Nuestro renacimiento fue una bendición para los pueblos históricamente marginados de Siria, incluidos los kurdos y los yezidíes.
Por Sinam Sherkany Mohamad / Syrian Democratic Times
Han pasado cuatro años desde que los tanques turcos entraron en Afrin, en el norte de Siria, en enero de 2018. Los funcionarios turcos se aprovecharon descaradamente de la confusión internacional sobre la situación en Siria y dieron falsas excusas sobre “proteger” a los turcos del terrorismo. Los aviones de guerra turcos lanzaron bombas desde el cielo sobre la población civil.
Nuestras Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), incluidas las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) y las Unidades de Protección de la Mujer (YPJ), lucharon valientemente para defender la región. Pero después de dos meses, Afrin cayó. El ejército turco y las milicias sirias respaldadas por Turquía, irrumpieron y han estado causando estragos y aterrorizando a la población local desde entonces.
Afrin fue un centro de democracia antes de la ocupación turca y desde el comienzo del levantamiento sirio. Después del levantamiento, Afrin se había convertido en un lugar donde florecían la igualdad de género, las instituciones democráticas, la diversidad religiosa, el secularismo, el arte y la cultura.
La Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES) se fundó en 2015, e incluyó a Afrin como uno de sus cantones. Más del 40 por ciento de los puestos oficiales de poder estaban ocupados por mujeres. Las YPJ, famosas por las mujeres kurdas que lucharon contra ISIS, se fundaron en Afrin. Nuestro renacimiento fue una bendición para los pueblos históricamente marginados de Siria, incluidos los kurdos y los yezidíes. Esa es una gran razón por la que Turquía invadió: vinieron a detener nuestro progreso.
Algunos en la comunidad internacional asumen erróneamente que si Turquía abandona Afrin, la región volvería a estar bajo el control del gobierno de Bashar Al Assad. Ese no es el caso. Si Turquía se fuera de Afrin, volvería a estar en las buenas manos democráticas de la AANES, y no bajo el control autoritario de Al Assad. La región podría volver a albergar un florecimiento inspirador de un nuevo tipo de cultura democrática en Oriente Medio.
Más de 200.000 personas han sido desplazadas de Afrin desde que comenzó la ocupación militar turca, en marzo de 2018. Estas personas desplazadas son predominantemente kurdas, algo que es una limpieza étnica intencional por parte de Turquía, una extensión de la guerra de Turquía contra los kurdos. Solo alrededor del 20 por ciento de las personas desplazadas han podido regresar a sus hogares. ¿Qué han encontrado? Todos los electrodomésticos, muebles, decoración del hogar y cualquier otra cosa de valor, han sido robados de su casa. En muchos casos, la casa misma ha sido vendida a un miembro de la milicia. En mi caso, mi hogar en Afrin, mi hogar donde reí, amé y viví con mi familia, se convirtió en un centro para que los miembros de la milicia local atormentaran e interrogaran a las personas.
No son sólo nuestras casas las que han sido robadas. Más del 70 por ciento de las tierras agrícolas en la región de Afrin han sido saqueadas o apropiadas para su uso por parte de entidades turcas. Esto incluye una gran cantidad de olivares, los olivares por los que Afrin es famoso. Ahora, sus aceitunas son robadas y vendidas a Turquía para convertirlas en aceite de oliva, etiquetadas falsamente como productos originarios de Turquía.
Las mujeres que permanecen en Afrin están siendo sometidas a una campaña sistemática de terror para mantenerlas en el hogar, temerosas y obedientes. Se ha informado ampliamente sobre secuestros, agresiones sexuales y asesinatos. No existen buenos datos cuantitativos sobre cuántas mujeres se ven afectadas, pero solo en 2021 hubo 84 casos reportados de mujeres asesinadas luego de un secuestro, y 70 casos reportados de agresión sexual a mujeres, perpetrados por milicias respaldadas por Turquía.
Los escolares de la región están siendo sometidos no solo a la turquificación -como aprender el idioma y la historia turcos en lugar del propio-, sino también a aplicar prácticas islámicas como la segregación de género en las escuelas. Los niños pequeños ahora están siendo segregados en sus aulas, mientras que antes de la ocupación los niños y las niñas estaban en las mismas aulas y recibían una educación laica.
Todos los marcadores de una ocupación extranjera están en Afrin. Los residentes locales que permanecen se ven obligados a llevar una identificación turca y usar la lira turca como moneda. Las personas que critican a los ocupantes, que están acusadas de estar relacionadas con la AANES o las FDS, o que simplemente son inconvenientes para los ocupantes, a menudo son sacadas ilegalmente de Siria para enfrentar un juicio simulado en un tribunal turco y retenidas en Turquía.
La ocupación turca viola el derecho humanitario, la soberanía estatal, los principios de la ONU sobre el uso de la fuerza. Viola la dignidad y la justicia básicas. Viola a las mujeres, los niños y las minorías étnicas y religiosas. Y viola la paz y la estabilidad de nuestra región.
Durante cuatro años, hemos pedido a la comunidad internacional que actúe para detener la horrible ocupación de Afrin. Hoy, la necesidad de que la comunidad internacional actúe es más urgente que nunca. Si no actuamos a corto plazo, podemos perder una generación de jóvenes que crecerán creyendo que Turquía es una presencia legítima en Afrin. Seamos claros: la presencia de Turquía en Afrin es ilegal, ilegítima e inexcusable.
Turquía debe abandonar Afrin ahora y permitir que la gente regrese a sus hogares.
Traducción: Kurdistán América Latina
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