Anna Giralt: “El cine nos proporciona un martillo con el que golpear la realidad”

Entrevistamos a la cineasta y productora Anna Giralt, que ha filmado en países como Afganistán, Irán o Irak, colaborado con los programas 30minuts y Sense Ficció, y dirigido el film «Robin Bank»

Por Angelo Nero

Enric Duran, un economista y activista catalán, implicado en varias causas sociales como la abolición de la deuda externa, el movimiento de Resistencia Global o las campañas contra el Banco Mundial, y contra la Europa del Capital, la Crisis y la Guerra, impulsor de varias cooperativas y de medios de comunicación alternativos, se convirtió en un personaje popular, cuando en septiembre de 2008 hizo publico, a través de la revista Crisi, que se había «reapropiado» de 492.000 € de 39 entidades financieras, aprovechando los huecos dentro del sistema de seguridad bancario, creando falsas nóminas y empresas fantasma, declarando su intención de no devolver los créditos, e invertir el dinero obtenido en la financiación de varios proyectos de movimientos sociales.

Otra catalana, de la misma generación de Enric, la cineasta Anna Giralt, que ha filmado en países como Afganistán, Libano, Irán o Irak, y ha colaborado con los programas 30minuts y Sense Ficció, se sintió fascinada con la historia de este activista que nos recuerda al anarquista navarro Lucio Uturbia, cuando afirmaba: “Es un honor expropiar a un banco”. Anna rescata la experiencia de este activista, en el documental “Robin Bank” embarcándose ella misma en una aventura para entrevistarlo, ya que Enric Duran, tras evadir a la justicia española, se encuentra en la clandestinidad desde 2013.

Hola Anna, ¿cómo surge tu fascinación por el personaje de Enric Duran, y cuando surge el proyecto de rodar un documental sobre sus acciones, que pusieron al descubierto a un sistema bancario no solo con muchas brechas en su seguridad, sino también con malas prácticas que propician el endeudamiento de sus clientes?

El interés por la figura de Enric Durán, en realidad, viene de lejos, cuando en 2008 me entero de su acción, porque me reparten la publicación Crisi, cuando salgo del metro. En ese momento me parece una acción que nos hace pensar que hay otras maneras de enfrentarse al poder, y que, de alguna manera, alguien pequeño puede enfrentarse a alguien tan grande como ese monstruo que parece ser el sistema bancario, así en abstracto.

A nivel simbólico, la acción de Enric, en 2008, es muy poderosa, porque pone encima de la mesa términos que no estaban mucho, al menos, en mi imaginario, ni en el de mucha gente que no está implicada en el activismo, como es la desobediencia. Y la desobediencia aplicada a algo muy concreto como es el abuso del poder por parte del sistema bancario en general, y de las leyes que permiten que eso pase. En ese sentido, la acción de Enric me hace repensar muchas cosas que damos por sentadas, y que no deberíamos, y me hace entender que el concepto de desobediencia tiene una función muy clara en la historia, y en el avance de ciertas reivindicaciones sociales muy importantes, solo hay que recordar la Marcha de la Sal de Ghandi, Rosa Parks, por decir algunas, y como a través de algo que implica la no violencia, pero si la acción directa, se puede, al menos, generar debate.

En 2019 las calles de Barcelona arden. Yo hacía muchos años, creo que desde que vino el Banco Mundial, que no veía algo así, y es porque sale la sentencia del tema del Proces, y varios políticos van a la cárcel. En ese momento, Enric vuelve a las redes sociales, a hablar de todo el tema de la desobediencia integral, y me parece absolutamente pertinente recuperar su historia, saber que ha sido de él, si todos estos planteamientos todavía los mantiene, y sobretodo saber como es alguien que dedica su vida a eso y como sigue y, sobretodo responder a esta inquietud mía de los límites de cada uno, de hasta que estamos dispuestos a arriesgar para cambiar las cosas.

Viviste en Grecia durante los años de la crisis de la deuda, y durante el primer gobierno de Syriza, cuando los ojos de toda Europa estaban puestos en el desafío que planteaba a la Troika. ¿Puede que que en ese ambiente de contestación a los verdaderos amos de Europa, a la banca, se fuera fraguando la idea de esta película?

Me parece una pregunta súper interesante porque de alguna manera te diría que si, porque en los años que estuve viviendo en Grecia, que fue entre 2011 y 2015, fueron unos años de medidas de austeridad muy brutales contra la población, de un gobierno de Néa Dimokratía muy represivo con los movimientos sociales. Lo viví muy de primera mano todo esto, siempre detrás de la cámara, y yo venía de hacer muchos documentales de, aunque no me gusta mucho la palabra, denuncia, pero si que intentaban poner el foco en algo del sistema que no estaba bien, pero desde el punto de vista de las víctimas. En ese momento, seguramente, porque estaba filmando más activistas, y pensé que retratar las víctimas era importante, obviamente, y lo sigue siendo, pero creo que es algo que está muy cubierto, y sentir la posibilidad de empezar a proponer, como cineasta, y también como ciudadana, y sobretodo de mirar iniciativas que, de alguna manera, propusieran alternativas y soluciones, aunque fuera también tensionando estos límites entre lo legal y lo que no es legal, y estas ideas de desobediencia. Con lo cual, no lo había vinculado tanto, pero si, la génesis de buscar gente como Enric, para hacer películas, gente que tensiona eso, que lo cuestiona, y que propone.

Esa desobediencia civil que practica Enric, nos sitúa en los límites entre lo legítimo y lo legal, entre la ética y lo inmoral. ¿Porque podemos rescatar a los bancos con el dinero de todos, y sin embargo debemos condenar a alguien que les quita una pequeña parte, para reinvertirla en la sociedad?

La película se pregunta eso, no intenta dar respuestas, sino que nos hagamos preguntas, que terminemos de ver la película con más preguntas que respuestas, pero si que hice un viaje, que todo esto, a nivel personal, de alguna manera si que me lo respondí, pero en la película quería que cada uno, a nivel individual, al menos, se lo preguntara. Tu pregunta es suficientemente clara, y se responde por si sola. Creo que ya de base hay un problema semántico de la idea de rescatar a los bancos, creo que está muy mal usada esta palabra, porque no los estamos rescatando, en realidad, estamos subvencionando, estamos pagando entre todos y todas, a través de nuestros impuestos, como varios directivos han decidido poner en el mercado derechos, como el de la vivienda, y lucrarse con ellos, a un nivel perverso, y absolutamente violento contra la población, como se ha visto. Lo importante es ver, y la película plantea eso, que está pasando con este sistema que permite que los directivos bancarios o varios grupos económicos poderosos estén con unos beneficios estratosféricos, como hemos visto hace poco, y en cambio sigan habiendo un sistema de leyes que permiten desahucios y abusos en los alquileres y las hipotecas.

Robin Bank” es un documental social, pero también es una película de detectives, y también tiene partes de animación, lo que la convierte en un trabajo realmente original. Hablanos de esa parte de animación creada por Laura Ginès y Pepon Meneses, y como fue la tarea de unir todas las piezas de este puzle para que finalmente todo encajara.

Unir todas las piezas para que el puzle encajara fue de lo más complejo de la película. El montaje duró muchos, estuvimos ocho meses trabajando con muchos materiales, para darle forma, y fue un momento clave donde se unió Florencia Aliberti para ayudarnos, y pusimos a andar todo eso. Fue complicado porque había materiales muy diversos, y al final encontramos la manera de hacerlo, entendiendo que, aunque fueran materiales muy diversos, había dos capas, que era el presente y el pasado, y como esas se conjugaban, y quisimos usar siempre cada material para explicar cosas muy concretas. Por ejemplo, en animación, teníamos claro desde el inicio, con Laura Ginès y Pepon Meneses, que la animación iba a explicar solamente la acción. Y ¿por qué esa decisión? porque queríamos que la acción no fuera simplemente el hecho de extraer dinero de los bancos, en ese sentido la animación es muy literal, pero queríamos también que en ese sentido fuera muy narrativa, pero queríamos también jugar con dos cosas muy importantes que nos permite la animación. Primero construir este mundo hecho con dinero, el dinero como una herramienta que puede construir otras realidades, o por lo menos era lo que quería Enric. Intentar entrar en el personaje de Enric desde otro lado, de esa cabeza que siempre está pensando en números, que no puede parar. Alguien que ve el mundo a través de los números.

También queríamos jugar con la temporalidad, la animación tiene una cosa muy interesante, y es que, a veces, se queda en una especie de limbo, puede ser pasado, presente, pero no queda tan anclada como el archivo o si lo ficcionas, que ya la estética te remite a una época muy concreta, y esa atemporalidad nos parecía maravillosa, porque estábamos hablando de algo que Enric había hecho hacía muchos años, pero que podía estar pasando en ese mismo momento, y eso fue un descubrimiento de trabajar con animación, porque era la primera vez que lo hacia, y que tengo muchas ganas de seguir explorando.

El principal reto que te planteas en la película, es la de conseguir entrevistar a Enric, una persona que, por las propias razones a las que le lleva la clandestinidad, no ha de ser muy fácil de acceder. ¿Como convenciste vencer las reticencias lógicas de Enric a un encuentro contigo, y que nos puedes contar del proceso que tuviste que seguir para que se realizara?

La verdad es que antes de vernos hablamos muchísimo por Telegram, y fue a través de que conociera mi trabajo, de entender que compartíamos muchos puntos de vista, al menos, en teoría, quizás en la práctica no, porque, como queda claro en la película, eso de arriesgarme y poner mi libertad en juego, mi límite está ahí, y también es lo interesante de la película y de que alguien como Enric y yo conversen sobre esto, a nivel fílmico. Estábamos muy alineados en la teoría económico-social, con lo cual, lo más complejo de eso, no fue convencerle, porque había un objetivo común, sino organizar ese rodaje, y que ese rodaje tuviera sentido en la película, que nos cerrara la película, porque lo que teníamos claro desde el principio es que queríamos terminar con este viaje, mío y del espectador. Y que toda esa historia de Enric y, en paralelo, también la de los movimientos sociales, del movimiento anti-globalización, Seattle, finales de los noventa, principios de los dos mil, quedara, de alguna manera, recogido en la película, para entender que todas esas ideas, todas esas luchas, hace mucho tiempo que están. Y entender todo el proceso de un activista que hace más de veinte años sigue haciendo eso.

Había la voluntad en la película de que el encuentro con Enric fuera la guinda, y eso tenía que cerrar la película, y no abrirla, porque la vida cotidiana de Enric es pasar mucho tiempo delante de un ordenador, y lo complejo fue lograr algo que pudiera filmar, que no lo pusiera en riesgo, y que fuera lo suficientemente cinematográfico para darle un final a la película. Cuando me dijo Enric lo del barco, fue unos días antes, porque él no sabe nunca lo que va a hacer hasta pocos días antes, porque todo depende de mil factores que van cambiando, con lo cual, al final, la única manera de poder estar atenta a lo que yo creía que podía ser un buen final de película fue planificar un rodaje en el que yo iba sola, y así fue. Con lo cual yo creo que eso fue lo más complicado a nivel logístico, y a nivel creativo también, porque yo podía pensar mil cosas, pero nunca habría pensado lo del barco, y realmente fue la parte más bonita para mi de la película, ese encuentro y esa filmación, intima y bastante reveladora. Es verdad que esa filmación la hicimos en el primer verano de la pandemia que podíamos grabar, Enric está visiblemente cansado, obviamente, pero fue la única oportunidad que tuvimos, y creo que conceptualmente me gustó mucho. Es muy simbólico que yo me quede en tierra y el siga.

Hablar de desobediencia, de resistencia civil, y no digamos tocar a la banca, es caminar por un terreno minado, que requiere una cierta dosis de compromiso. Me gustaría saber si tuviste algún tipo de problema con las autoridades españolas después de la entrevista, al fin y al cabo estuviste en contacto con alguien que está en fuga y captura.

Nunca tuve un problema, nunca me han dicho nada, obviamente saben de sobra que he hecho esta película, pero supongo que, de alguna manera, como ya paso tiempo desde que Enric hizo la acción, no les interesa demasiado hablar más del tema, o darle más publicidad, o no es su prioridad, no lo se.

Los que somos de la generación que vivió la transición, crecimos con mitos políticos y sociales muy transversales, no sé pienso en Allende, o en el Che, pero ahora los más jóvenes parece que están huérfanos de referencias, ¿tal vez gente como Enric sea inspiradora para las nuevas generaciones que aspiran a cambiar el mundo?

Si creo que Enric es inspirador, porque ha pasado en muchas proyecciones en varios festivales en todo el mundo, se nos ha acercado gente joven y nos ha dicho que no conocía la historia y que le ha devuelto la confianza en que hay otra manera de hacer las cosas, que se pueden hacer acciones diferentes y que vale la pena luchar, y me parece una de las cosas maravillosas que me ha pasado con la película, pese a que puede ser un poco agridulce el final de la película o cuando te pones a sopesar la acción de Enric y como el lo lleva todo al extremo, me parece maravilloso que sirva de inspiración, sobretodo a los jóvenes.

En tu película hay periodismo de investigación, pero también se vislumbra un cine militante, que a mi me gusta llamar como cine guerrilla, porque se aleja mucho de los documentales que simplemente cuentan una historia. En “Robin Bank” te implicas, te preocupas por la suerte del personaje, incluso llegar a desafiar a un temporal con él. ¿Hasta que grado te implicas en la historia de Enric Duran, y la utilizas para reflexionar sobre un sistema con el que pareces bastante crítica?

Para mi el cine es eso, nos hace reflexionar, nos abre vías, nos hace sentir, nos pone un espejo delante, o nos proporciona un martillo con el que golpear la realidad. De alguna manera, u otra, nos afecta. Y si me gusta este medio es por esto, porque me hace crecer personalmente, porque me propongo retos, y eso es lo que realmente me motiva, aprender, cuestionar y ponerme en tensión con ciertas cosas, aunque sean incómodas, y en esta película eso ha sido muy importante, porque, de alguna manera, necesitaba hacer una película honesta, y explicar mis propias contradicciones, y entender mis propias fragilidades, también, que pensaba que podían ser las de muchos y muchas. Si, me implico totalmente, porque, más que implicarme, es que explicar esta historia parte de una necesidad, para seguramente lidiar con cierta rabia contra una manera de vivir que tenemos, llena de contradicciones, de esta rueda en la que formamos parte de todo un sistema capitalista, a través del que pensamos, y funcionamos, y me da mucha rabia que, a veces, mi pensamiento no esté alineado lo suficientemente con mi acción, para no sentirme parte del problema, y sentirme más parte de una solución. Pero me parece honesto también, reflexionar sobre esto sobre esta perspectiva.

Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”, decía Eduardo Galeano. Gente pequeña como Enric Duran, que se enfrenta a un gigante como el sistema bancario, pero también como tú, que intenta hacerse oír en medio del inabarcable panorama audiovisual, y lo consigue. A mi, por ejemplo, me ha llegado tu película a través de una plataforma digital. ¿Sientes que es importante seguir haciendo cosas pequeñas, a través del cine, para intentar cambiar, aunque sea un poco, el mundo?

Si, totalmente. Es súper importante, porque, al final, en estas pequeñas individualidades es donde nace la colectividad. Si no, no existe.

Si cambiar el mundo puede sonar muy ambicioso, acciones como las de Enric, o películas como la tuya, ayudan a abrir un debate, y eso siempre es importante, en una sociedad en la que parece que se ha perdido la capacidad de debatir, ¿no crees?

Si. Lo más interesante de esta película han sido los coloquios después de las proyecciones donde se han dado esos debates, porque son súper ricos, y dependen del tipo de público, van para un tema o para otro. Creo que es un tipo de película que permite hablar de muchas cosas e ir a la raíz, a esa radicalidad, en el sentido etimológico de la palabra, de hablar de las cosas fundamentales, importantes, y de nuestro papel en la sociedad, del papel de la economía, de nuestras convicciones políticas, de nuestra manera de relacionarnos con el otro, con el mundo. Para mi sigue siendo un aprendizaje. Hace unos días hicimos un coloquio y fue maravilloso, porque se generan esos debates más allá de la película, y para mí en esta película es súper importante.

Robin Bank” estuvo en el Thessaloniki Film Festival, y también en el Festival de Málaga. ¿Cual ha sido la respuesta del público tanto en estos festivales, como en el resto de lugares donde se ha proyectado, y como ha sido acogida por la crítica?

La verdad es que la respuesta del público ha sido muy buena, para mi ha sido lo mejor porque en todos los países del mundo donde hemos tenido la suerte de estar presentes, ha sido una respuesta muy linda y se han creado debates que para mi era lo más importante con esta película. Por ejemplo, en Thessaloniki cuando estrenamos se creo un debate súper interesante, con gente de muchas edades y perfiles diferentes, desde jóvenes que no sabían nada de la historia, y les abría una puerta a pensar un poco diferente, a gente mayor que se preguntaban en que quedó todo eso por lo que yo salí a la calle hace tantos años. En México fue muy interesante también porque, aparte de la película, se organizaron unas mesas redondas, alrededor de si otro mundo es posible, de maneras de abordarlo, y luego hicimos una conexión con Enric, y fue súper rico.

Y siempre se ha dado dos cosas que a mi me parecen muy interesantes con esta película, que las preguntas versan o sobre el proceso creativo, de construcción de la película, de porque he tomado algunas decisiones u otras, y luego sobre el tema de la película. Para mi, siempre tuvimos claro, con Jorge Caballero, el productor, que esta película tenía que ser una película para el público, y tenía que ser una película que te hiciera preguntarte ciertas cosas sobre el momento actual, y nuestra relación con eso, en ningún momento pensamos en que tenía que ser una película súper arti o experimental, que buscara en la forma cinematográfica algo revelador. No. Siempre fue una película que aspirábamos a que fuera lo más comercial y que llegara al mayor público posible.

En ese sentido quizás a la crítica no les interese tanto. No creo que haya tenido ni buenas ni malas críticas, en ese sentido creo que ha pasado un poco desapercibida porque a la crítica no le interesa eso. Pero para nosotros, que realmente teníamos muy claro lo que queríamos con esta película, no tenía sentido hacer otra película que no fuera esta, una película súper abierta, muy narrativa, que llegara a todo el mundo, a cuanta más mejor, y en eso hemos cumplido con creces, porque es una película que es una coproducción con Alemania, ha entrado Arte también, se ha vendido a muchas televisiones, la está distribuyendo Java, hasta en el cine, pero creo que su lugar natural son estos circuitos donde se pueden dar estas conversaciones, ahora está en el Pantalla Barcelona, en unos ciclos en los centros cívicos, y yo estoy disfrutando muchísimo yendo allí y hablando con la gente.

Hablando de crítica, ¿Enric ha visto la película, y cual ha sido su valoración de tu trabajo?

Enric ha visto la película y le gustó. A él le hubiera gustado que habláramos más en concreto de sus proyectos, pero le gustaron las animaciones también, se siente representado con la película y, de hecho, nos apoya, en muchas proyecciones se ha conectado de manera virtual, para poder tener un coloquio, y cuando eso pasa es todavía más interesante la riqueza del debate que se da a posteriori.

He leído en algún lado que tienes entre manos un proyecto documental sobre Amanecer Dorado, el partido fascista griego, que ya fue objeto de trabajos como los de Angélique Kourounis y de Håvard Bustnes. ¿En que fase se encuentra este proyecto?

Hace años que ya no estoy en Atenas, pero si que participé e hice toda la investigación para un reportaje televisivo para el Sense Ficció, que lo hicimos y fue muy interesante, hace bastantes años, cuando Amanecer Dorado estaba en auge, porque ahora, afortunadamente, muchos están en la cárcel y como partido político han desaparecido. Durante la época que estuve en Grecia hice muchas piezas cortas, de tipo periodístico, sobre este tema, siempre desde el punto de vista de la lucha contra, o de intentar entender como funcionan estos partidos.

También estás trabajando en un proyecto sobre la ultraderecha española. Ya, después de poner en evidencia a la banca, ¿no te da cierto respeto meterte en ese terreno?

Si, estoy haciendo un proyecto sobre un partido político español que se llama VOX, y que más que de extrema derecha deberíamos hablar claramente de partido anti-democrático. Es un proyecto más experimental, es un cortometraje, en el que estoy investigando más las formas comunicativas de este partido. Y estoy en desarrollo, la idea es hacer un cortometraje, que espero estrenarlo este año. Estoy utilizando también algunas herramientas de inteligencia artificial para poder entender mejor estos mecanismos comunicativos a través de la imagen que usan, y que desvelan muchas cosas interesantes.

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