A seis meses del golpe de estado en Bolivia, y en medio de la pandemia, el carácter represivo y armado del gobierno de facto sigue siendo orden, santo y seña de la deriva autoritaria del régimen.
Ayer los habitantes de la zona sur de Cochabamba, K’ara K’ara, salieron a las calles para exigir la apertura de las actividades económicas. El hambre acecha ante la incapacidad del gobierno para hacer frente a la situación excepcional del contexto. «El hambre – relata una periodista de la zona – y la necesidad los ha organizado. Están viviendo encapsulados y sin recursos, porque los 500 bs para tres, que ha dictaminado el gobierno como solución son una burla. Muchas de las personas que salieron ayer, además, no han recibido bono alguno por falta de documentación o por no cumplir ciertos requisitos minuciosos».
En un principio la concentración era de carácter pacífico, hasta que apareció la policía y militares para dispersar la multitud. Empezaron a ser utilizados gases lacrimógenos, que abrieron paso para la entrada del grupo paramilitar de la RJC, siempre al servicio, como ya ocurrió en las jornadas sangrientas posteriores al golpe de estado.
Sobre estos ‘motoqueros‘ se ha difundido un audio por redes y medios, que presuntamente, pertenece a Yassin Steven Molina, uno de sus cabecillas, hablando del armamento con el que iban a irrumpir anoche.
Aunque se desconocen los datos sobre las detenciones y el número de heridos, como informa Gabriel Villalba, «hay heridos por bala, es represión militar con armamento bélico como ocurrió en Sacaba y Senkata«.
Hoy, sin embargo los residentes de la zona, han vuelto a convocar nuevas concentraciones porque «mucha gente ya no tiene para comer, pero a la vez el gobierno no dispone de material para hacer pruebas, no te atienden en los centros sanitarios. ¿Que sentido tiene que sigamos encerrados? Esperan que muramos de hambre y en silencio».
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