Sánchez y Feijóo se reconocen incapaces de resolver un problema político tan solo español como el de la renovación de un CGPJ con más de cinco años caducado.
Por Domingo Sanz | 26/12/2023
También habría podido elegir «Incapaz de autogobernarse, el Reino de España será tutelado por Europa» que tiene la «virtud» de olvidar el pasado, pero si llegaba a oídos de Matías Vallés pensaría que había plagiado su «Sánchez y Feijóo pactan una España tutelada«. Acertaría, porque «tutelado» me ha venido tras leer «tutelada».
Pero, aunque «agua pasada no mueve molino«, si el agua pasa mal lo puede romper, y hasta destruirlo en caso de avalancha acuática. Y pensando en «Cautivo…» eso fue lo que ocurrió porque, si la sociedad española hubiera podido practicar democracia durante las cuatro décadas siguientes en lugar de sufrir dictadura, quienes hoy representan el 74% del Congreso, aunque solo el 65% de la voluntad popular, que esa es otra, sabrían negociar sin abusar de incumplir las leyes para doblar al adversario.
En honor a la verdad, debo decir que en lo primero que pensé nada más conocer la noticia fue en «Por fin Europa entra en España», pero, además de excesivamente optimista, reconozco que los peores recuerdos volvieron a torcerme el raciocinio. Será porque las navidades me llevan a los años de Portal de Belén adorando al hijo de una señora que estuvo con una paloma.
Y, casi sin tiempo para elegir, se produjeron dos noticias relevantes, ambas relacionadas con lo del acuerdo entre Sánchez y Feijóo por el que se reconocen incapaces de resolver un problema político tan solo español como el de la renovación de un CGPJ con más de cinco años caducado.
Para la primera noticia elijo un titular de «El País» cuyo significado coincide con los de otros medios: «Bruselas sopesa la petición de mediar entre Gobierno y oposición para renovar el Poder Judicial«.
Traduciendo, resulta que ni juntos ni por separado, ni Alberto ni Pedro han caído en el detalle de asegurar la conformidad de un mediador llamado «Bruselas» antes de atreverse a mencionarlo en su ausencia.
Decepciona más allá de lo soportable que no sean capaces de cuidar detalles tan simples cuando lo que ambos están haciendo es rendirse al final de una «guerra» tan fácil que no ha vertido ni una gota de sangre, y más vale que uno le eche la culpa al otro, o viceversa, pero en cualquier caso con pruebas, porque de lo contrario ambos serán igualmente culpables de tanto ridículo.
¿Se imagina usted que «Bruselas» dijera que un Reino como el de España no vale, ni siquiera, una mediación?
Sí se lo imagina, aunque hoy no tenga previsto asistir a ninguna misa en París.
Y, por si fuera poco, la otra noticia también llega de Bélgica.
Se trata de un tweet cuyas primeras 50 palabras dicen que «Después de que el PSOE y el PP hayan acordado recurrir a un mediador europeo para resolver el conflicto con el poder judicial, queda claro que ninguno de los dos confía en que el rey ejerza el papel constitucional de hacer de árbitro y moderador del funcionamiento de las instituciones«.
Exacto, acaba usted de acertar, aunque no es fácil que lo haya leído usted antes en algún otro sitio, porque ignorar a su autor es norma de obligado cumplimiento en el territorio dominado por el Cuarto Poder español.
Se trata de Carles Puigdemont y sabe leer, aunque a tantos les duela, porque el artículo 56 de la Constitución española dice que «El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones…«.
Resulta que los muy importantes Sánchez y Feijoo, que viajan a Bruselas cada cuatro días y no solo a comer mejillones, son incapaces de una diplomacia de primero de Primaria para arreglar lo del mediador «antes de» pero, en cambio, un vecino de aquella mejillonera sí es capaz de pensar en la Constitución que rechaza, aunque lleve sin pisar su territorio constitucional tanto tiempo como caducados están los muy constitucionales del CGPJ.
Y todo hace pensar que ese eurodiputado se conoce la citada ley de leyes mejor que todos los defensores del Reino que tanto le persigue, pues no he visto ni un solo titular que, informando del acuerdo entre Sánchez y Feijoo, haya recordado que el artículo 56 sólo le permite, a Él, «simbolizar» la unidad de España, pero sí le dice que tiene que «arbitrar y moderar el funcionamiento».
No es extraño que el catalán haya reaccionado, porque lo que apareció por TV el 3-O de 2017 de simbolizar civilizadamente nada, aunque de amenazar, todo, porque ese simbolismo está concebido, y para siempre, con los mismos genes violentos que llevaba puestos el de «Cautivo y desarmado…».
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