La RDA surgió como una alternativa a la República Federal de Alemania Occidental, que rápidamente se convirtió en un baluarte del capitalismo y el imperialismo occidental durante la Guerra Fría.
Por Raffael Schöberl | 7/10/2024
El 7 de octubre de 2024 se cumple el 75º aniversario de la fundación de la República Democrática Alemana (RDA). Para muchos, la RDA sigue siendo un símbolo del intento de realizar el socialismo en suelo alemán, una alternativa a la explotación capitalista y al dominio imperialista. Aunque la RDA ya no existe hoy, sus ideales y su legado siguen siendo relevantes para la clase trabajadora en todo el mundo.
En 1949, después de la devastadora destrucción de la Segunda Guerra Mundial, Alemania Oriental se levantó de las ruinas de la Alemania fascista. Las circunstancias de aquel momento ofrecían una oportunidad histórica: la liberación por parte del Ejército Rojo, la victoria de las fuerzas antifascistas y la completa destrucción del imperialismo alemán allanaron el camino para un cambio social radical. El establecimiento del primer estado obrero y campesino en Alemania se convirtió en una esperanza para millones de personas que soñaban con una vida sin explotación.
La RDA surgió como una alternativa a la República Federal de Alemania Occidental, que rápidamente se convirtió en un baluarte del capitalismo y el imperialismo occidental durante la Guerra Fría. Mientras corporaciones como Krupp y Siemens recuperaron poder e influencia en la República Federal de Alemania, la RDA se basó en la nacionalización de los medios de producción y la creación de una economía socialista planificada. La educación, la salud y el trabajo estaban garantizados para todos, logros que sólo existen de forma fragmentaria en la Alemania capitalista actual.
Desde el principio, el socialismo en la RDA estuvo sujeto a una abrumadora hostilidad externa. La Guerra Fría dividió no sólo a Alemania sino también al mundo en dos bloques, y la RDA se encontró a la vanguardia de la batalla entre el socialismo y el capitalismo. Las potencias occidentales hicieron todo lo posible para desestabilizar a la RDA: sanciones económicas, guerra ideológica y, por último, pero no menos importante, apoyo a las fuerzas de oposición que se suponía que devolverían el status quo capitalista.
La contrarrevolución en la RDA en 1989/90 no fue el final de la lucha por un orden social socialista. Al contrario: las décadas transcurridas desde la “reunificación” han demostrado de manera impresionante que el capitalismo no puede resolver los problemas de la explotación, la pobreza y la guerra. En la Alemania unificada de 2024, volverán a prevalecer profundas desigualdades sociales, una crisis inmobiliaria, condiciones laborales precarias y políticas que actúan en beneficio de los ricos y poderosos.
El primer intento de socialismo en suelo alemán ya no existe. Pero este no es el final de la historia. Más bien, debemos aprender de la historia, analizar los errores y sacar las conclusiones correctas para que algún día el capitalismo pueda ser superado no sólo temporalmente, sino permanentemente.
En tiempos de crisis globales, está claro que el orden mundial capitalista ha llegado a su fin. Puede que la RDA haya fracasado, pero su sueño de una sociedad sin explotación, sin hambre y sin guerra sigue siendo tan relevante como siempre.
La historia nos muestra que el camino hacia el socialismo no es fácil. Pero también muestra que es posible construir una forma alternativa de sociedad basada en la solidaridad, la justicia y la igualdad. Depende de nosotros continuar esta lucha.
Raffael Schöberl es portavoz del Partido Laborista en Alta Austria.
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