Tras su puesta en libertad, Filep Karma continuó con su lucha por la liberación de Papúa Occidental, pero amplió su activismo político a la protección del medio ambiente, y a los derechos de las minorías
Por Angelo Nero
“Los crímenes cometidos contra el pueblo de Papúa Occidental son algunos de los más vergonzosos de los últimos años. Las potencias occidentales tienen mucho de qué responder y, como mínimo, deberían utilizar sus amplios medios para lograr la retirada del ejército indonesio de ocupación, y el fin de la vergonzosa explotación de los recursos, y la destrucción del medio ambiente y de las vidas y sociedades de la gente de Papúa Occidental, que ha sufrido demasiado”.
Noam Chomsky
Al final de la segunda guerra mundial, Papúa Occidental fue descolonizada por los holandeses, pero pronto fue ocupada por una nueva potencia colonizadora, Indonesia, que en 1963 ocupó esta parte de la isla -la mitad oriental, se independizó de Australia en 1975 con el nombre de Papúa Nueva Guinea-, e inició una fuerte represión de los papúes que se opusieron a la administración indonesia, y cuyos elementos más combativos formaron, en 1970, el Movimiento de Papúa Libre (Organisasi Papua Merdeka, OPM), que empuño las armas, a menudo arcos y flechas, contra el ejército invasor.
En los años noventa hubo una oleada de protestas en la isla contra la dictadura de Suharto, y con su caída, en 1998 se abrió una ventana de esperanza en el sufrido pueblo de Papúa Occidental, sin embargo su sucesor, Jusuf Habibie, un ingeniero aeronáutico proveniente del régimen, continuó la política de represión del movimiento independentista, que en el año 2000 celebró un gran congreso en el que ratificó su apuesta por convertirse en una nación independiente.
Esta represión continuada del pueblo de Papúa, desde la ocupación indonesia, ha arrojado una cifra que, según las fuentes, se estima entre cien mil y medio millón de muertos, junto a miles y miles de detenidos, torturados, violados, y expoliados por la policía y el ejército indonesio. El simple gesto de ondear la bandera de la Bintang Kejora (la estrella del mañana), la enseña independentista, te podía acarrear varios años de cárcel. Esto es lo que le sucedió el 2 de julio de 1998 al activista Filep Karma, cuando dirigió una ceremonia para izar la Bintag Kejora, en la isla de Biak, que desencadenó un fuerte enfrentamiento entre militantes independentistas y policías indonesios. Biak fue ocupada por el ejército días después y desató una brutal represión, se cree que un centenar de manifestantes fueron asesinados y enterrados en otras islas del archipiélago. Hubo cientos de heridos y de detenidos, entre ellos Filep Karma, que fue juzgado y condenado a seis años y medio de prisión por traición. Aunque, posteriormente, apeló la sentencia y fue liberado, después de permanecer diez meses en prisión.
Convertido en un firme defensor de la independencia de Papúa Occidental, Filep Karma volvió a ser detenido en 2004, otra vez ondeando la prohibida Bintang Kejora en un homenaje a Theys Eluai, líder del Consejo del Presidium de Papúa, asesinado por un comando de las fuerzas especiales indonesias. Nuevamente fue juzgado y condenado por traición a la patria, a 15 años de prisión. En la prisión de Jayapura se confirmó como un líder en el que otros prisioneros buscaban inspiración para continuar en la lucha.
Así relató su detención Eben Kirksey en su libro “Freedom in Entangled Worlds: West Papua and the Architecture of Global Power”: “La protesta fue encabezada por Filep Karma, un líder papú que quiere la independencia de Indonesia. Cuando comenzó el ataque, Karma despertó a sus seguidores, todos civiles desarmados, con un himno. Se tomaron de la mano, sentados en círculo, bajo una torre de agua donde ondeaba su estandarte prohibido, la bandera Morning Star. Durante el asalto inicial de la policía, el ejército y las fuerzas navales de Indonesia, Karma recibió dos disparos, uno en cada pierna, pero sobrevivió al incidente. Muchos de sus seguidores no tuvieron tanta suerte y murieron instantáneamente. Llegó un camión para llevarse los cuerpos de los muertos y moribundos. «Conté quince personas en la primera carga», me dijo un testigo. “La camioneta vino por segunda vez y conté diecisiete personas adentro. Cuando abrieron la caja de la camioneta pude ver mucha sangre, en esa camioneta pequeña había mucha sangre.”
Un informe publicado por Human Rights Watch en 2010, sobre la situación de los presos políticos en Papúa Occidental y en las Islas Molucas, que también contaba con su propio movimiento separatista, inició una campaña por la liberación de los activistas encarcelados, e incluso el grupo de trabajo de las Naciones Unidas determinó que se había violado el derecho internacional y pidió la liberación de Filep Karma, aunque esto no se produjo hasta 2015.
Tras su puesta en libertad, Filep Karma continuó con su lucha por la liberación de Papúa Occidental, pero amplió su activismo político a la protección del medio ambiente, y a los derechos de las minorías, siendo reconocido en toda indonesia por su defensa de los derechos humanos.
“Estamos muy animados para luchar por nuestra libertad porque nuestra lucha se puede escuchar en todo el mundo, ya que Papúa se ha abierto a los periodistas extranjeros”, dijo Karma cuando fue liberado, “En el pasado, la gente decía que nuestra lucha por la independencia era solo un sueño. Pero ahora, la gente… dice que es algo cierto.”
El primer día de noviembre de este presente año fue encontrado muerto en una playa de la ciudad de Jayapura, mientras buceaba en solitario, a pesar de que era un experimentado buceador, con más de tres décadas de experiencia. El sueño de la independencia de Papúa Occidental no ha muerto con Filep Karma, tal vez solo esté comenzando.
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