Alex Saab fue secuestrado mientras trabajaba incansablemente para diversificar la economía venezolana y garantizar la seguridad alimentaria de su pueblo.
Por Dani Seixo | 21/12/2023
El 12 de junio de 2020, supuso un antes y un después en la vida del empresario y diplomático venezolano Alex Saab. Durante una breve parada en el aeropuerto Internacional Amílcar Cabral de Cabo Verde, mientras se dirigía de Teherán a Caracas en un avión que transportaba alimentos e insumos para enfrentar las necesidades de la población venezolana en medio de la pandemia del COVID-19, era retenido y posteriormente encarcelado de manera ilegal.
En medio de una escalada de sanciones y presiones económicas impuestas por Estados Unidos contra la Revolución Bolivariana de Venezuela y en momentos en los que la aventura política de Juan Guaidó todavía no era asumida por Washington como el ignominioso camino al fracaso que ha rematado siendo, Alex Saab sufría en sus propias carnes la arbitrariedad de ser señalado como una amenaza sobre el que el imperialismo decidía volcar gran parte de sus frustraciones, su impotencia y los desatados delirios de grandeza y omnipotencia, que a lo largo del tiempo nunca han logrado doblegar a la población venezolana. En este sentido, tampoco su caso sería distinto.
Sin notificación previa por parte de la Interpol y sin que pesase orden de arresto alguna sobre su persona, la misión venezolana se veía interrumpida por las autoridades de Cabo Verde, claramente bajo el dictado de Washington. Obviando las más mínimas normas del derecho internacional y haciendo uso de su capacidad de coerción económica y militar, Alex Saab era secuestrado por el imperialismo en un aeropuerto que, cruel burla del destino, llevaba el nombre de uno de los grandes exponentes de la época de las luchas por la independencia en África.
Llegados a este punto, debemos recordar que Alex Saab se encontraba únicamente en una misión diplomática para consolidar el suministro de alimentos e insumos necesarios para atender las demandas de la población venezolana en tiempos de crisis sanitaria, en un momento en el que la cooperación y la solidaridad entre naciones suponía un pilar básico para cualquier pueblo comprometido con los mínimos valores de la solidaridad y el humanismo. En lugar de eso, Washington decidió negar su labor en beneficio de la población venezolana e hizo uso de una detención ilegal para alimentar una narrativa de confrontación y hostilidad hacia Venezuela, en línea con los intereses de aquellos que buscan imponer su voluntad y controlar los recursos del país.
Asumiendo como propios los ideales de la Revolución Bolivariana, Alex Saab trabajaba incansablemente para diversificar la economía venezolana y garantizar la seguridad alimentaria de su pueblo. La agresión imperialista a la que nos estamos refiriendo, representaba no solamente un acto de persecución política contra un ciudadano inocente, sino también un claro de agresión extranjera contra los asuntos internos de Venezuela. Un vano intento por arrebatar un pedazo de soberanía política y económica a una fortaleza inexpugnable para los planes injerencistas de la Casa Blanca.
Los delitos por los que la fiscalía de Miami pretendía juzgar a Alex Saab, se basaban en su trabajo para intentar establecer misiones sociales y acuerdos bilaterales en beneficio del pueblo venezolano, con los que lograr garantizar el acceso a viviendas sociales, insumos médicos y diversos materiales con los que profundizar en la mejoría del nivel de vida de la clase obrera del país. Su delito fue únicamente desafiar al Imperio en nombre del trabajador venezolano. Esto fue suficiente para ser golpeado, se le negase una atención médica básica o para mantenerlo aislado de los suyos a través de un proceso judicial plagado de irregularidades y violaciones a sus derechos básicos. Todo ello en medio de un ambiente de politización y manipulación por parte de las autoridades caboverdianas y los Estados Unidos.
La detención de Alex Saab no solo violó sus derechos fundamentales, sino que, a su vez, puso en evidencia la vulnerabilidad de los países frente a la extraterritorialidad y la persecución imperialista. Su caso ha sido utilizado como una herramienta para socavar la estabilidad política y económica de Venezuela, atentando contra la dignidad humana y los principios fundamentales de justicia y equidad que deberían regir las relaciones internacionales.
Pese a todas las dificultades y la agresividad del Imperialismo estadounidense, la voluntad inquebrantable de todo un pueblo, acompañada por la labor incansable del gobierno revolucionario de Venezuela, así como la firme decisión de Alex Saab y su familia de cara a mantenerse firmes en su pulso por alcanzar la libertad a través de la verdad, la dignidad y la justicia, sin cesión alguna al chantaje o la amenaza, han terminado consiguiendo que el 20 de diciembre de 2023 el diplomático venezolano haya alcanzado la libertad.
Mediante un canje de presos con el Gobierno estadounidense, la Revolución Bolivariana de Venezuela logra finalmente la liberación de Alex Saab. Las negociaciones del Gobierno de Nicolás Maduro, llevadas a cabo con la habilidad, discreción y seriedad que la situación requería, demuestran sin lugar a dudas la actual fortaleza del chavismo y eliminan cualquier atisbo de duda acerca de la ostentación de la legítima representatividad política de los venezolanos. Por todo ello, los militaruchos golpistas yankees incluidos en este canje, sin duda, son un precio menor a pagar por la libertad de quien ha demostrado ser capaz de entregarlo todo por la población venezolana. Tras un proceso doloroso y la lucha incansable de su pueblo, Alex Saab será al fin libre.
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