Alemania Vs España, los símbolos del pasado

Por Roberto Santos | Ilustración de ElKoko

La semana pasada supimos que la agencia de contrainteligencia BND (Bundesnachrichtendienst), está investigando a 275 miembros del ejército alemán por su supuesta pertenencia a grupos de extrema derecha, entre ellos a un soldado al que se le escuchó en varias ocasiones el saludo de “Heil Hitler”, según aseguró el Ministerio de Defensa al Parlamento en una carta a la que Reuters ha tenido acceso.

Unos 143 casos fueron reportados el año pasado y alrededor de 53 en los que llevamos de este, según figura en el reporte de 15 páginas en el que se detallan los incidentes de soldados que realizaron el saludo nazi o que hicieron comentarios racistas y/o xenófobos en contra de efectivos con orígenes inmigrantes.

En Alemania, a diferencia con España, las expresiones o saludos públicos nazis son ilegales y además muy censurados por una sociedad que rechaza por completo cualquier manifestación de apoyo a la dictadura responsable del Holocausto.

En la carta a la que ha tenido accesos Reuters se destacaba la manera laxa con la que se han abordado algunos de los casos más graves, como el de un soldado de 29 años al que se le han oído y reportado comentarios racistas de forma continuada y saludos como «Heil Hitler», «Heil nuestro líder» y «Seig Heil, camaradas».

«El caso fue presentado a la fiscalía de las fuerzas armadas y a la fiscalía pública, pero no se dio de baja anticipadamente al individuo ni se le prohibió ser parte del servicio», indica la misiva.

El diciembre pasado, un tribunal germano falló a favor de la expulsión de un soldado que realizó en varias ocasiones el saludo nazi, y señaló que el solo gesto es motivo suficiente para salir del ejército, por cuanto está prohibido por la Constitución y las leyes alemanas.

Pero ¿qué dicen las leyes alemanas respecto a esto?

Muchas veces en España, escuchamos hablar sobre las leyes alemanas que prohíben el enaltecimiento del nazismo y que destacan en comparación con la legislación española, donde cada 20 de Noviembre se permiten actos de homenaje al dictador fascista Francisco Franco e incluso existe una Fundación Francisco Franco dedicada a reivindicar la figura del dictador.

Pues bien, en Alemania existe una legislación contra la negación del Holocausto desde el año 1985 que fue corregida en el año 1994.

La ley del año 1985 (artículo 194, 21) determinaba que la negación del Holocausto constituye un perjuicio de la dignidad humana y la define como una ofensa. Pese a ello, para presentar una acusación al respecto se requería del consentimiento del lado perjudicado.

La ley del año 1994, (añadido al artículo 130) determina que la negación del Holocausto es una ofensa penal según la ley contra el incitamiento. Además, está ley expande la prohibición definida en la ley anterior, e incluye también el uso de símbolos y lemas nazis.

«Aquel que niega, minimiza o aprueba públicamente, o en el marco de una sesión, de un hecho cometido por el régimen nacional socialista, del tipo descrito en el artículo 220.ª, parágrafo 2, de una manera que es probable que disturbe el orden público…»

El castigo según la ley:

La ley del año 1985 – hasta un año en prisión o una multa.

La ley del año 1994 – hasta cinco años en prisión o una multa.

Tal es la prohibición que recientemente ha vuelto a ser revisada, tras la condena a un hombre que vendía camisetas y chapas con la cruz gamada tachada por una señal de prohibido. El caso fue todo un escándalo en Alemania y finalmente un tribunal decidió que la venta de símbolos anti-nazis no es condenable, incluso sin contiene la esvástica, la cual continua prohibida en este país.

La ley continua considerando un delito, efectuar el saludo romano, vestir uniformes nazis o mostrar la esvástica, lo que puede acabar en condenas de hasta cinco años de cárcel.

¿Qué ocurre en España?

A diferencia de la legislación alemana, la española no ha fijado una lista de figuras prohibidas. Por lo que en nuestro país es posible ver en la calle o incluso en muchos estadios de fútbol simbología fascista, ya sea en forma de carteles, pintadas o incluso tatuados en la propia piel.

En nuestro país se castiga la acción y el mensaje criminal, pero no la utilización de distintivos, por muy abyectas que sean las ideas que representan. Es decir, la mera exposición de este tipo de símbolos no es punible por si sola, es decir, si no va acompañada de una conducta activa propia de un crimen de odio. Y en ese caso, la legislación española solo permite a jueces y policías considerar estas imágenes como indicios, a partir de los cuales se podría abrir una investigación tras la que acaso se concluyese que un individuo o grupo incurrió en un delito.

Tan solo existe un ámbito en el que se castiga la ostentación de símbolos nazis, la Ley contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte los prohíbe y sanciona específicamente, claro que el castigo es solo económico. Lamentablemente, tampoco podemos decir que exista una gran diligencia en su denuncia y aplicación.

Esto contrasta duramente con casos como el de Cassandra Vera, condenada penalmente a un año de prisión y siete de inhabilitación absoluta, por una de las conductas previstas en el artículo 578 del Código Penal, la humillación a las víctimas del terrorismo, tras la publicación en su cuenta de Twitter de varios tuits en tono satírico sobre la figura de Carrero Blanco, franquista de pro y todo un símbolo de la dictadura fascista que sufrió España durante décadas.

Es llamativo que se considere un tuit como una humillación a las víctimas del terrorismo y no se considere de igual forma la exhibición de símbolos franquistas que obviamente es una forma de humillar a las familias de los miles de víctimas de la dictadura, muchas de ellas aún en las cunetas de este país, así como la mera existencia del Valle de los Caídos, todo un monumento franquista, con el que tampoco se puede bromear, como demuestra la demanda admitida a tramite contra el programa de televisión de sátira política, El Intermedio, de La Sexta.

Tanto es así que casos como el de los cachorros del PP, es decir, miembros de Nuevas Generaciones del Partido Popular, que fueron pillados en fotografías con símbolos fascistas y/o haciendo el saludo Nazi, no solo no resultaron juzgados o investigados, sino que fueron calificados por el propio partido del Gobierno como «chiquilladas», sin recibir castigo alguno. Es más, algunos de los fotografiados siguen en el partido. ¿No resultaban esas imágenes humillantes para las familias de las víctimas del franquismo? Y ojo, llegan a ser de las juventudes de un partido alemán y no solo habrían dimitido, sino que hubieran enfrentado penas de cárcel y multas cuantiosas.

Por otro lado, no deja de resultar llamativo y sin duda muy peligroso que la Audiencia Nacional y la legislación española se dedique a limitar la libertad de expresión, condenando la sátira y los chistes, aunque algunos sean de mal gusto, a la vez que no se persigue la exhibición de simbología franquista o nazi, que claramente puede herir a la sensibilidad colectiva mucho más que un chiste que se haga en El Intermedio y que además tiene un significado claro y una carga histórica indudable e indiscutible.

Tampoco deberíamos perder de vista que la ley contempla dos tipos o clases de delitos de odio: los que van contra las víctimas del terrorismo y los que van contra otros tipos de víctimas. ¿Por qué se pone más énfasis en la persecución del enaltecimiento del terrorismo que contra el enaltecimiento del franquismo, el machismo o la homofobia? ¿Por qué no se persiguen también artículos de prensa que hieren la sensibilidad de cientos de ciudadanos y de víctimas de la violencia machista, que en nuestro país ya son más que víctimas del terrorismo? Mucho cuidado, porque a día de hoy, en España, hay víctimas de primera y víctimas de segunda y tercera y eso es solamente una decisión política.

Mientras en Alemania se encara de forma activa el pasado desde el antifascismo, y creen que recordando su pasado y enfrentándolo de frente serán capaces de superarlo y de aprender sobre sus errores, España ahoga presupuestariamente la Ley de Memoria Histórica que esta derogada sin estarlo y esconde sus muertos en el armario, mientras los símbolos de ese pasado fascista aún permanecen y son defendidos en muchas ocasiones desde las instituciones.

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