Con el prior hemos topado, amigo español
La tibieza con la que el Vaticano o la propia Conferencia Episcopal han tratado este asunto no es colaboración, sino cobardía. En lugar de demostrar un inequívoco respeto y acatamiento de las decisiones que los poderes del estado han tomado, desde el Parlamento en su sesión de septiembre de 2018, hasta el gobierno y, ahora, el Tribunal Supremo, la iglesia ha mantenido siempre una postura del tipo “eso no es asunto mío”, intentando de esta manera limpiar su historia de órgano cómplice de la dictadura, pero sin renegar abiertamente de esa misma historia.