que los favorecieron y que ello les permita construir un porvenir de solidaridad, implicación y lucha. Ante los retos políticos presentes, esas son las herramientas cargadas de esperanza que debemos legar a la generación de Vera.

Iñaki Pérez Rico es Director General de Calidad Democrática, Responsabilidad Social y Fomento de Autogobierno de la Generalitat Valenciana

 

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