Trabajo a mil millas de aquí
En un sendero negro lleno de muertos
En las cunetas lloran sin sangre
Los esqueletos
Y dirigen sus palabras
A sus hermanos diestros
¡Sacadnos de aquí!
No somos cabestros
No somos animales
Ni estamos tan lejos
Queremos
La tenue respiración
De los nuestros
Cuando nos recen a oscuras
Cuando nos lloren sin tiempo
Trabajo a mil millas de aquí
Y en todos los senderos
Lo mismo veo
Una hilera de presagios
Contemporánea en el silencio
Luchadores valientes
Mujeres tejiendo
Esa mortaja de resignación
Y no quiero verlo
Porque aunque los muertos no estén
Yo los sigo viendo.
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