El Reino Unido vive una situación de desgobierno pocas veces vista. La renuncia de Liz Truss, que estuvo apenas 45 días como primera ministra, confirma un panorama desolador.
Por Gonzalo Fiore Viani / La tinta
Liz Truss se mantuvo en el cargo apenas 45 días. Más allá de su clara incapacidad para liderar al país en un contexto político, económico y social extremadamente complejo, el principal problema, tanto del Reino Unido -en particular- como de Europa -en general-, es que llegó la hora de administrar la escasez. Como dijo Emmanuel Macron hace un mes: la era de la abundancia se terminó. La crisis derivada primero del Brexit, profundizada por la pandemia y agravada por la guerra de Ucrania, hace que sea prácticamente imposible para un gobierno mantenerse en el cargo con índices de popularidad altos durante un tiempo considerable. El asunto es que el período de “luna de miel” no solo se ha acortado, sino que, en muchos casos, directamente, ya no existe más.
Horas antes de la renuncia de Truss, había dimitido su ministra del Interior, Suella Braverman, debido a un error administrativo propio de una amateur respecto de la crisis migratoria. Se trataba de la segunda renuncia en el gabinete conservador en apenas una semana. Un par de días atrás, había hecho lo mismo el ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, reemplazado por Jeremy Hunt. El gobierno tuvo que dar marcha atrás en las duras políticas fiscales anunciadas, lo que provocó la renuncia de Kwarteng y la caída estrepitosa en la popularidad de Truss. El propio Hunt, de 55 años, sonaba como candidato a reemplazar a Boris Johnson en su momento, pero ya aseguró que no tiene ningún interés en participar de la carrera para llegar al 10 de Downing Street.
En agosto, la inflación alcanzó su máximo histórico de los últimos 40 años. Los economistas esperan que los aumentos de precios vuelvan a repuntar hacia finales de año, augurando, además, que el Banco de Inglaterra deberá subir las tasas, lo que retroalimentará el fenómeno inflacionario. Reino Unido se encuentra entre las siete economías avanzadas con mayor inflación del mundo, aunque es superada por España y los Países Bajos.
Como consecuencia de la crisis, los sindicatos se encuentran en pie de guerra. En el corto plazo, se espera que la Confederación de Sindicatos Británicos convoque a una huelga general masiva, lo que podría significar la más importante y multitudinaria desde las protestas de los mineros, en el período 1984-1985.
La falta de liderazgos políticos claros es tan grande que hasta Boris Johnson, que debió renunciar y salir por la puerta de atrás hace poco menos de tres meses, suena nuevamente como candidato a volver a ocupar el cargo de primer ministro. Johnson cuenta con el apoyo necesario de más de 100 diputados conservadores para disputar las primarias de su partido, aunque no está claro aún si tiene la intención concreta de hacerlo. Lo cierto es que regresó al país el 22 de octubre, tras una estadía en el extranjero luego de su salida del poder, alimentando todavía más los rumores de un probable regreso a los primeros planos de la política británica.
Dentro de los Tories, el ex ministro de finanzas, Rishi Sunak, también suena como el candidato con más posibilidades de encabezar un nuevo gobierno, además de Jenny Mordaunt, la ministra de Relaciones con el Parlamento. La cadena BBC se preguntó luego de la salida de Truss: “¿Cuál es la inaudita razón por la que alguien -especialmente aquellos que quieren liderar el Partido Conservador británico- pretende ser primer ministro? Como están las cosas, ¿es posible que alguien en sus cabales quiera lanzarse en una campaña semejante para obtener el puesto?”. La tentación por el poder puede ser demasiado grande, incluso cuando lo que hay para gobernar no se encuentra en condiciones óptimas.
Por su parte, el líder del principal partido de oposición, Keir Starmer, de los laboristas, exigió que se celebren de inmediato elecciones anticipadas, ante la clara falta de representación política existente entre los conservadores tras la salida de Johnson y agravada por la renuncia de Truss. En la misma línea lo hicieron el Partido Verde y los Liberales Demócratas. La primera ministra de Escocia también reclamó una elección urgente: “Esto es un desastre de proporciones y es la gente quien está pagando el precio. Es fundamental que el Reino Unido pueda elegir democráticamente al próximo primer ministro”.
Las próximas elecciones, si se sigue el calendario electoral normal, recién estarían previstas para 2024; los conservadores ganaron de manera abrumadora en 2019. Pero, a estas alturas, es casi imposible afirmar que el país pueda llegar a ese año sin celebrar comicios con anticipados. De la misma manera que es muy sencillo asegurar, sin temor a equivocarse, que los resultados esta vez serían muy diferentes a los de las últimas elecciones.
Liz Truss se convirtió, por ahora, en la primera ministra de más corta vida en la historia británica. Nada asegura que este dudoso récord no pueda ser superado en el corto plazo. La crisis de representación que vive el Reino Unido no es diferente a la del resto de Europa, aunque tiene sus particularidades. Tras la muerte de la Reina Isabel II, la Commonwealth parece tener los días contados e, incluso, la existencia misma del Reino como tal también. Escocia celebrará, en octubre de 2023, un referéndum para elegir sobre su independencia. La presidenta del Sinn Féin irlandés, Mary Lou McDonald, actual líder de la oposición en Irlanda, se muestra convencida respecto de un pronto referéndum para la reunificación irlandesa y la consecuente salida de la órbita del Reino Unido.
Sin embargo, los problemas que tiene el país, por lo pronto, son bastante más urgentes. Una guerra que no tiene muchas perspectivas de terminar en el corto -o, incluso, en el mediano plazo- y el invierno que se aproxima prevén tiempos turbulentos para Gran Bretaña. Como cantaba The Clash en su disco editado en los albores de la explosión punk, en 1976: “Londres arde”.
Se el primero en comentar