Antonio Manuel: “El Flamenco es la herejía del poder”

Entrevistamos a Antonio Manuel, poeta y novelista, jurista y profesor universitario, músico y estudioso del flamenco, activista andalucista y de la Memoria Antifascista, que nos presenta su nuevo proyecto, el trío A Palos, Flamenco por y para la Rebeldía.

Por Angelo Nero | 23/11/2023

Descubrí a Antonio Manuel a través de la “Nana a medias” con Rocío Márquez, en el documental “Pico Reja, la verdad que la tierra esconde”, y cuando le planteé una entrevista para hablar de Memoria, Música y Andalucismo, descubrí que en NR ya habíamos hablado con él, a través del compañero Dani Seixo. Esta primera charla me llevó hasta su novela “La luz que fuimos: rebelión en Córdoba, y ahí ya me di cuenta de que ya no quería dejar de conversar con él, porque Antonio Manuel, además de ser una de esas personas que te cautiva a través de la voz, tiene más capas que una matrioska, todas ellas interesantes.

A propósito de una de estas capas, la del proyecto musical A Palos, que comparte con el guitarrista Carlos Llave, el cantaor Jose Mari Cala y la percusión de David Ruiz (los dos últimos miembros de La Banda Morisca), iniciamos nuestra tercera charla -la cuarta que publicamos en nuestro medio-, para hablar de un trío que viene a pelear con ritmo por la lucha social, desde las trincheras del flamenco más vanguardista.

Durante mucho tiempo nos han querido vender el flamenco como una música festiva, incluso, para muchos de los que nacimos en la dictadura, llegamos a asociarla como la música del régimen. Sin embargo, el flamenco también es rebeldía, es la voz de un pueblo que lucha, ¿quiere A Palos reivindicar este flamenco combativo, alejado de los tópicos que antes mencionaba, que ya afloró con fuerza en los setenta y ochenta?

¿Acaso conoces una expresión más sublime de rebeldía que la reivindicación de la alegría? Lo injusto ha sido asociar el Flamenco a la sumisión, desgraciadamente forzada por el hambre y la supervivencia. El pueblo perseguido y marginado parió el Flamenco para depositar su memoria rebelde en este insondable “almario” de palos y coplas. Por eso el Flamenco es la herejía del poder. Eso explica que el franquismo se apropiara de su lenguaje para identificarlo con su españolidad de juerga y pandereta, anulando la esencia íntima y revolucionaria de lo jondo. Cuando hizo falta cantar a Riego, ahí estuvo el Flamenco. Cuando hizo falta cantar a la República, ahí estuvo el Flamenco. Cuando hizo falta cantar a la muerte de Federico, ahí estuvo el Flamenco. Y cuando hizo falta cantar por y para Andalucía, ahí estuvo el Flamenco. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, parece que la vanguardia musical del Flamenco se hubiera olvidado de sus letras, salvo benditas excepciones. Y si el Flamenco no canta a los problemas actuales, se estará traicionando a sí mismo. Se convertiría en un fósil. Nosotros hemos intentando recuperar, conscientes de que no somos los únicos ni seremos los últimos, el Flamenco para la rebeldía.

José Menese, Manuel Gerena, El Cabrero, o Juan Pinilla, son algunas de las referencias de ese flamenco rebelde ¿alguno de ellos es una influencia importante para vosotros, o bebéis de alguna otra fuente para vuestro proyecto?

Sin duda. Todos ellos nos han marcado, como diría Miguel Hernández, con un hierro infernal en el costado. Forman parte de la conciencia colectiva más reivindicativa y social de Andalucía. Pero también nos influyó la poesía Flamenca del morisco Paco Moreno Galván o de la gallega Elena Bermúdez. Otra de las personas más olvidadas y a la que debemos tanto es Antonio Cuevas “El Piki”, cantaor imprescindible de Granada que murió demasiado pronto en extrañas circunstancias. Para algunos, pudo ser asesinado por esa conciencia de clase y de pueblo que llevaba anudada a la garganta. Cantó a Blas Infante y a las desigualdades que sigue padeciendo el pueblo andaluz desde el más escrupuloso respeto a la ortodoxia Flamenca. En nuestra puesta en escena, siempre está presente la sobriedad y el quejío del eterno Salvador Távora. Armado con una silla y un pañuelo verde, juego con el marco de una puerta para personificar cada una de las historias que cantamos. Si nos vieras en directo, seguro que percibirías el aroma de La Cuadra en cada uno de los cuadros. A todos ellos rendimos tributo, así como a todas las personas anónimas que han mantenido la bandera del Flamenco insurrecto, también hoy, pasando por todas las mujeres que no olvidaron los cantes que aprendieron de sus abuelas.

La idea de este trío inicial, ahora cuarteto, viene de un encuentro previo a propósito de tu libro “Arqueología de lo jondo”, que ahora se ha transformado en una serie documental de cuatro capítulos, dirigida por Jose Antonio Torres y tú mismo, y que ya se puede ver en Canal Sur. ¿Cómo se fueron tejiendo esos hilos para que desde esa arqueología se llegara a este proyecto tan cargado de presente?

La idea partió de Plano Katharsis que dirige José Antonio con la fortuna de obtener una pequeña financiación de Canal Sur que, en nuestro afán de alcanzar la excelencia, se destinó íntegramente a las cuestiones técnicas. Todas las personas que aparecen en el documental, artistas y expertos, lo hicieron de manera altruista, incluido el director y quien escribe. La serie “Arqueología de lo jondo” viaja a los manantiales mestizos y marginales de lo Flamenco, a sus tres orillas, a sus trazas andalusíes, conversas, gitanas, negras o americanas. Y lo hace desde una visión holística, interdisciplinar, para nada dogmática. Disertan hombres y mujeres, filólogos, antropólogas, historiadores, músicas, intérpretes, coreógrafas, flamencólogas, negros, gitanos, jarochos, judíos, musulmanes…, con la colaboración enduendada de Rocío Márquez y del Maestro Manolo Sanlúcar, mi hermano en el dolor andaluz. La verdad del Flamenco está escrita en el aire y en esta serie dejamos que sea el espectador quien la respire.

Malditas sean las leyes / como puñales sin alma / que los ricos afilan / y los pobres siempre se clavan”, dice una estrofa de la “Soleá de los pájaros sin alas”, vuestro primer palo, un desgarrador alegato contra los desahucios que, además, vino acompañado de un videoclip deslumbrante. Aquí tocáis varios palos, letras afiladas como cuchillos y guitarras dibujando arabescos, un cante con mucho duende, y una coreografía muy moderna. ¿Es la Soleá toda una declaración de intenciones de hacia dónde queríais llevar vuestro proyecto? Y, a propósito del videoclip, ¿podrías contarnos quién está detrás de la cámara, y quiénes son sus protagonistas?

Esta soleá esconde el suicido de un amigo de Córdoba que se lanzó desde la ventana para salvar a su familia del desahucio en plena crisis inmobiliaria. Hemos intentado que en cada palo habiten historias en las que se pueda reconocer quien nos escuche o nos vea. Notamos la conmoción desde el escenario, créeme. Unas lloran, a otros les falta el aire. Ésa es nuestra razón de ser. A Palos quiere remover conciencias a través del alma. Las revoluciones que no remueven el corazón, se quedan en odas para intelectuales. El vídeo clip lo realizó Jesús Armesto, director de cine andaluz muy comprometido con las causas sociales y con un estilo muy personal que aspira fundir el fondo con la forma, la poesía con la fotografía, la palabra o el silencio con la vida. Recomiendo que veas sus obras, como Las llaves de la memoria o Los burgueses de Calais. Su última película, estrenada en el Festival de Derechos Humanos de Roma, se llama “Pabellón 17” sobre un lugar donde se encerraban a mujeres acusadas de padecer una enfermedad mental y que hoy se ha convertido en refugio para migrantes y apátridas. Su mirada sensible nos pareció la ideal para que plasmara en fotogramas el drama que estábamos cantando.

Los desahucios, la inmigración, la violencia machista… parece que en la sociedad actual hay muchas cuestiones que se han convertido en cotidianas, que se han normalizado, o, lo que es peor, que se han vuelto invisibles, ¿Quiere A Palos poner su granito de arena para darle visibilidad a estos temas y recuperar ese espíritu de la canción protesta?

La otra noche me eché a llorar en la cama porque me descubrí pasando imágenes en el móvil del genocidio en Gaza, hasta que la foto de un niño descuartizado por un bombardeo me rompió el alma y la conciencia. No puedo acostumbrarme, me dije, no podemos acostumbrarnos a ver estas imágenes en la televisión o en nuestras redes sociales como quien ve llover tras la ventana. 16.000 palestinos asesinados, más de 4000 niños. Cierra los ojos y piensa que sea tu pareja, tu hijo, tu madre. Detrás de cada cifra en cualquier problema social hay una persona de carne y hueso como tú, ya sea un sintecho, un migrante, una mujer maltratrada… A Palos canta a estas tragedias con la esperanza de que un día ya no sea necesario cantarlas o se recuerden como un mal que la humanidad consiguió abolir. Ojalá nuestras letras sean innecesarias. Eso significaría que esta sociedad decidió anteponer la empatía con los débiles a su egoísmo indolente. Como decía Blas Infante, “la crisis de Occidente no es política ni económica: es una crisis de humanidad”.

A propósito del Padre de la Patria Andaluza, en uno de vuestros temas cantáis: “No quería Blas Infante / volver a ser lo que fuimos / ser un pueblo de emigrantes / que ven marchar a sus hijos / como lo hicieron sus padres”… “La Malagueña de raíles y alas”, pone el foco en ese millón de hijos de Andalucía que en las últimas décadas han abandonado su tierra.

En Galicia también sabéis lo que significa meter la vida en una maleta para llevártela lejos de tu familia, de tus amigos, de tu gente, de donde quieres vivir. Es un exilio. Sin matices. Cierto que los seres humanos tenemos piernas y no raíces para vivir y morir donde nos plazca. Pero sí queremos convertirlas en raíces para vivir y morir en nuestra tierra, ¿por qué siempre nos toca a las personas y pueblos más débiles tener que partir contra nuestra voluntad? Andalucía sigue siendo un pueblo exportador de talento y mano de obra. Este 9 de diciembre estaré en Berlín junto a emigrantes andaluces que se saben y se sienten orgullosos de la tierra que los expulsa. Tras medio siglo desde la restauración democrática y la consecución de la autonomía, para muchos jóvenes andaluces la única salida sigue siendo por tierra, mar y aire. Una vergüenza a la que no han sabido poner freno ningún Gobierno en Madrid ni en Sevilla. Como leí una vez de Alfonso Comín, “si el andaluz rico piensa en Madrid y el pobre en Barcelona, ¿quién piensa en Andalucía?”.

Un drama que se señala también en “La Trilla de los pueblos muertos”: “Los jóvenes emigraron / y se quedaron los viejos. / No hay trabajo en el campo / cerraron los colegios… / Se está muriendo mi pueblo”. ¿El abandono de los pueblos andaluces y la emigración de los jóvenes que no ven futuro en su tierra son fenómenos asociados y, que respuesta se ha dado desde los distintos gobiernos?

Solemos olvidar que la entrada de España en la Unión Europea se debió a un acuerdo leonino. A cambio del desmantelamiento de nuestras fortalezas, recibimos mucho dinero para sustituir nuestra diversidad productiva por el ladrillo y el turismo. En Andalucía, estas inversiones se dedicaron en gran medida a paliar su subdesarrollo endémico, construyendo autovías e infraestructuras sociales y culturales en los pueblos. A diferencia de otros lugares del Estado, estas mejoras sirvieron para que la población se arraigara y la sangría de la emigración se frenó. Tras la crisis inmobiliaria, todos aquellos que habían cambiado la azada por el palaustre se vieron en la calle, sin alternativa. Y volvió la emigración de la generación andaluza mejor formada de la historia, de nuevo en los pueblos de los que partieron sus padres y abuelas. El futuro de Andalucía no puede pasar por seguir siendo el cortijo de recreo para turistas del norte de España y Europa.

Si es un drama la emigración de la juventud andaluza, también lo es el de esos jóvenes -cada vez más jóvenes- que vienen de otras tierras, huyendo de las guerras, de la represión o de la falta de expectativas económicas, a quienes cantáis en las “Marianas de la Calle del agua”, con letras tan desgarradoras como “La patria del miedo no tiene fronteras / son los ojitos de un niño / mirando al cielo en una patera”. ¿Nos hemos vuelto insensibles a ese terrible drama que sucede todos los días en el Mediterráneo?

Andalucía (incluyo Ceuta y Melilla) es junto a Canarias la puerta natural de la emigración africana en Europa. Sin embargo, los migrantes que consiguen sobrevivir a tanta calamidad suelen cruzar Despeñaperros para buscarse la vida, porque en Andalucía sólo encuentran refugio en chabolas de palets y plástico para trabajar de temporeros en el campo. Los jornaleros en Andalucía ahora se llaman Aixa y Mohamed, mientras que los nacidos en Andalucía son jornaleros del turismo, camareros o kellys. Y eso es lo que más nos duele. Que exista racismo en un pueblo mestizo como el andaluz. Que los penúltimos crean que la culpa de sus males la tienen los últimos porque le quitan el trabajo que no quieren realizar, y no se la echen a los poderosos que los explotan. Ya no es sólo que hayamos perdido la humanidad, es que además parece que hayamos perdido la memoria.

Como los perros de un rico / son los pobres de derechas / que comen lo que les sobra / pa que a cambio les protejan”, dice la letra del “Romance de los puños dóciles”, una de mis preferidas, en la que también señaláis a esa izquierda que no está dando respuesta a los problemas de la sociedad actual. En el caso de Andalucía, ¿esa respuesta tiene que venir de la mano del andalucismo también?

Sin duda. Lo que no podemos es llamar andalucistas a quienes promueven concentraciones contra de la amnistía, como si ella tuviera la culpa de que Andalucía siga estando a la cola del paro, la emigración o la pobreza. Por el contrario, no se consideran andalucistas las mareas verdes o blancas en defensa de la sanidad o la educación en Andalucía. La derecha se maquilla de andalucista para confrontar con los gobiernos de España y Catalunya, mientras ocupa las calles con banderas de España haciendo sonar el himno de Andalucía. Y la izquierda se manifiesta contra el desmantelamiento de los servicios públicos, aliándose con formaciones centralistas que nos abandonan y no nos representan cuando alcanzan el poder. Así nos va. A diferencia de otros pueblos del Estado, en Andalucía no hemos tomado conciencia de que una fuerza política nacionalista de izquierda pararía a las derechas y, a la vez, nos defendería como pueblo para corregir nuestras desigualdades, por nosotros y para nosotros, solidariamente, nunca contra nadie.

Fandangos, alegrías, peteneras, soleás, marianas, seguiriya y hasta cantes de trilla… En “A palos” parece que tocáis todos los palos, pero ¿se puede reivindicar el flamenco más anclado a sus raíces, más ortodoxo, y, a la vez, defender un proyecto vanguardista como el vuestro?

Esa es nuestra intención. Demostrar que el Flamenco más eterno es el más vanguardista. Que no hay más ortodoxia en el Flamenco que defender a los más débiles, al pueblo que lo parió y ha custodiado su legado.

También hay que mencionar el diseño del disco a cargo de Ricardo Barquín Molero, autor de las portadas de los discos de Califato 3/4, todo un referente del diseño gráfico andaluz, ¿no es así?

Los que estamos en la misma trinchera debemos ir de la mano. Siempre fue así. Cuando los años pasen y alguien escriba la historia de nuestras cuitas, que se recuerde que fuimos milicianos en la misma batalla.

Las amapolas más rojas / florecen en las cunetas / como puños levantaos / al llegar la primavera. / Las amapolas más rojas / con las raíces más negras / en memoria de los muertos / que las tienen por bandera”, nuestra Memoria colectiva, eso que en NR llamamos Memoria Antifascista, también está presente en ese fantástico tema que es “Bamberas de la memoria de las amapolas”. ¿Tenemos que seguir mirando hacia el pasado para que los que tiñeron de amapolas rojas las cunetas no regresen?

Sin la memoria no somos nada. A las pruebas me remito. Me sangran los oídos cuando escucho que llaman libertario a Milei, faltando el respeto a quienes en nombre de la libertad se dejaron la vida contra el fascismo. Me sangran los ojos cuando veo a jóvenes coreando soflamas franquistas, apelando a la libertad contra la democracia que les permite estas apologías intolerables. Claro que debemos tener presente el pasado, pero no todos los pasados son iguales. Porque existe un pasado infame que proclaman los que ondean las banderas con aguiluchos de los asesinos, y un pasado digno de quienes seguimos clamando un entierro digno para los asesinados por defender la libertad. La verdadera libertad. La democrática. La que respeta incluso a quienes no la respetan.

Se el primero en comentar

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo no será publicada.




 

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.