Barcelona. 145 concentració: Per l’exhumació de totes les víctimes de desaparició forçada o involuntària

Al ritmo de exhumación que ha llevado la Generalitat hasta ahora pasarán cientos de años hasta que se abran todas las fosas, una broma macabra. Las exhumaciones de nuestras víctimas no llegan al 1% de todas las excavaciones arqueológicas que se realizan en Catalunya anualmente

Por Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes / LQSomos

Veritat, Justicia, Reparació:
El dissabte 31 desembre a les 12 hores a la plaça Sant Jaume, BCN.
Per l’exhumació de totes les víctimes de desaparició forçada o involuntària

El 31 de diciembre nuestra campana de verdad, justicia y reparación repicará 12 veces, en la plaza Sant Jaume de Barcelona, continuando con la tradición de las uvas por los derechos de las víctimas del franquismo y la transición. Este año rendiremos este pequeño homenaje a las víctimas de desaparición forzada que quedan sin exhumar en más de 800 fosas en Catalunya.

El 12 de diciembre se iniciaron las tareas de exhumación de Cipriano Martos, un logro conseguido gracias al gran trabajo de nuestras compañeras y compañeros de la Xarxa Catalana i Balear de Suport a la Querella Argentina con la total cooperación de nuestra Mesa de Catalunya d’Entitats Memorialistes.

Nos felicitamos por esta victoria para nuestro compañero Antonio Martos Jiménez, para toda la familia Martos Jiménez, para sus compañeros de militancia y para todos aquellos que lo han hecho posible. Pero tenemos centenares y centenares de víctimas de desaparición forzada en Catalunya, algunas hace más de 80 años que esperan ser arrancadas de la tierra que no solo sepultó sus cuerpos sino también sus memorias. Toneladas de olvido sobre sus huesos, un peso insoportable sobre las espaldas de las familias, que quieren inhumarlos con los suyos en sus pueblos. Y mientras tanto, quienes tienen que hacer posible que se ponga fin al sufrimiento de tantos familiares olvidan sus deberes ineludibles para con ellos. Olvidan incluso la palabra que define a estas víctimas y les da entidad como víctimas de crímenes de lesa humanidad, que, recordemos, son imprescriptibles. Son víctimas de desaparición forzada o involuntaria. Un término que, por cierto, no aparece ni una sola vez en la exposioción, recién inaugurada en el Palau Robert, desafortunadamente titulada “85 años de exhumación de fosas comunes de la Guerra Civil en Catalunya”. Desde Cipriano Martos Jiménez, inhumado clandestinamente por los verdugos de la dictadura, a los ejecutados y lanzados en un agujero oscuro, quizá sin contabilizar, porque al final nuestras víctimas son consideradas muchas veces como cifras. No olvidamos a los soldados republicanos caídos por las libertades, muertos por los fascistas, que cubren las cotas de los frentes del Ebro en tierras tarraconenses sin tener ni tan siquiera la protección de la tierra. Hecho que denunció nuestro compañero Marc Antoni Malagarriga en la Comissió de Justícia del Parlament de Catalunya el 22 de septiembre y también en dos comisarías de los Mossos d’Esquadra.

Por eso nos preguntamos hasta cuándo tendrán que esperar estas víctimas de desaparición forzada o involuntaria para ser rescatadas de sus fosas, cuánto tendrán que esperar para que se apliquen correctamente los protocolos que marca Naciones Unidas para llevar a cabo estas exhumaciones con total garantía. Eso incluye cruzar el resultado de las pruebas de ADN hechas en cada exhumación con todas y cada una de las muestras donadas por los familiares de las víctimas y notificar a cada uno que así se ha hecho. Unas muestras genéticas que quedan registradas en un banco de ADN de enfermedades hereditarias del Registro Nacional de Biobancos. Será por la transmisibilidad del gen rojo que el psicópata y sádico Vallejo-Nájera, el doctor Mengele de los franquistas, definía como una enfermedad a extirpar. El Banc d’ADN català pels desapareguts 1936-1977 no existe oficialmente.

Al ritmo de exhumación que ha llevado la Generalitat hasta ahora pasarán cientos de años hasta que se abran todas las fosas, una broma macabra. Las exhumaciones de nuestras víctimas no llegan al 1% de todas las excavaciones arqueológicas que se realizan en Catalunya anualmente, son tratadas como hallazgos arqueológicos que pueden esperar a ser descubiertos. Y cuando son descubiertas se almacenan en diversos espacios públicos, como cementerios, y privados, cuando deberían estar todas juntas y custodiadas por la Generalitat de Catalunya. Ya estamos llegando muy tarde y como en tantos casos no habrá reparación posible. No es tolerable que los descendientes y familiares de las víctimas vayan muriendo sin haber podido cumplir la promesa que hicieron a la madre de encontrar al padre, o al padre de encontrar al hermano, o al hermano de encontrar a la madre o la promesa que se hicieron a sí mismos.

El President de la Generalitat y la Consellera de Justícia, Drets i Memòria, Gemma Ubasart, han anunciado este mes que doblarán el presupuesto para exhumaciones, para la localización, recuperación y análisis antropológico y genético de los restos óseos. Al mismo tiempo anunciaban que el mapa de fosas de la Generalitat, que hasta entonces contemplaba más de 500 fosas, quedaba obsoleto y que ahora son más de 800, más de 300 nuevas fosas surgidas de un día para otro. No hay que hacer muchos números para ver que doblar el presupuesto mientras crece exponencialmente el número de exhumaciones pendientes es una noticia con muchas sombras.

Queremos recordar que estas violaciones de los derechos humanos están denunciadas en la querella argentina por la Associació del Banc d’ADN, por el CRBLL, por la Associació Lo Riu y por la Associació Altraitalia Barcelona, y que no renuncian, no renunciamos a nuestro derecho a la verdad, la justicia y la reparación.

Veritat, Justicia, Reparació:
El dissabte 31 desembre a les 12 hores a la plaça Sant Jaume, BCN.
Per l’exhumació de totes les víctimes de desaparició forçada o involuntària

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