Paro. Desahucios. Hambre. Sanidad. Educación. Terrorismo. Pensiones. Salario mínimo. Independencia. Corrupción. Violencia de género… Ganas de marear la perdiz, nada más. El Congreso de los Diputados no está para esas fruslerías, ni para superficialidades parecidas. El consenso, la unanimidad, el absoluto acuerdo debe darse cuando el tema es crucial, cuando la nación depende de ello, cuando nuestra identidad como pueblo y nuestro bienestar están en juego… en vacaciones.
Sólo me gustaría señalar un par de cuestiones que, cuando menos, me chocan un poquitín. Señores diputados: el lunes, el martes y el miércoles no son festivos. Son día laborales como otros cualquiera. La importancia de sus planes es mínima, porque se han permitido el lujo de hacerlos cuando no debían. El 99% de la población ocupada española trabaja esos tres días. Y un porcentaje que estimo elevado, pero que desconozco en absoluto, tendrá que trabajar también el jueves, el viernes, el sábado y el domingo… Y eso me lleva a la otra cuestión: señores diputados pertenecientes a la nueva política, aquellos que afirman orgullosos ser la verdadera representación de la gente de la calle, los que hablan de los de arriba y los de abajo, los que han llegado al Congreso a traer a la gente normal y a devolver las instituciones al pueblo… ¿en serio han apoyado una resolución que les permite librarse de sus obligaciones porque son en semana santa? ¿Unanimidad quiere decir que ustedes también han votado a favor de aplazar sus obligaciones como parlamentarios, eso que nadie más puede hacer, que no puede hacer el camarero, el panadero, el conductor de autobús, el ATS ni la prostituta? ¿El español de la calle que ustedes conocen puede decidir no ir a trabajar ninguno de esos tres días laborales? Joder, pues yo debo de ser un pringao de narices, porque a mí no me queda otra… y como autónomo que soy, para poder descansar uno de esos días tendré que pagar a alguien que ocupe mi lugar.
Gracias, señores diputados en general y miembros de la izquierda en particular, por demostrarme que cuento con ustedes para los grandes temas. Y ya, de paso, aprovecho para desearles unas buenas vacaciones de una semana entera.
¡Ah! Y mi más sentido pésame porque en abril tendrán ustedes que celebrar cuatro plenos en vez de tres. Puta vida…
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