Cierre patronal

Los trabajadores del sector vienen denunciando el incumplimiento de convenios y reglamentos por parte de estos mismos que ahora van a paralizar el país.

Por Jordi Nova 

Durante las últimas semanas hemos ido escuchando en prensa las reivindicaciones de la patronal del transporte (Comité Nacional del Transporte por Carretera), a la prensa anunciarlo a bombo y platillo como una “Huelga del Transporte”, este modus operandi me retrotrae a cuando la misma prensa tildaba entonces las tensiones independentistas en Catalunya, referéndum no autorizado incluido, como un “golpe de estado”. La banalización de la palabra acaba desvirtuando su significado y restándole empaque, transformándola, según el interés de algunos, en algo más aceptable por la ciudadanía y además prostituyendo su significado. Hay que diferenciar por tanto, claramente una huelga, que según la RAE es “una interrupción colectiva de la actividad laboral por parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o manifestar una protesta.”, de un cierre patronal, que es a lo que asistiremos dentro de unos días.

La vehemencia con la que la patronal defienden su postura, contrasta con la nula capacidad que tienen para cumplir con sus trabajadores o tan siquiera atender a sus reivindicaciones, alguna de las cuales deben cumplir ellos mismos, lanzan como reivindicación propia. ¡Manda narices! 

Hace poco leía en prensa a alguno quejarse de que no encontraban conductores, misma estrategia que en el sector hostelero, inoculan en la opinión pública la idea de que la gente no quiere trabajar. La realidad del asunto es bien distinta y entronca con el objeto de esta reflexión, la deformación de la palabra y la usurpación del mensaje obrero deslegitimando el mismo.

Asombra la descarada capacidad de manipulación de la que hacen gala para legitimar los intereses de los empresarios, mientras tanto, dan visibilidad nula a las reivindicaciones que llevan haciendo, ya muchos años, los trabajadores del sector. Nadie pone en duda las vicisitudes que puedan sufrir, pero resulta obsceno la diferencia de trato hacia unos y otros. Los trabajadores del sector vienen denunciando el incumplimiento de convenios y reglamentos por parte de estos mismos que ahora van a paralizar el país, que aunque lo paralicen, no parece ser tan grave como cuando lo paralizan ferroviarios o estibadores, el doble rasero y la falta absoluta de ética roza lo demencial.

Así que, como se lanzó al aire la falacia de la huelga del transporte, desde aquí me gustaría animar a la clase obrera en general, pero en particular a los trabajadores del sector, para que tomen nota y ejemplo de sus empleadores, que triste resulta tener que tomarlo de ellos. La huelga nos pertenece a nosotros y hay que movilizarse para reivindicar condiciones dignas de trabajo y el cumplimiento de leyes y convenios, que no les roben el discurso y el plano. Unión y determinación, igual que ellos.

Por último, recordar a estos “dignos empresarios”, que haberlos los habrá también, pero que los datos revelan que son especie en extinción, que para predicar hay que dar ejemplo, y cumplir con sus trabajadores llevan años reivindicando. Basta de temporalidad, salarios dignos, trabajar las horas que tocan y los descansos que tocan, basta de fraudes en la cotización, el derecho a poder conciliar. En definitiva, unas condiciones de trabajo dignas, evitando así dos problemas, por un lado la falta de mano de obra que dicen no encontrar y por el otro, que no vayan a encontrarse con una huelga de verdad, la de sus trabajadores en sus empresas que les enseñe a no apropiarse de lo que no es suyo.

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