Adolfo Bárcena, otra de las sangrientas sombras de la transición

Las circunstancias que acompañaron a la muerte del joven Adolfo Bárcena nunca pudieron ser aclaradas, ya que la única versión de los hechos, al carecer de testigos en el trágico momento, fue la que ofreció la guardia civil. 

Por Angelo Nero

El periodista de El País Enric Canals, firmaba un artículo, fechado en Barcelona el 22 de febrero de 1977, titulado: “Tordera: sepelio del joven muerto por un guardia civil”. La pequeña pieza periodística daba un breve relato del entierro y del suceso, sucedido dos días antes:

A las tres de la tarde de ayer se celebró en la localidad de Tordera, situada a 58 kilómetros de Barcelona, el sepelio de los restos mortales del joven Adolfo Bárcena López. El muchacho, de veintidós años de edad, resultó muerto en la madrugada del domingo al ser alcanzado por un disparo efectuado por un cabo de la Guardia Civil de la vecina localidad de Hostalrich en circunstancias aún no aclaradas.

Las diversas versiones coinciden en afirmar que el mencionado joven solía cenar en las noches de los sábados en el bar Sport, de esta última localidad, al que acudía en unión de varios amigos. Al parecer, una vez terminada la cena, Adolfo Bárcena se encontró las ruedas de su vehículo deshinchadas, por lo que decidió empujar su automóvil hacia una gasolinera cercana. Allí habría intercambiado unas palabras con un cabo de la Benemérita, tras lo cual, según manifestaciones de los acompañantes del joven, sonó un disparo.

Otras versiones aluden a un frenazo que el joven habría realizado con su vehículo frente al cuartel de la Guardia Civil, motivo por el cual el agente del orden habría llamado su atención, tras lo cual se habría producido uña pequeña discusión que habría motivado el disparo que le causó la muerte.

Al acto del sepelio acudió todo el Vecindario de Tordera en masa, así como vecinos de las localidades vecinas de Blanes y Hostalrich.”

Las circunstancias que acompañaron a la muerte del joven Adolfo Bárcena nunca pudieron ser aclaradas, ya que la única versión de los hechos, al carecer de testigos en el trágico momento, fue la que ofreció la guardia civil. Esta acreditado que después de la medianoche, cuando iba en compañía de cuatro amigos, vecinos como el de Torderá, para ver el Rally Costa Brava, al pasar por el municipio de Hostalric, frenó bruscamente, tal vez por que se le cruzó un gato, frente a la casa cuartel de la benemérita, para detenerse unos metros después frente al bar Parrufu, donde sus amigos se bajaron del coche, que Adolfo condujo hacia la parte trasera del local, donde lo aparcó, entrando a continuación en el local, para reunirse con ellos.

Mientras los amigos cenaban, una pareja de guardias civiles, el sargento Juan Guerrero García y el cabo José García Carballo, acompañados del sereno Javier Noguera, inspeccionaron el vehículo, que les había parecido sospechoso, y siendo incapaces de leer la cédula identificadora, deshincharon dos de las ruedas, para dificultar su movilidad. Los acompañantes de Adolfo salieron del bar y se encontraron con los guardias y el sereno, que les pidieron su documentación, mientras que el joven que se había retrasado para pagar, decidió salir por la puerta de atrás, tal vez porque no llevaba su identificación encima y quería evitar problemas con los agentes de la ley. Cogió su coche y pasó frente al bar, lo más probable es que con la intención de recoger a sus amigos, pero se encontró con el sereno que, al reconocer el vehículo, alertó a los guardia civiles, uno de los cuales, el cabo José García Carballo, subió a otro coche y fue en su persecución. Pasaron unos minutos y se escuchó un disparo. Era el que mató a Adolfo Bárcena López. El guardia civil argumentó que al intentar detenerlo el joven se había abalanzado sobre él, y que había disparado al sentirse amenazado.

El cabo de la guardia civil fue declarado “no culpable” y continuó con su carrera militar, alcanzando el grado de capitán.

En 2017 un documental, “Sombras de la Transición: el caso Adolfo Bárcena”, dirigido por Quim Fors y Santi Barrera, recuperaba su historia, cuarenta años después de su asesinato. “El documental aporta, mediante la voz de 20 testigos y numerosos documentos inéditos hasta ahora, respuestas a la mayoría de los interrogantes abiertos. Sin embargo los hechos se contextualizan en el período de la transición de la dictadura a la democracia y mediante una revisión del fenómeno migratorio de los años 50 y 60 en Tordera”, declaraban los autores en el estreno de la película.

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