Feltrinelli, cambiar el mundo con los libros y con las armas

Comenzó a recopilar documentos sobre el movimiento obrero en Italia, y más tarde en el internacional, en lo que sería conocido como la Biblioteca Feltrinelli que, en la actualidad, cuenta con 200.000 volúmenes

Por Angelo Nero

Giangiacomo Feltrinelli nació en el seno de una de las familias más ricas de Italia, en Milán, en 1926. “Fui educado de la forma más ortodoxa posible desde el punto de vista burgués, con institutrices, comodidades, viajes, etcétera, y siempre aislado de mis coetáneos,“ escribiría, recordando su infancia. En 1935 moría su padre, Carlo, y su madre se casaba con un periodista del Corriere della Sera. Eran los tiempos del auge del fascismo en Italia, y el mismo Benito Musollini ocupó la Villa Feltrinelli en Saló, donde años más tarde, en 1943, los alemanes proclamarían la Repubblica Sociale Italiana o Repubblica di Salò, cuando ya había comenzado la invasión aliada.

Poco antes, el joven Giangiacomo comenzaba a introducirse en el comunismo: “En 1940 conocí a un obrero de Erba, Augusto Sala. Por las conversaciones que mantuve con él, tuve noticia por primera vez de los detalles de la lucha popular que los obreros habían sostenido contra los fascistas en 1921. Por primera vez supe que existían otros partidos, en particular los comunistas y los socialistas. El relato de los heroicos episodios de la lucha popular contra los fascistas y squadristi, financiados y apoyados por los industriales, me entusiasmaba.”

Por entonces comenzó a devorar libros sobre el materialismo histórico, algo que sería determinante en el rumbo que tomaría su vida: “Después de la liberación de Roma, donde me encontraba el 4 de junio, tuve la suerte de leer dos obras de especial importancia y actualidad: el Manifiesto Comunista y El estado y la revolución, de Lenin.” En noviembre de 1944 se alistó en el Cuerpo de Combate Legnano, dentro del Comitato di Liberazione Nazionale, y en marzo de 1945 se afilia al Partito Comunista Italiano, que se había fundado solo cinco años antes de su nacimiento.

Se casa un par de años después con una joven que provenía de las filas del PSIUP (Partito Socialista Italiano di Unità Proletaria) y se había pasado al PCI, Bianca Dalle Nogare, coincidiendo con su mayoría de edad, lo que conllevó que el peso del ingente patrimonio de la herencia de su padre cayera sobre él.

En 1948 se implicó en el aparato de prensa y propaganda del partido, mientras comenzó a recopilar documentos sobre el movimiento obrero en Italia, y más tarde en el internacional, en lo que sería conocido como la Biblioteca Feltrinelli que, en la actualidad, cuenta con 200.000 volúmenes. Giangiacomo utilizaría su fortuna para hacerse con manuscritos y cartas de Marx, Engels, así como documentos y publicaciones de la Comuna de París, recorrería toda Europa buscando “los papeles de la Revolución”, no solo desde la ortodoxia estalinista, de la que bebía el PCI, sino también de voces disonantes del comunismo europeo e internacional.

Funda la Feltrinelli Editore en 1954, el año de la muerte de Stalin, y no tarda en tener un éxito de ventas con la publicación de “Doctor Zhivago” de Boris Pasternak, lo que le valdría la expulsión del PCI, por las críticas vertidas en la novela a la Revolución Rusa. En 1958 vuelve a tener otro sonado éxito editorial con “El gatopardo”, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Su olfato para los buenos libros, sin importarle a quien molestasen, le llevó también a publicar a Henry Miller, para escándalo de la puritana sociedad italiana. Publicó también a los grandes autores del boom latinoamericano, empezando por García Márquez y José Luís Borges.

Durante los años siguientes viajó a lo largo del mundo, estrechando lazos con dirigentes de la izquierda revolucionaria, como Fidel Castro, a quien conoce en 1964, y será el editor de sus libros en Europa, así como los del Che Guevara, comenzando con el “Diario de Bolivia”, que le entrega el propio Fidel, también publica las obras del líder vietnamita Hồ Chí Minh.

El atentado fascista de la Piazza Fontana de Roma, en diciembre de 1969, hace que Giangiacomo pase a la clandestinidad, debido a sus relaciones con Renato Curcio, fundador de las Brigate Rosse, a la que algunos medios le acusaban de financiar. Eran los “anni di piombo”, con amenazas de golpe de estado, la siniestra red Gladio y la grupos operarios y brigadistas comunistas, combatiendo a un capitalismo que ya impregnaba toda la sociedad y economía italiana. Ferltrinelli crea su propio grupo, el Gruppi di Azione Partigiana (GAP).

En 1972 falleció cuando le explotó el explosivo que estaba colocando en una torre de alta tensión, en Milán. Renato Curcio lo recordó así, años más tarde, cuando se producía uno de los procesos contra la Brigate Rosse: “Osvaldo (su nombre de guerra) no es una víctima, sino un revolucionario caído en combate. Él estaba involucrado en una operación de sabotaje de torres de alta tensión que iba a provocar un apagón en una amplia zona de Milán; con el fin de asegurar un mejor funcionamiento de los núcleos implicados en el ataque a varios objetivos.”

A su entierro acudieron miles de personas, pero muchos miles más siguieron acudiendo a sus librerías, diseminadas por todo el país, buscando libros a precios asequibles y de calidad, siguiendo la máxima de Giangiacomo: «Cambiare il mondo con i libri, combattere le ingiustizie con i libri»  (Cambiar el mundo con los libros, combatir la injusticias con los libros).

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