La despenalización del aborto es una victoria para las mujeres allá donde se produce y no podemos permitir pasos atrás, pero tampoco debemos dejar de estar alerta y recordar que, mientras gobierne el sistema capitalista, cualquier derecho adquirido tiene un precio que pagar.
Por Reme Madrona| Activista feminista
No debe la clase trabajadora pensar nunca que ningún derecho le es concedido gratuitamente en un mundo capitalista.
No debemos pensar nunca las mujeres que algún avance legislativo nos es otorgado sin pagar un precio a cambio en este sistema patriarcal.
El 28 de septiembre se celebra el día internacional por el derecho al aborto seguro.
No sé bien por qué, pero últimamente vengo observando que se prefiere para esa cita la denominación de “Día internacional de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres”. De entrada, pudiera parecer que con esa frase se defienden más derechos para nosotras. Sin embargo, no puedo evitar pensar que ocultar la palabra aborto, que nombra un hecho propio exclusivamente de las mujeres, y destacar en su lugar derechos que podrían llegar a aplicarse tanto a mujeres como a hombres, tiene otro fin que el de ampliar los nuestros.
Y es que últimamente estamos viendo agrandarse el ataque neoliberal contra nosotras en ese mercado global que es el comercio de madres y bebés, llamada gestación por sustitución, subrogación gestacional o vientre de alquiler. Y como no podía ser de otra manera, la industria de la explotación reproductiva de mujeres usa todos los recursos a su alcance para difundir y hacer más aceptable lo que no es más que un afán infinito por ganar más y más.
En este intento se valen de principios universales como la libertad individual, que es, por supuesto, la de la mujer para decidir ser madre por contrato y vender o regalar su bebé; el derecho a formar una familia, que es el derecho a tener descendencia biológica y, ahora también, el derecho reproductivo: el derecho a ser padres o madres, como sea.
En los contratos que se celebran para adquirir una criatura mediante el alquiler de su madre, se incluyen cláusulas que garantizan la posibilidad de abortar fetos con taras o realizar reducciones embrionarias si, tras la implantación múltiple, maduraron más huevos de la cuenta. Y es necesario que la práctica sea legal en unos plazos considerables.
Es fundamental para el mercado reproductivo una legislación propicia a la interrupción voluntaria del embarazo allá donde se lleva a cabo todo el “trámite”. Es cierto que, si esto no es posible, los agentes intermediarios resuelven el problema trasladando a la madre a otro país que sí lo permita. Pero hay que reconocer que la comodidad de realizar todo el proceso en el país de los compradores no tiene precio.
En Ucrania, país de referencia en vientres de alquiler, el aborto está permitido hasta la semana 24. Muy oportuno para el negocio de compraventa de bebés-productos.
Por eso las feministas sospechamos de despenalizaciones, propuestas de mejoras o legislaciones favorables al aborto en aquellos países donde se está legislando al mismo tiempo para regular la “gestación subrogada”, ya sea solidaria o comercial.
Esto está pasando en Latinoamérica: Cuba permite el aborto y desde el 2022 también la “gestación solidaria”. Argentina despenalizó el aborto hasta la semana 14 en diciembre de 2020 y desde entonces la industria reproductiva no ha parado de promocionar una práctica que en ese país no está explícitamente prohibida y, por tanto, está permitida. Colombia tiene mandato de su Corte Constitucional de regular la “subrogación uterina para la gestación” desde agosto de 2022. Desde febrero de ese mismo año este país permite el aborto hasta la semana 24.
El 6 de septiembre nos despertamos con la buena noticia de que el Tribunal Supremo de México había despenalizado el aborto a nivel federal. Y eso gracias a la intervención de asociaciones feministas. ¡Qué alegría para nosotras!… Y qué oportuno.
Porque resulta que tan solo unos días antes, el 30 de agosto, se celebró en Sinaloa un conversatorio sobre Maternidad Subrogada y, oh, sorpresa, el Congreso de Estado recogió en su página como noticia de ese mismo día que
El Congreso del Estado de Sinaloa tiene apertura para legislar sobre la “maternidad subrogada”, pero respetando los derechos humanos de las mujeres y de la niñez, y siempre humanizando el embarazo, parto y postparto, afirmaron diputadas y diputados.
En México sólo los estados de Sinaloa y Tabasco permiten legalmente la práctica del “alquiler de vientres”, la industria requiere la legalidad del aborto a nivel federal para que también pueda legislarse así la compraventa de bebés.
Por otra parte, la supuesta asociación feminista que reclamaba la despenalización del aborto ante la Corte Suprema del estado federal es GIRE (GRUPO DE INFORMACIÓN EN REPRODUCCIÓN ELEGIDA), organización que se declara abiertamente a favor de la regulación de la gestación subrogada.
La despenalización del aborto es una victoria para las mujeres allá donde se produce y no podemos permitir pasos atrás, pero tampoco debemos dejar de estar alertas y recordar que, mientras gobierne el sistema capitalista, cualquier derecho adquirido tiene un precio que pagar.
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