CIne | Buscando alegorías en «Madre!» de D. Aronofsky

Por Susana Gómez Nuño

Viendo la cartelera de esta película uno puede pensar fácilmente que se trata de una película de terror, o como mínimo de un thriller psicológico de suspense. Pero nada más lejos de la realidad. Se trata de una de esas palículas que te hacen pensar y reflexionar durante unos cuantos días, y que merecen verse una segunda vez, ya que una vez descubiero el misterio que esconde, uno puede recrearse en algunos matices que pueden haber pasado fácilmente desapercibidos durante el primer visionado.

Antes de que sigáis leyendo debo advertiros dos cosas. La primera: en este artículo se hace spoiler de la película, así que si aun no la habéis visto y tenéis intención de hacerlo, os recomiendo que paréis aquí la lectura. Si, por el contrario, la habéis visto y tenéis curiosidad por saber si hemos encontrado los mismos simbolismos, continuad. La segunda: las interpretaciones y alegorías que se desprenden de este filme son fruto de mi opinión y reflexión personal y, como tales, objeto de polémica ya que son totalmente subjetivas. Estáis invitados a dejar vuestros comentarios y opiniones. Ahora sí. Empezamos.

La primera escena empieza con el primer plano de la cara ardiendo de una mujer, acto seguido una casa hecha cenizas y finalmente de las cenizas surge la figura de una mujer en la cama y todo se reconstruye como por arte de magia. A partir de aquí, encontramos a la protagonista interpretada por Lawrence, amante y devota esposa, encargada de rehabilitar y acondiconar la casa, con la que siente una especial conexión, y a su marido, Bardem, que es un poeta en medio de una crisis creativa.

Aparecen en escena, Ed Harris y, posteriormente, Pfeiffer, en el papel de su esposa, a los que el poeta, fascinado con ambos, permite la entrada a su casa. Acto seguido se suceden varias escenas en las que los invitados hacen lo que les da la gana sin respetar ni a la casa ni a sus dueños, aun así Bardem no tienen la necesidad de sacarlos de allí. Después de prohibirles que toquen una especie de piedra brillante que descansa en una estanteria del despacho del poeta y que este guarda con especial celo, el matrimonio vuelve a hacer de las suyas y la acaban rompiendo. A pesar del disgusto de Bardem y el enfado de Lawrence, el primero sigue sin querer echarlos. Eso sí, tapia el despacho para que nadie vuelva a entrar jamás.

A continuación, aparecen los hijos del matrimonio. Dos hermanos que incian una discursión con su padre enfermo por el tema de la herencia. La pelea acaba dramáticamente, y el hermano menor golpea al mayor con un pomo en la cabeza, hiriéndolo de muerte. El funeral se celebra en la casa y un montón de personas hacen acto de presencia. En la misma línea que el matrimonio intruso, no respetan nada y causan un montón de estropicios, aunque algunos intentan repararlos ante la indignación de Lawrence, que no entiende nada.

Finalmente, tras echar a los intrusos, Lawrence se queda embarazada y Bardem, tocado al fin por la inspiración, escribe una poesía preciosa que no tarda en verse publicada y ser número uno en ventas. Los fans empiezan a acudir a la casa de la pareja, ante el disgusto de Lawrence que no entiende porqué su esposo les permite la entrada. Frente a sus reiteradas preguntas, él solo alcanza a decir: “Han venido a verme a mí”. En este punto las cosas empiezan a descontrolarse y la casa se llena de gente de todo tipo, que no hacen más que destrozarlo todo y matarse entre ellos.

Después de varias escenas cruentas de las que Lawrence parece escapar de milagro, Bardem habilita el despacho para que su esposa de a luz allí, ya que al parecer es el único lugar donde todavía no ha entrado nadie. Una vez el niño ha nacido, se hace el silencio en la casa y Bardem quiere enseñar el niño a los intrusos, a lo que Lawrence se niega rotundamente. Pero cuando esta se queda dormida, le quita al niño y lo muestra ante la multitud, la cual se lo arrebata y empieza a devorarlo. Lawrence, totalmente fuera de sí, le recrimina a Bardem lo que ha hecho la muchedumbre enardecida y este le responde que están arrepentidos de verdad y que deben perdonarlos. Lawrence, decidida a acabar con todo, baja al sótano y prende fuego a la cuba de gasolina, incendiando la casa.

La película acaba igual que empieza, pero aun falta la escena final en la que Bardem recoge a su esposa quemada y le pide lo único que le queda, su amor y su corazón, ella accede y él se lo arranca causandole la muerte. Entre las cenizas de su corazón aparece la misma piedra brillante que el matrimonio intruso del principio rompió. El ciclo vuelve a empezar, y la figura de otra mujer vuelve a surgir de las cenizas.

En realidad, esta película no solo alude a la destrucción de los ecosistemas, sino que también es una alegoría a la religión, al cristianismo, donde Bardem es Dios, y Lawrence, su esposa, la madre de Cristo.

A simple vista, este resumen puede parecer un sinfín de barbaridades una detrás de la otra, pero lo cierto es que su comprensión requiere de cierto esfuerzo intelectual y de la habilidad de ver más allá de las imágenes. Al principio, ante la falta de respeto del matrimonio Harris-Pfeiffer, creí que se trataba de una alegoría sobre la tierra y la forma en la que los humanos estamos acabando con los recursos de la misma. Y seguí en esa línea hasta la escena gore de canibalismo con el bebé. Ahí, mi mente dio con la clave, volví hacia atrás y todas las piezas encajaron.

En realidad, esta película no solo alude a la destrucción de los ecosistemas, sino que también es una alegoría a la religión, al cristianismo, donde Bardem es Dios, y Lawrence, su esposa, la madre de Cristo. El matrimonio intruso, serían Adán y Eva, la casa, el paraíso en donde ellos se creían con derecho a llevar a cabo todos sus antojos. Después de mucho reflexionar también llegué a la conclusión de que la piedra brillante podría ser, entre otras cosas, la manzana. Dios prohibe a Adán y Eva comerse la manzana: el simbolismo con la piedra es obvio. Ellos rompen la piedra, dando lugar al pecado original y son expulsados del paraíso. En este punto observamos un montón de referencias fácilmente localizables en la Biblia. Una pregunta que me rondaba era porqué Adán estaba enfermo, así que supuse que la enfermedad era un símbolo de la mortalidad humana.

Por otro lado, los hijos del matrimonio intruso son Abel y Caín. El asesinato del hermano mayor a manos del menor es prueba de ello. Abel muere de un golpe con una piedra, en el filme lo hace por un golpe con un pomo de una puerta. Después Dios se inspira y escribe la Biblia, que vendría a ser la poesía best seller. Dios se erige como un personaje egocéntrico que se complace en la adoración que la multitud siente por él. Esa será la justificación para que entren en su casa y en su nombre se cometan inumerables tropelías, guerras e injusticias, que se ven reflejadas en las brutalidades y destrozos que se comenten en el interior de la vivienda. Luego, la llegada del niño, que nace en el despacho, símbolo, tal vez, del pesebre al que hace referencia la tradición cristiana. La escena de canibalismo, escena que me iluminó, se remite de forma obvia al rito católico de comer el cuerpo de Cristo, la Eucaristía. Jesús muere y Dios, a pesar de ello, perdona a los humanos. Es por eso que Bardem le insiste a su esposa que deben perdonarlos.

Sin importar si gusta más o menos, esta película nos hará pensar y reflexionar para encontrar en cada personaje y en cada acción una alegoría a la religión, al cristianismo, a las guerras, a las injusticias y a la barbarie ecológica que estamos perpetrando en el planeta.

En mi opinión, el papel de Lawrence refleja varios personajes a la vez, no solo el de esposa de Dios y madre de Cristo, la Virgen María, sino que también sería el amor puro o, incluso, la fe. El hecho de que le entregue a Dios su corazón y todo vuelva a iniciarse de nuevo, sugiere que no es la primera vez que ocurre, lo que me recuerda un poco a Mecanoscrit del Segon Origen de Manuel Pedrolo. Entiendo, pues, que no hay solo un origen, sino muchos. No es que Dios nos haya abandonado sino que, a cambio de adorarlo, lo ha dejado todo en nuestras manos, permitiéndonos el libre albedrío. Aunque parece que no escarmentamos y siempre acabamos igual de mal. Tenemos la opción de que todo sea mejor y podemos identificar en el filme algunos personajes secundarios que son prueba de ello –los que intentan arreglar la casa o los que salvan y ayudan a los más necesitados– pero parece que la maldad o, tal vez, unas creencias erróneas nos llevan siempre al inevitable y catastrófico final.

Por supuesto, estas son algunas de las lecturas que pueden darse de esta película. Sin importar si gusta más o menos, nos hará pensar y reflexionar para encontrar en cada personaje y en cada acción una alegoría a la religión, al cristianismo, a las guerras, a las injusticias y a la barbarie ecológica que estamos perpetrando en el planeta.

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