ChatGPT, como modelo de lenguaje, ha tenido un impacto económico positivo en diversas áreas.
Por Kike Parra
A continuación, te presento algunos ejemplos:
1. Investigación y desarrollo: ChatGPT es el resultado de años de investigación y desarrollo en el campo de la inteligencia artificial y el procesamiento del lenguaje natural. Esto ha llevado a la creación de nuevas tecnologías y herramientas que pueden ser utilizadas en diversas industrias, como la atención al cliente, el marketing, la educación y la salud.
2. Ahorro de costos: ChatGPT puede ser utilizado para automatizar tareas que anteriormente requerían la intervención humana, como el servicio al cliente y la respuesta a preguntas frecuentes. Esto puede llevar a una reducción en los costos laborales y un aumento en la eficiencia.
3. Generación de ingresos: ChatGPT también puede utilizarse para mejorar la experiencia del usuario en diversos sectores, como el comercio electrónico y los servicios financieros, lo que podría llevar a un aumento en las ventas y los ingresos.
4. Innovación y competitividad: Las empresas que utilizan tecnologías como ChatGPT pueden mejorar su capacidad para innovar y competir en el mercado, ya que tienen acceso a herramientas y datos que les permiten tomar decisiones más informadas y eficientes.
En resumen, ChatGPT ha tenido un impacto económico significativo en diversas áreas, y se espera que su influencia continúe creciendo a medida que se desarrollan nuevas tecnologías y se descubren nuevos usos para la inteligencia artificial y el procesamiento del lenguaje natural.
(Este texto es una respuesta dada por ChatGPT a la pregunta: ¿Qué impacto económico tiene y tendrá ChatGPT?)
Esta tecnología, que todavía está en proceso de desarrollo, ha venido para apuntalar lo que se viene en denominar “Cuarta revolución industrial”. En concreto, esta herramienta, de actualidad, está además “revolucionando” el asombro y la opinión sobre sus capacidades y sus posibilidades, trascendiendo de los medios de comunicación y trasladando debates a todos los niveles de la sociedad; desde la empresa o centro de trabajo, hasta el lugar de ocio o los hogares. Nada que no hubiera pasado en otros momentos con otras herramientas innovadoras que de alguna manera han actuado como vanguardia rupturista con lo establecido y que, en breve, cambiaron nuestra forma de percibir e interactuar en el mundo y en la sociedad: el vehículo de tracción mecánica, la televisión o radio, Internet, son algunos ejemplos de esto.
Las sucesivas revoluciones industriales fueron cambiando los métodos de trabajo. La primera revolución industrial supuso, en este sentido, el reemplazo de una economía basada en el trabajo manual por otra centrada en la industria y la manufactura. La introducción del telar mecánico provocó la destrucción del 90% del empleo dedicado a tareas manuales. Tras tres décadas, el empleo directo e indirecto en el sector se incrementó en un 4.400 %. Esto fue posible gracias a la expansión del capitalismo y a su reproducción ampliada que llevó a la creación de nuevos yacimientos de empleo y a la extensión de la economía productiva.
Actualmente, aunque la apuesta del capitalismo es la misma que entonces y su solución sigue siendo, porque no puede ser de otra manera, continuar con el crecimiento a escala ampliada, la sobreacumulación, la realidad de la tasa de beneficios, el fin de la energía barata y la escasez de materias primas, la financiarización de la economía, en nivel de deuda… van a poner complicado un “reseteo” del capitalismo basado en los mismos principios de épocas anteriores.
En este caso, tanto ChatGPT, como otras herramientas basadas en la IA, van a desplazar una importante cantidad de trabajadores y trabajadoras como lo hicieron otras revoluciones industriales previas, pero ahora, ocupando sus capacidades intelectuales. Los nuevos empleos, podrán absorber solo a parte de los nuevos desempleados, y serán aquellas y aquellos altamente especializados y con conocimientos en estas mismas tecnologías que alimentadas, dejarán de precisar personal, porque esa es precisamente la base de su usabilidad.
Lo fundamental del debate, tal y como señala el propio ChatGPT en su segundo ejemplo, es que se trata de una tecnología que “puede ser utilizado para automatizar tareas que anteriormente requerían la intervención humana” y “puede llevar a una reducción en los costos laborales y un aumento en la eficiencia.”
Realmente esa es la clave a la cuestión del titular de este artículo. ¿Se trata de una tecnología al servicio de la mayoría social?
La respuesta es sencilla. Al igual que el resto de avances técnicos, asientan las bases materiales que permitirían al conjunto de la humanidad emanciparse del trabajo esclavizante y disfrutar de una sociedad distinta en la que la persona, en su concepción colectiva e individual pudiera desarrollarse plenamente en cohesión social y con la naturaleza. Sin embargo, al servicio del capitalismo, cada innovación empuja a la humanidad y la naturaleza a la autodestrucción porque las contradicciones del capitalismo aumentan y sin salida, el grado de violencia en que se desarrolla, es cada vez mayor.
Este pasado febrero, Coca-cola ha anunciado ser la primera gran empresa en introducir el ChatGPT y otras herramientas de IA. Con ello, pretenden generar imágenes digitales y otras utilidades relacionadas con el márquetin de la empresa.
Como siempre, las primeras empresas que implementen esta tecnología serán más competitivas, recogerán mayor plusvalor social, y verán reforzadas sus posiciones en el mercado. A cambio, y a medida que el resto lo haga impulsado por la necesidad de mantener la capacidad competencial, el valor por unidad producida bajará, el proceso de concentración y centralización de capitales aumentará aún más, a pesar del empuje de la tasa de beneficios a escalas inferiores a las que se quiso remontar. Se expulsará de la producción a más trabajadoras y trabajadores y se intentará que las tasas de explotación suban para intentar frenar la caída de beneficios… No parece que en esta ocasión la irrupción de una nueva revolución Industrial sea suficiente para comenzar otro ciclo expansivo, sino, quizá, un proceso de aceleración de su degradación total, lo que supone un cambio trascendental en la historia de la humanidad.
No, ChatGPT, al servicio del capital, solo beneficia a una minoría cada vez más minoritaria de personas. Aquellas que pueden poseer los medios de producción cada vez más automatizados, frente a quienes estamos sometidos a condiciones cada vez más “precarias” frente al proceso productivo. Eso sí, nos quedará el circo que el ocio y entretenimiento alienante sea capaz de generarse con esta nueva herramienta creativa. Es la contradicción exacerbada del Capital-Trabajo en la era de la IA, que solo varía de otras épocas pretéritas en que el grado de desarrollo de estas mismas fuerzas productivas nos debe impulsar a ponerle punto final en un proceso de análisis e interpretación de la realidad social generado a través de nuestra inteligencia natural.
Quién sabe. Quizá el próximo artículo lo firme ChatGPT. Eso sí, con algunos posibles perjuicios (prejuicios) o condicionantes que podrían surgir de su uso que son, tal y como el propio chat expone:
1. “Uso de información inexacta o falsa: Al ser una inteligencia artificial que aprende a partir de grandes cantidades de texto, ChatGPT podría generar respuestas que contienen información inexacta o incluso falsa, especialmente si se basa en fuentes que no son confiables.
2. Sesgo de datos: Como modelo de lenguaje, ChatGPT puede reflejar los sesgos y prejuicios que existen en los datos de entrenamiento, lo que podría llevar a respuestas que reflejan una perspectiva sesgada o discriminatoria.”
Que cada cual saque sus conclusiones.
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