La seguridad alimentaria y la salud humana se ven seriamente amenazadas por el hacinamiento de las gallinas en las jaulas.
Por María Villaluenga – Equalia
Un folio DIN A4. En ese espacio viven durante su «acortada» vida millones de gallinas en España, en concreto, más del 77% de las gallinas ponedoras. Es la porción que les corresponde en la jaula que ocuparán, junto a otras gallinas, el resto de sus días. Este dato es claustrofóbico, pero no es el peor.
Aunque no se entienda del tema, solo basta ver una jaula con gallinas ponedoras y darse cuenta del lamentable estado en el que viven. «Los sistemas de cría de animales deben permitir una buena calidad de vida de los animales», es una de las afirmaciones que recoge el informe que, en febrero de este año, emitió la Federación de Veterinarios de Europa respecto al uso de jaulas en la producción de huevos. Manifestaron la necesidad de realizar una revisión crítica de las jaulas enriquecidas, ya que impiden a las gallinas desarrollar comportamientos básicos de su especie, como extender las alas o escarbar. Para ello, piden que se sustituyan las jaulas por sistemas alternativos, que permitan a las aves algo tan simple como moverse.
Pero ojo, dentro de los sistemas alternativos, hay uno en concreto disfrazado de bienestar animal, cuando en realidad tiene dos caras. Es el llamado combi, formado por la disposición de jaulas en varios niveles, con la peculiaridad de que se pueden abrir para que las aves no estén todo el tiempo encerradas. El hecho de que pueda encerrarse a las gallinas, y transformarlo así en un sistema tradicional, no puede considerarse una alternativa válida, ya que sigue siendo un sistema que emplea jaulas. Así lo ha manifestado en un comunicado GCAV (Global Coalition for Animal Welfare), una coalición de las empresas más importantes del sector alimentario por el bienestar animal, rechazando públicamente como sistema libre de jaulas el sistema combi.
Eliminar totalmente las jaulas es la única solución que puede evitar estos problemas de bienestar animal y, transversalmente, de otros ámbitos. La seguridad alimentaria y la salud humana se ven seriamente amenazadas por el hacinamiento de las gallinas en las jaulas. Son varios los estudios que afirman que la elevada densidad de aves enjauladas conlleva la prevalencia, persistencia y desarrollo de salmonela, en comparación con las alojadas en suelo.
Aparte de todas estas evidencias científicas, se necesitaba el empujón de las instituciones, voluntad política para legislar por el fin de un sistema obsoleto que, además, conlleva riesgos. Hace años que empezó un movimiento, a nivel europeo, en este sentido. En 2018, se puso en marcha la ICE (Iniciativa Ciudadana Europea), impulsada por la organización Compassion in World Farming, End the Cage Age (Fin de la Era de las Jaulas), que hasta junio de este año recibió más de 1,4 millones de firmas. Con un apoyo tan apabullante, el Parlamento Europeo llevó la iniciativa a votación, obteniendo de nuevo una indiscutible mayoría. Ahora está en manos de la Comisión Europea, que ya ha adelantado que va a presentar un proyecto legislativo, a finales de 2023, para la prohibición de cualquier sistema de jaulas en la cría de animales con fecha 2027.
Este anuncio forma parte de una revisión integral de las leyes de bienestar animal que está llevando a cabo la UE. La estrategia Pacto Verde Europeo, y su eje central De la Granja a la Mesa, se impulsaron para preservar la sostenibilidad y el medio ambiente. Para ello, se han tenido en cuenta todos los factores que influyen en la transición hacia sistemas agrícolas más éticos y sostenibles, entre los que forma una parte integral el bienestar animal.
En España, vamos dando pasos más sutiles, pero avanzando. Teniendo en cuenta la necesidad de un apoyo institucional, desde Equalia estamos trabajando, a nivel autonómico, para que se impulse el abastecimiento de huevos de gallinas libres de jaulas en los comedores públicos que dependen de la Administración regional. Ya son varias las CC AA que han registrado la iniciativa como proposición no de ley y dos de ellas, Comunidad Valenciana y Baleares, la han votado a favor en sus parlamentos.
El papel de los consumidores y consumidoras es fundamental para que estas medidas tengan éxito. Cuando se les ha sondeado, su respuesta no ha dejado lugar a dudas: abogan por los alimentos obtenidos de forma más ética y sostenible. Las empresas alimentarias son conscientes de esta tendencia y ya son muchas, nacionales e internacionales, las que se han adelantado a la futura legislación europea y se han comprometido a dejar de comercializar huevos de gallinas criadas en jaulas. Para facilitar el acceso a esta información, Equalia ha creado la herramienta informativa MejorSinJaulas.org, donde se asigna a supermercados y a empresas alimentarias el código de colores de un semáforo, según su política respecto al uso o venta de huevos provenientes de gallinas enjauladas.
El fin de una era tiene fecha en el horizonte. Es ya una realidad.
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