Por Lyudmila
Ayer, día 8 de septiembre, se celebró el Día de Extremadura. Es pues un buen momento para recordar la historia revolucionaria de Extremadura, una historia que fue borrada de la memoria a base de sangre durante el franquismo. Extremadura, una parte de esa España del profundo latifundio, está escrita con letras de lucha, con letras de recuperación de los derechos robados a la clase obrera.
Sin duda sería de igual modo un buen momento para dar luz a la lucha de la Asociación 25 de Marzo por cambiar el día de Extremadura al 25 de Marzo. ¿Por qué el 25 de marzo? Muy sencillo, porque es el día que más representa el espíritu de revolución de esta tierra.
El 25 de marzo a las 5 de la madrugada, 60.000 campesinos perfectamente organizados y armados con sus aperos de labranza, se dispusieron a tomar y cercar las tierras de los grandes latifundistas. Estos campesinos estaban organizados por la Federación Española de Trabajadores de la Tierra (FETT), rama agraria de la Unión General de los Trabajadores (UGT). Se asentaron del orden de 81.197 campesinos y yunteros en un total de 238.797 Has, un 40% de las tierras que componían los latifundios de Extremadura.
Y entonces llegó el golpismo genocida, es donde entra borrar de la memoria de un pueblo acostumbrado a levantar el puño, su enorme pasado de dignidad. El 14 de agosto de 1936, las tropas del general Yagúe entraron en Badajoz, provincia de Extremadura con más tradición socialista, anarquista y comunista. Y se vino la debacle, la masacre, el genocidio. Las intenciones del franquismo, no eran otras que borrar de la memoria del pueblo extremeño su pasado de luchas. El 10% de la población pacense, fue exterminado tiñendo la tierra de sangre revolucionaria.
Por toda esta historia, por justicia y, sobre todo por memoria, el día de Extremadura ha de ser el 25 de marzo. Todos los extremeños que somos capaces de sentir, se lo debemos a quienes dieron su vida por los derechos, la dignidad de los trabajadores y por la libertad.
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