Opinión | Catarsis Social

Por Juan Manuel Vidal Ilustrado por El Koko

Durante unas cuantas horas del pasado día 25 de abril tuve la sensación de que España empezaba a despertar de su letargo popular, entre otras cosas gracias a una cacerolada a las puertas de la sede del partido infectado ¡Qué gesto!

La catarata interminable que brotaba de los medios comprometidos con la denuncia y el periodismo riguroso anegaba los periódicos y las emisoras de radio y televisión de información relacionada con la corrupción del Partido Popular.

En una sucesión interminable, en un goteo insoportable, se han ido vertiendo caso a caso las diferentes tramas que conforman la Causa General que el Partido Popular ha abierto contra sí mismo, y no como dijeron ellos mismos en 2012 de manera interesada contra el juez Baltasar Garzón, al que retiraron por una larga temporada de la carrera judicial por investigarles ¡Las trampas siempre salen blancas!

Pese a que las denuncias periodísticas, las evidencias palmarias, van colapsando los medios de comunicación, la Judicatura no siempre ha podido ir a la misma velocidad, bien por bastardos intereses para interrumpirla, para sabotearla, para entorpecerla, o bien por falta de recursos para llevar a cabo su verdadera función: instruir, juzgar y sentenciar.

Cuanto hemos ido conociendo a lo largo de los últimos años relacionado con la trama Gürtel, la Púnica y ahora la operación Lezo, no ha hecho sino confirmar las sospechas de ventajismo con que durante años han competido en flagrante y clamorosa superioridad los miembros de un partido respecto al resto del arco político, básicamente porque estas informaciones parecen estar demostrando presuntamente que han competido bajo un dopaje de millones desviados del caudal público. Y eso no es juego limpio.
Hubo un tiempo en que se autoproclamaban adalides de la honradez, de la honestidad, frente a los juanesguerras, las malesas, las filesas, los convolutos, los 3%…se ganaron la confianza de parte del electorado. Pero recién supimos que ya entonces presuntamente se repartían prebendas, como denunció el tesorero Bárcenas, ¡fuera caretas, todo está prescrito!

Es impredecible saber dónde terminará todo esto, pero recuerdo cómo empezó el 15M

Resulta llamativo que hayan coincidido en el tiempo la petición de comparecencia de un juez al presidente del Gobierno, pese a la oposición de la fiscalía anticorrupción y la abogacía del estado, con la acusación y encarcelamiento de un ex presidente de Gobierno Regional de su partido, que a su vez ha deparado una retahíla de detenciones paralelas, que finalmente se han consumado en la dimisión de la ex presidenta de la misma comunidad, separado todo pocas semanas tras la caída de otro presidente regional del mismo partido por otra causa ¡Suma y sigue, no pares, no pares!

Hasta ahora parecía que los españoles estábamos anestesiados, bajo los efectos del éter, completamente dormidos y narcotizados en un claro proceso de acostumbramiento a la podredumbre y atemorizados por supuestos riesgos populistas, cuando el gran depredador popular se hallaba en nuestra propia casa.
Pero la confluencia de todas estas circunstancias, como la traca final en un castillo de fuegos artificiales, parece haber supuesto un proceso catártico de purificación y reacción general contra el clima insostenible e irrespirable ¡Ya no caben más mentiras, han rebasado el límite!

Durante años hemos soportado sus insidias, su hipocresía, su cinismo, su socarronería, cuando se veían aparentemente cercados por “casos aislados”, de los que salían indemnes por fallos de procedimiento, por precipitación en la investigación, por agotamiento en el acoso y derribo, por presiones de aquí y allá ¡Hoy los casos aislados son los de los políticos pulcros e íntegros que le quedan!

Es impredecible saber dónde terminará todo esto, pero recuerdo cómo empezó el 15M, aunque finalmente no consiguiera más objetivo que acabar con el bipartidismo imperante, pero ¡por algún lado tenía que empezar una nueva revolución social y política que aún no ha terminado y está pendiente de escribir sus mejores páginas!

Tras un más que sospechoso proceso electoral en junio de 2016 quizá haya llegado el momento de empezar a pedir todas y cada una de las responsabilidades a todos y cada uno de los miembros del Partido Popular infectados por la corrupción. Como en «Los inmortales», “solo puede quedar uno”, pero hasta él sabe que caerá antes o después, por mucho que se encastille.

¡Hoy los casos aislados son los de los políticos pulcros e íntegros que le quedan!

Si creen que la dimisión de su ex responsable madrileña puede ser un cortafuego para evitar el desastre, pueden ir preparando un montón de piras individuales para incinerar los últimos vestigios de su partido que dejen los jueces, siempre y cuando éstos últimos trabajen en absoluta libertad, como proclamaba Montesquieu, y no bajo el yugo de quien gobierna al tiempo que ocupa el banquillo de los acusados.

Mención aparte y punto final merecen los inoportunos mensajes de apoyo, las sospechosas reuniones, los presuntos chivatazos…de altos mandatarios con los damnificados, que emponzoñan aún más la trasparencia y sugieren trato de favor de los arriba hacia sus semejantes ideológicos. Cualquiera que tenga memoria recordará la inquina de la Vice cuando era ella quien acusaba, pero que hoy ve todo con inocencia y comprensión, creyendo que “será la elegida y heredará la tierra limpia de polvo y paja”.

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