Extinction Rebellion: el movimiento que busca reciclar el capitalismo

Estos días ha vuelto a ser noticia. El movimiento «Extinction Rebellion» ha regresado con nuevas protestas en las calles.

Por Oriol Sabata

Este 25 de agosto hubo una manifestación en Londres para exigir que se tomen medidas urgentes contra el cambio climático.

La organización ambientalista asegura que mantendrá movilizaciones durante dos semanas con el objetivo de presionar a los gobiernos.

Scott, miembro del movimiento, advertía sobre los incendios y las inundaciones de este verano y decía que «estamos aquí para exigir una acción realmente inmediata».

Extinction Rebellion nace en 2018 y se autodefine como un movimiento «políticamente no partidista» que busca «convencer a los gobiernos para que actúen con justicia en la emergencia climática y ecológica».

En sus demandas denuncian la grave situación que atraviesa el planeta pero se limitan a pedir medidas a los gobiernos. En ningún momento se vincula la emergencia climática al modo de producción capitalista. La organización obvia esta cuestión estructural, dejando a un lado el carácter depredador del liberalismo y apelando a la responsabilidad individual de ciudadanos y dirigentes políticos.

Capitalismo, la raíz del problema

El cambio climático es una consecuencia directa del capitalismo. La burguesía, en su afán de aumentar la productividad y la tasa de beneficio, promociona el consumismo y explota a la clase trabajadora y los recursos naturales del planeta. Esta dinámica destructiva es inherente al sistema y nos encamina al colapso social y ecológico.

Un informe de Carbon Majors Report muestra que el 71 por ciento de las emisiones de CO2 provienen de tan sólo 100 empresas y que el 10 por ciento de las personas más ricas emiten el 49 por ciento de las emisiones globales.

Parece que desde los círculos academicistas que impulsan Extinction Rebellion este análisis de clase va demasiado lejos y resulta mucho más fácil hacer recaer toda la responsabilidad en el comportamiento del ciudadano y en la mala gestión de los gobiernos liberales.

Detrás de estas consignas, en realidad lo que se esconde es la enésima promesa de reforma del capitalismo, de la posibilidad de un sistema más «humano y respetuoso».

En definitiva, el relato que se construye con este tipo de activismo es una especie de reinvención del capitalismo, el reciclaje del régimen mediante un nuevo envoltorio «verde».

La jugada es maestra: se desactiva la lucha de clases y se substituye por la «salvación» del planeta. ¿Quién podría negarse a tan noble causa, verdad?

Ante esta estrategia la respuesta debe ser firme. Hoy más que nunca hay que situar la contradicción trabajo/capital en el centro del tablero y señalar el choque de intereses, las posturas irreconciliables que existen entre el proletariado y la burguesía.

Frente a los trileros que nos hablan de la emergencia climática sin cuestionar la hegemonía liberal, deberemos responder que queremos tomar el control de la economía, expropiar a los explotadores y construir un sistema socio-económico en el que se planifique al servicio de la mayoría trabajadora.

Solo eliminando el modo de producción capitalista será posible un porvenir digno para la humanidad. Y esta alternativa de futuro y progreso no es otra que el socialismo.

5 Comments

  1. ¿Tanto costaba informarse bien antes de escribir semejante artículo? Lo que Juan dice de Pedro dice más de Juan que de Pedro… Pues eso, seguid haciendo vuestra nueva revolución desde el sofá de casa, pidiendo empatía social a las empresas con eso que llamáis economía del bien común. Saludos!

  2. El capitalismo y su eufemismo avanzado: El neoliberalismo, demostró su incapacidad para afrontar el futuro; nos puso en la disyuntiva de los crecimientos imposibles con su consecuencia destructiva, disfuncional y consumista que nos confronta con el apocalipsis Malthusiano…

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