Alice Ball, la científica que desarrolló el primer tratamiento efectivo contra la lepra

Hasta ese momento, quienes padecían la enfermedad eran arrestados por la policía y se les obligaba a vivir aislados hasta la muerte.

Luna Izquierdo y Javier F. Ferrero

Alice Ball fue una química estadounidense que desarrolló el primer tratamiento eficaz para las miles de personas que por el año 1915 padecían la enfermedad de Hansen, más conocida como lepra, hasta la aparición de los antibióticos en 1940. A pesar de que murió a los 24 años, Ball dejó una huella profunda en el mundo científico.

Esta científica comenzó su formación en la escuela secundaria Seattle High School, donde se graduó con distinciones en ciencias en 1910. Posteriormente ingresó en la Universidad de Washington para estudiar Química. Cuatro años más tarde, en 1914, obtuvo los títulos en Química farmacéutica y Ciencias de la Farmacia.

Tras graduarse recibió una beca para estudiar en la Universidad de Hawái, donde cursó un máster en química. Allí marcó dos hitos: se convirtió en la primera persona afroamericana y la primera mujer en licenciarse en aquella universidad.

Entonces, la casa de estudios de Hawái le ofreció un puesto de enseñanza e investigación y, con solo 23 años, se convirtió en la primera mujer instructora de química de la institución.

«Método Ball»

En el laboratorio, Ball trabajó intensamente en el desarrollo de un tratamiento exitoso para quienes padecían lepra, una enfermedad que afecta a la humanidad desde hace al menos 4.000 años, pero que a principios del siglo XX había poca información de cómo curarla.

Quienes padecían esta enfermedad eran arrestados por la policía y se les obligaba a vivir aislados hasta la muerte. El único antídoto que se les administraba era aceite de chaulmoogra, utilizado en la medicina china e india, pero muchos leprosos rechazaban recibirlo porque les provocaba fuertes dolores de estómago.

El doctor Harry T. Hollmann, quien trabajaba en el hospital de Kalihi en Hawái, especializado en pacientes con lepra, le pidió ayuda a Alice para encontrar una solución. Ball aisló los compuestos químicos del aceite y con ellos creó el primer remedio soluble en agua, fácil de inyectar, pues podía absorberse fácilmente en el torrente sanguíneo, conocido más tarde como «Método Ball».

La científica logró un método exitoso para aliviar los síntomas de la lepra, que se usó en miles de personas infectadas durante más de 30 años hasta que se introdujeron los antibióticos de sulfona. Por tanto, los enfermos ya no necesitaban ser aislados y podían ver a sus familias.

Lepra

La lepra es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Mycobacterium leprae, que se transmite por microgotas de la nariz y boca de personas contagiadas, y provoca úlceras cutáneas, daño neurológico y debilidad muscular que empeora con el tiempo.

El paciente puede llegar a tener complicaciones graves como desfiguración, deformidades y discapacidad, ya sea por daño neurológico o ceguera.

La bacteria de la lepra destruye la capacidad del organismo para sentir dolor lo que puede provocar que una persona se lesione sin darse cuenta y sus heridas pueden infectarse.

Es una enfermedad que ha afectado a la humanidad durante miles de años y, sin embargo, aunque mucha gente se sorprenda de ello, sigue estando presente. El diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno son fundamentales para el control de la enfermedad.

Epidemiología

Se estima que entre dos a tres millones de personas están permanentemente discapacitadas debido a la lepra. La India es el país con mayor número de casos, Brasil ocupa el segundo lugar, y Birmania el tercero.

En 1999 la incidencia mundial de la lepra se estimaba en 640 000 personas afectadas (con 108 casos en EE. UU.). En 2000, la Organización Mundial de la Salud (OMS) listaba 91 países con lepra epidemiológicamente endémica, contabilizando 738 284 afectados. Y contabilizaba a la India, Birmania y Nepal con el 70 % de los casos.

En 2002, se detectaron 763 917 casos en el mundo, y para ese año la OMS listó a Brasil, Madagascar, Mozambique, Tanzania y Nepal con el 90 % de casos de mal de Hansen.​De 2003 a 2004, las estadísticas de la OMS, decreció en aproximadamente 107 000 casos (o el 21 %). En 2004, la OMS contabilizó 407 791 nuevos casos.

Aunque el número de casos continúa disminuyendo, hay bolsones de alta prevalencia en ciertas áreas tales como Brasil, Sudeste Asiático (India, Nepal), partes de África (Tanzania, Madagascar, Mozambique) y el oeste del Pacífico.

En Estados Unidos se cree que no se registran todos los casos (ausencia de denuncias) y puede ignorarse un aumento de casos; allí se articula con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC).

Muerte y legado de Alice Ball

Alice Ball falleció en diciembre de 1916, con solo 24 años, sin poder publicar sus hallazgos y sin poder ver el impacto de su trabajo. La causa de su muerte sigue siendo desconocida, aunque se dice que podría haber sido por la inhalación de gases tóxicos durante su trabajo en el laboratorio o tuberculosis.

El químico Arthur L. Dean continuó su trabajo y publicó los resultados. En 1918 se informó que 79 pacientes del Hospital de Kalihi habían sido dados de alta gracias a este tratamiento que continuó utilizándose hasta la década de 1940.

Tuvieron que pasar 90 años para que la Universidad de Hawái reconociese su trabajo. En el año 2000 le rindió homenaje poniendo una placa conmemorativa en el único árbol de chaulmoogra del campus, tiene un día con su nombre, el 29 de febrero, y posee la Medalla de Distinción de la Organización.

Su nombre también está inscrito en la London School of Hygiene & Tropical Medicine junto a personas como Florence Nightingale y Marie Curie.

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