“El 1 de diciembre de 2008 el presidente saliente de EE.UU., George W. Bush, reconoció que el mayor error de sus ocho años en la Casa Blanca fue hacer caso a los informes de inteligencia que decían que había armas de destrucción masiva en Irak. El 25 de octubre de 2015 el exprimer ministro británico Tony Blair pidió disculpas por su papel en la guerra de Irak y en una entrevista en la CNN, admitió que el caos generado por aquella guerra ha contribuido a la aparición y crecimiento del grupo yihadista Estado Islámico (ISIS). El 5 de junio de 2018, José María Aznar se ofrece a refundar el centro derecha de España, por si no sabemos vivir sin él. Venga, señor Aznar, a lo mejor lo que debe refundar es su conciencia y su ego. Lo mínimo es que no vuelva a aparecer en nuestras vidas nunca más. ¡Váyase, señor Aznar! Y no vuelva nunca”
(Aitana Castaño)
La desfachatez del señor José María Aznar (ex Presidente del Gobierno, 1996-2004) es gigantesca y descomunal. El pasado 5 de junio reapareció en Madrid para la presentación de un libro, acompañado entre otros por el Director de FAES, la fundación que él dirige desde hace años, ligada al PP y sus compinches ideológicos, aquéllos que difunden mantras como que «lo gratis no funciona», «el problema es el sector público», y otras falacias por el estilo. Pues bien, durante aquél acto lanzó encendidas proclamas como que «En Cataluña hay un gobierno golpista y el movimiento independentista no ha sido desarticulado», que refleja su enorme desprecio por la democracia. Insinuó (como casi todo el PP) que el actual Gobierno del PSOE es ilegítimo, cuando ha surgido de la utilización prevista constitucionalmente. Y lo dicen ellos, que se dicen a sí mismos, junto con C’s, «constitucionalistas». ¿Cabe mayor hipocresía? Aseguró también que «La corrupción es un cáncer que no podemos tolerar. Os digo que cada uno debe de responder por sus actos». Curiosa frase venida de un ex Presidente que tiene a la inmensa mayoría de su gabinete condenado o implicado en casos de corrupción que se han destapado durante todos estos últimos años. El propio Aznar presidio durante 15 años un partido que se financió irregularmente y que poseía una contabilidad opaca, según ha quedado acreditado judicialmente. Y aún tuvo la desvergüenza de asegurar en público: «Yo respondo de los míos desde el primero hasta el último, mirándoos de frente os lo digo». Absolutamente bochornoso.
Porque entre esos «suyos» tenemos una lista bastante larga, que es incluso probable que vaya creciendo aún más. Como nos recuerda Ignacio Escolar en este artículo para su propio medio, entre los suyos destaca su vicepresidente Rodrigo Rato (aquél del «milagro económico»), condenado por el caso de las Tarjetas Black, e implicado en el de la salida a bolsa de Bankia. O su gerente Luis Bárcenas, condenado por el caso Gürtel. O su Ministro de Trabajo Eduardo Zaplana, detenido recientemente por blanqueo de capitales y otros ilícitos fiscales. O su Ministro de Medio Ambiente, Jaume Matas, también condenado por múltiples casos de corrupción. Todos ellos fueron alabados y puestos como referencia y buenos ejemplos de gobernantes, tanto por Aznar como por Rajoy. Pero lo cierto es que el legado de Aznar se resume en que 12 de sus 14 ministros/as están imputados/as, implicados/as o cobraron sobresueldos. Como aseguraba Gabriel Rufián: «De la boda de la hija de Aznar sólo se salvan los camareros». Lo resume muy bien este artículo del medio El Plural. No obstante todo lo cual, la «contribución» a mayor escala y eco internacional de su Gobierno fue la participación de nuestro país en la Guerra de Irak, de la que dimos cuenta a fondo en este otro artículo. Una incursión que aún nos pasa factura, y por la que el señor Aznar todavía no se ha disculpado (como sí lo han hecho sus homólogos Bush y Blair). Pero el ego de este personaje sólo es comparable a su incompetencia. Y aún con todas esas credenciales, el señor Aznar aseguró que «Soy de los que cree que la mentira hay que tomársela en serio. Porque la mentira se ha profesionalizado. Y porque hay que evitar que salga gratis». Creemos que no cabe mayor cinismo. Como él mismo asegura, todo un profesional de la mentira y del cinismo. Eso es exactamente el señor Aznar.
Aznar reúne lo más perverso del ala conservadora y neoliberal de su partido, y de los que están a la derecha de su partido
Pero lo más destacable de dicha rueda de prensa fue que, a pesar de todo lo que hemos comentado, el señor Aznar se ofreció voluntariamente a «reconstruir el centro derecha español», que según él, está dividido y enfrentado. Y este singular «ofrecimiento» lo realizó destacando lo siguiente: «No tengo ningún compromiso partidario ni me considero militante de nada ni me siento representado por nadie». Aunque eso fuera así (que no lo es, ya que no nos consta que se haya dado de baja en el PP), señor Aznar, no nos tome por imbéciles. No hace falta que usted milite en ninguna formación política, porque ya conocemos perfectamente su ideario. Lo puso usted en práctica durante sus ocho años de mandato, y reúne lo más perverso del ala conservadora y neoliberal de su partido, y de los que están a la derecha de su partido. El ya ex Presidente Rajoy le contestó al día siguiente en una entrevista radiofónica que el centro derecha español es el PP, y que no hace falta reconstruir nada. Rajoy tampoco tiene razón, porque el centro no existe, y la derecha no está representada únicamente por el PP, sino también por Ciudadanos, Vox y el ala más derecha del PSOE, así como el PdCat en Cataluña, y las pequeñas formaciones políticas territoriales que son satélites ideológicos de todos ellos (PNV, UPN, CC…). Desgraciadamente, la derecha española es muy amplia, y no necesita ser «regenerada», ya que es así por naturaleza: autoritaria, antidemocrática, antisocial, cínica y corrupta.
Pero volvamos a Aznar. Durante los últimos años, ¿cuál ha sido la trayectoria de este personaje? Después de abandonar el Gobierno, el señor Aznar se dedicó a las puertas giratorias (pertenecer y cobrar del Consejo de Administración de alguna gran empresa privatizada) y a la impartición de charlas y conferencias por todo el mundo, destilando su ignorancia y su prepotencia. Hoy día repudia al partido donde lo fue todo (aunque no repudia su ideario), y al que dejó como sucesor a dedo a M. Rajoy, que ya sabemos cómo ha acabado, dejando al partido «echo unos zorros», salpicado de corrupción hasta las cejas, y profundizando la línea antisocial de recortes y privatizaciones al Estado del Bienestar. Prácticamente todos los colectivos ciudadanos se han manifestado durante estos años contra las políticas del PP, incluidos los/as pensionistas, su último refugio de votantes. Y así, sanitarios/as, educadores/as, científicos/as, estudiantes, parados/as, asociaciones juveniles, asociaciones sindicales, colectivos obreros, plataformas ciudadanas, plataformas contra los desahucios, plataformas de afectados por la banca, asociaciones feministas, mareas, marchas por la dignidad, y un largo etcétera han protagonizado protestas y movilizaciones masivas contra esta insensible derecha que quiere acabar con todo. Y esta es la derecha que el señor Aznar pretende «reconstruir». Este señor está absolutamente inhabilitado para «reconstruir» nada, y lo único sensato que puede hacer es callarse e irse a su casa definitivamente. Lo único que esperamos de él son sus disculpas por habernos metido (con todo lo que ha acarreado después) en la Guerra de Irak. Es demasiado daño el que ha hecho ya a este país y a su gente. El problema es que esta gente de la derecha no posee ni la más mínima vergüenza. ¡Nunca Más, señor Aznar!
Pero mira que es chulo el tipo este.