Los pueblos indígenas ocupan sólo el 15% del territorio mundial, pero protegen el 80% de la biodiversidad que queda en el planeta, según datos del Banco Mundial. Al igual que ocurre con otras poblaciones, las acciones de las comunidades indígenas son las que menos afectan a la naturaleza, ya que actualmente viven de sus artesanías con una producción de bienes útiles como sillas de comedor baratas, tejidos, hamacas, entre otras piezas que venden para poder vivir. Lamentablemente, los indígenas se encuentran entre los grupos que sufren con mayor intensidad las consecuencias del cambio climático.
En las poblaciones indígenas, los efectos de la crisis climática se reflejan en la vulnerabilidad de sus ecosistemas, expuestos a riesgos repentinos en su identidad, estrechamente relacionados con la tierra, su ancestralidad y sus espacios sagrados; así como en la pérdida de territorios, ya que, como indica Oxfam, las poblaciones vulnerables de los países en desarrollo tienen cinco veces más probabilidades de ser desplazadas por desastres derivados de fenómenos meteorológicos extremos repentinos.
Además del cambio climático, y a pesar de su organización y resistencia, las poblaciones indígenas también se han visto históricamente desplazadas por la colonización de otras culturas. El avance de las megacorporaciones y el asentamiento de otras poblaciones en sus territorios constituye otro motivo de desplazamiento.
Con un bagaje cultural, alimentario y lingüístico diferente, cuando las familias y los grupos indígenas se trasladan a comunidades de otras culturas, la integración puede resultar complicada. Para facilitar la inclusión de las poblaciones indígenas desplazadas, las comunidades de acogida pueden llevar a cabo múltiples acciones:
– Reconocer sus habilidades tradicionales. La indiferencia hacia su cultura y sus medios de vida tiene repercusiones tanto emocionales como económicas. Un estudio de UNICEF indicó que la marginación y el sentimiento de aislamiento social que sienten particularmente los jóvenes indígenas, (tanto en sus propias comunidades como en las comunidades de acogida), contribuye a la tasa de suicidio más alta de América Latina entre los adolescentes indígenas Valorar los conocimientos con los que llegan disminuye el sentimiento de desarraigo y favorece la inclusión.
– Priorizar las compras locales y familiares: La Organización Internacional de la Propiedad Intelectual indica que los pueblos indígenas en general son conscientes del valor comercial de sus conocimientos, pero desde ropa hasta artículos farmacéuticos, muchos de sus productos aparecen reproducidos por terceros en el mercado. Comprar a los indígenas que se asientan en nuevas comunidades, favorece la estabilidad económica de las mismas.
– Honrar la magnitud comunal de su cultura. Sus derechos colectivos sobre tierras, territorios y recursos están definidos en la Declaración de la ONU sobre los Derechos de los Indígenas (artículos tres y veintiséis). La posesión colectiva de tierras ancestrales es una de las formas más importantes de autodeterminación de los pueblos indígenas y se ve directamente afectada en el momento del desplazamiento. Sin embargo, otros aspectos de su identidad también cumplen esta característica comunitaria, como la toma de decisiones y la crianza colectiva.
– Sensibilizar sobre la falta de documentos de identificación: Según ACNUR, la población indígena desplazada es la más propensa a carecer de documentación como cédulas de identidad, partidas de nacimiento o certificados de matrimonio. Aunque es responsabilidad de las instituciones del Estado otorgar este tipo de papeles, lo que sí pueden hacer las comunidades receptoras es comprender y empatizar cuando, en determinadas circunstancias, una minoría desplazada carece de documentos y requiere acceder a trámites o servicios.
– Procurar medios alternativos de comunicación y apertura a otros idiomas: En Guatemala, la CIDH ha hablado de la falta de adaptación cultural en los servicios sociales, como la salud, y esto corresponde al Estado. Sin embargo, para existir en una comunidad, la comunicación será necesaria de manera recurrente, por lo que el aprendizaje y la enseñanza de conceptos básicos de los diferentes idiomas involucrados facilitará la interacción y la creación de vínculos.
El apoyo a las poblaciones desplazadas es necesario para una convivencia sana e incluso productiva, pero es importante recordar que además de la integración de estas personas, se debe trabajar en la prevención del desplazamiento climático con estrategias como la preparación para desastres, la planificación del uso de la tierra, la conservación del medio ambiente y los planes nacionales de desarrollo sostenible.
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