Alcasser y la retórica machista

 Por She – ra

Si hay un caso que tengamos aún en la memoria social de este país, ese es sin duda el caso Alcasser, evidentemente en la mía también, no solo recordado por la brutalidad de los hechos, sino por como fue tratado por los medios y la televisión y por el nacimiento de la telebasura.

Estos días, se ha estrenado en Netflix: “el caso Alcasser” y pretende dar una visión objetiva del tema, me pregunto: ¿tocan el caso a fondo o se quedan solo en la superficie?

Yo de aquella tenía 8 años y no recuerdo mucho del suceso, pero sí la expectación morbosa de la televisión y el miedo de las mujeres de mi casa. Gracias a dios el buen juicio de mis padres me alejó de ver tales cosas porque esos meses se despertó lo peor del género periodístico español. Ha sido increíble para mí ver como Nieves Herrero fue capaz de meter el dedo en las heridas solo por hacer audiencia.

A  lo largo del documental, he visto como a una amiga de las chicas,recordemos de 14 años, en su shock, contesta a cuestiones como: Si las chicas habían planeado escaparse o qué habría pasado si ella hubiese salido esa noche.

El día de la aparición de los cuerpos, las televisiones, sin ética alguna, invadieron la intimidad de las casas, grabando cada segundo de dolor de las familias, de esas madre rotas y quebradas que no tendrían descanso nunca mas. Lejos de recuperar el juicio, esa noche se emite un programa EN DIRECTO, en el cual Nieves Herrero hace preguntas tales como: ¿Los cuerpos han sido violados y maltratados? Que me hace cuestionarme si en aquel momento, no habría nadie con sentido común para parar tamaña desvergüenza…

Así comenzó lo que Nerea Barjona denomina “terror sexual”, la manera en la que el caso fue tratado ya formaba parte de la retórica machista para reconducir a las mujeres, al sitio “al que pertenecen” que es el hogar. Hay que recordar también, que en los 90 la mujer española había alcanzado algunos derechos como la conquista del espacio laboral. El acceso al aborto y el acceso al divorcio. Alcasser sirvió para recordarnos que había límites y que el espacio público a la mujer siempre iba a estar vetado o supeditado al miedo y que demandar la misma libertad que un hombre tienen consecuencias.

Todas estas preguntas, estos detalles escabrosos, estos juicios en directo también sirvieron para, como ya he dicho, sembrar una capa de terror en las mujeres de muchas generaciones, que a partir de este día empezaron a cuestionarse su manera de vestir o sus hábitos de vida. Estaba claro, que la culpa era de ellas por salirse del redil… eso días oímos: ¿y si no hubiesen hecho autostop?, ¿y si no hubiesen ido solas? (Entiéndase el «solas», por salir sin la presencia de un hombre, ya vayan 3 mujeres o 24).

Por un tiempo, dejamos de llevar falda, muchas dejaron de salir de noche, mientras Paco Lobaton y Nieves Herrero alcanzaban cotas de audiencia nunca vistas soltando los detalles mas escabrosos de la autopsias, los padres y las madres hacían cola en las discotecas para recoger a las hijas y los hermanos mayores ejercían de escudo.

Pero… ¿ha cambiado algo? La verdad es que no, que han pasado 27 años y seguimos igual, juzgamos a las mujeres de la misma manera y tratamos estas noticias como algo que pasa por casualidad: Diana Quer fue culpable por salir de noche y Laura Luengo de querer salir a correr, ambas culpables de ejercer su libertad y cada cierto tiempo tenemos el «qué viene el lobo machista ” que quiere empujar a las mujeres a no salir de casa. Porque al final, SIEMPRE, SIEMPRE la víctima es juzgada y mirada con lupa: “llevaba Falda”, “iba borracha”, “salió de noche”, “si se fue con uno era por algo” y no olvidamos casi por completo del culpable, que casualmente siempre es un hombre y a veces con algún que otro caso parecido igual detrás.

Queda claro que los derechos de los hombres no se cuestionan, mientras que los derechos de las mujeres son siempre una incógnita y al final, en la ecuación siempre es la mujer la que sale perdiendo, es ya momento de que hablemos de “terrorismo machista” y dejar de tratar estos casos como si fuesen sucesos o hechos aislados porque no lo son, lo cierto es que el caso Alcasser pasa casi todos los días y mientras no lo tratemos debidamente y con perspectiva de género no acabará nunca.

Voy a ir acabando, pero me gustaría recomendaros el libro de Nerea Barjola: Microfísica sexista del poder que habla sobre esto con mucha más contundencia y claridad que yo.

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