Amordazados también por el PSOE, y los generales ya hacen campaña

Por Miguel Carranza Guas

El PSOE sigue siendo el mismo de siempre, el mismo de Felipe González que sólo puede ser frenado con una huelga general, el mismo de Felipe González, pero en lugar de tener un GAL, tiene la herencia del PP denominada Ley Mordaza.

Pedro Sánchez dio ejemplo de ello en el Congreso con su discurso casi calcado al del Rey en las navidades de hace un año tras el 1-O. Siguen siendo una de las patas del régimen le pese a quien le pese, y serán en gran parte los principales culpables de la llegada de la extrema derecha a las instituciones.

Cuando el presidente del gobierno subió a dar su discurso, daba la impresión de ser M. Rajoy, excepto por el hecho de que no hablaba con ese tono gallego tan peculiar del ex presidente.

No hace muchos días, en un evento por la Libertad de Expresión, en Son Sardina, Mallorca, un hombre dijo algo muy cierto, “El lazo amarillo deberíamos llevarlo todos”, lo deberíamos llevar todos, dijo, porque se supone que vivimos en una democracia, y los Jordi’s, por ejemplo, sólo hacían uso de su libertad de expresión, o es que la libertad de expresión es válida para unos y no válida para otros.

Es verdad, deberían llevarlo todos aquellos que creen defender la libertad de expresión, por lo que podría decirse que incluso los miembros de los partidos del 155 que tanto se alarmaron cuando la policía requisaba y violaba el derecho al secreto profesional de los periodistas en el Diario de Mallorca, deberían llevarlo.

Y es que, el lazo amarillo no es sinónimo de ser independentista, como los medios han hecho creer a gran parte de la población, y la ignorancia se enaltece cuando vislumbra un lazo amarillo al grito de: ¡Independentista!, el lazo amarillo significa decir: ¡No vivo en un país tercer mundista!, que soluciona sus problemas políticos enviando gente a prisión, gente que termina en prisión por tener ideas diferentes, con más o menos razón, pero sólo por tener ideas diferentes se le priva de la libertad.

Los lazos amarillos significan no estar de acuerdo con el aprisionamiento de personajes políticos, y demás individuos que están en prisión por cuestiones como la libertad de expresión. La prisión, el exilio, etc., no es una respuesta adecuada de un estado que se proclama de derecho, una respuesta “firme, proporcional y contundente del Estado” es más propia de un Estado autoritario que de un Estado democrático como pregona el señor Sánchez.

Por el contrario, nos encontramos con la libertad de expresión excesiva hacia las expresiones fascistas y enaltecedoras de las dictaduras, los brazos en alto normalmente suelen ser tolerados por las fuerzas de seguridad y los viejos jueces de este país. A este respecto, en el mismo evento por la Libertad de Expresión, el profesor Llabres de la UIB hizo una reflexión en la que colocaba la libertad de expresión como una premisa equitativa para todas las expresiones, pero, ¿se puede exigir libertad de expresión para aquel que quiere acabar con la libertad de expresión?, es un bucle, o el denominado pez que se muerde la cola.

Así llegamos a los más de 3 años que lleva vigente la Ley Mordaza, o también conocida como Ley Orgánica de protección de la seguridad ciudadana, diarios de prestigio internacional como el New York Times, The Guardian, o incluso organismos como Amnistía Internacional ya dijeron en 2015, cuando la ley vio la luz, que era una ley que recordaba a los días más oscuros del franquismo.

Esa ley, tiene el cinismo de denominarse de “protección de la seguridad ciudadana”, será leyendo entrelíneas que si no la cumples, te puedes llevar un porrazo de los antidisturbios a lo 1-O que dio la vuelta al mundo, o puedes terminar en la cárcel, poniendo así en riesgo tu seguridad.

Esta ley aún no ha sido retirada por el gobierno de Pedro Sánchez, y un gobierno que prefiere amordazado a su pueblo, muy de fiar no puede ser.

Era de lo más sencillo que podía hacer este gobierno pseudo socialista, más sencillo incluso que sacar a Franco de su tumba, que por cierto se ha visto que al final está siendo más un problema que algo sencillo, al líder socialista se le puede destacar por sus medidas electoralistas, antes que por su efectividad.

El señor Sánchez nos deja amordazados, listos para recibir a la extrema derecha, a punto para poder ser subyugados y no poder ni siquiera quejarnos, nos quedaremos pasmados ante la incapacidad de reacción.

Un PPSOE que recuerda a Felipe González, jugando con la esperanza de la izquierda que ya sabe que no es izquierda, con movimientos electoralistas como sacar a Franco del Valle de los Caídos sin ni siquiera tener planificada una estrategia de a dónde lo llevará, callando la Ley Mordaza, algo que podía haber ejecutado con el simple hecho de llegar a la Moncloa, una libertad de los presos políticos que hace de España un país más propio de América Latina que de Europa, un PPSOE que juega con el Régimen Especial para Baleares justo antes de unas elecciones, para luego, con la mordaza inamovible, decirnos que no se ha podido ajustar el REB.

Todo eso, mientras los generales se hacen con candidaturas de manos de Vox, haciéndose con el populismo más barato y vil, porque si el “populismo” de la izquierda es la Renta mínima, el populismo del General Coll es renunciar a su sueldo de Alcalde de Palma… eso sí son populismos, y nos lo comeremos con patatas mientras seguimos amordazados.

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